El gatillazo de Don Dionisio

Jueves, 30 de Abril de 2020

Mi amiga y compañera Diana Fernández, la competentísima Secretaria de redacción de Sobremesa, me manda un montón de cartas de hedonistas en apuros, de buenas gentes aficionadas al buen vivir que se han quedado aisladas y desean que alguien con criterio les eche una mano. José Manuel Vilabella

Las cartas pasan de un centenar y como parece que esto va para largo y que la ventolera va a durar más de lo previsible, y en espera de que Sobremesa vuelva a salir con la regularidad acostumbrada, el firmante, consciente de su deber, saca pecho y grita a la ciudadanía: “¡Aquí estoy, acudid a mí, pecadores del lujo y del despilfarro, amantes de las grandes cenas y de los opíparos desayunos, fumadores de habanos, consumidores de centollos del Cantábrico y de cociditos madrileños, enamorados de las lentejas y del beluga, entusiastas de la gula y la lujuria, enemigos de la envidia y la codicia, lectores habituales de Sobremesa, amigos todos!”. Entre las cartas recibidas hay algunas muy interesantes de sesentonas exuberantes y bellísimas que, picaronas, me guiñan un ojo y me sonríen de forma seductora; abundan las de miembros de la nobleza separados y recluidos en sus pisos lujosos y, qué sorpresa, una de don Juan Carlos I, el llamado por la ciudadanía Rey Emérito. La del Borbón, que no pasa por sus mejores momentos, todo hay que decirlo, requiere reflexión por mi parte. El que escribe es republicano y librepensador, pero no es ajeno al sufrimiento de un ser humano al que han pillado en un renuncio y con el carrito del helado. Porque, le dice uno a su coleto y lo comento en confianza con ustedes, qué monarca no ha tenido un descuido, un fallito, un despiste, un tropezón, un hijito bastardo y no reconocido; en fin, futilezas; es que, acaso, no merece una segunda oportunidad un nonagenario que, dejándose llevar por las tentaciones del perverso Satanás, ha sido descubierto in fraganti con una rubia platino. Estén atentos. En un futuro próximo, contestaremos a Su Majestad con la educación y el respeto al que estamos obligados y que, como ciudadano, merece.

 

Hoy nos ocuparemos de don Dionisio Alburquerque de Heredia y Montalvos, fontanero, nacido, criado y residente en Guarromán, casado tres veces, separado otras tantas, padre de veinte hijos reconocidos y más de cincuenta probables, obeso, tocador de bandurria, entusiasta de Conchita Piquer, seguidor del Manchester, jugador de dominó y conocido en media Andalucía por el mal nombre de ‘el Trípode’. Su consulta, mi querido don Dionisio, me pareció sorprendente y directa. Se explica usted con claridad, no se pierde por los cerros de Úbeda y va al grano. Me confiesa que hace unas semanas que ha perdido facultades, que no es el mismo, que se fatiga cuando hace el amor a pesar de que, y cito  textualmente: “Un servidor come como un gorrino, con ansia cerduna; vamos, como siempre he comido. Que no me falten mis tajadas de buen tocino, mi pan y mi vino de pitarra, mi queso de oveja y todo tipo de manjares de esos que se pegan al riñón. No es por presumir pero me zampo al almuerzo un pollo asado con patatas; no como esa mierda de pollo que comen ustedes en la ciudad; los míos son de confianza, esos que picotean en la mierda en libertad y que alimento para que tengan la carne negra y prieta con granos de buen maíz”. Don Dionisio me dice que le asesore y le diga qué alimentos son afrodisiacos y evitan los fallos, vulgo gatillazos, de los amadores de reconocido prestigio. Yo, mi admirado don Dionisio, le puedo asegurar que su dieta es oportuna, tal vez debería usted reforzarla con ostras y mariscos variados; unas gambitas de Huelva y unos langostinos atigrados siempre fueron apropiados para los casanovas prepotentes. Y lo que sí le recomiendo es que no dramatice. El mejor escribiente echa un borrón. Un gatillazo es molesto, lo sé, pero tenga en cuenta mi querido amigo que, según me dice, tiene usted noventa y dos años cumplidos por San Silvestre. Y la edad, querido amigo, me temo, ay, que no perdona.    

 

 

SOBREMESA no comparte necesariamente las opiniones vertidas o firmadas por sus colaboradores.

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.