Para ti que tienes Instagram

Como ya sabe todo el mundo, y no solo el winelover, si hay algo que ha adquirido protagonismo -más si cabe- durante el confinamiento, han sido las redes sociales y, en concreto, IG. Santiago Rivas
Esta situación está teniendo una consecuencia. Y es que mucha gente ha salido del Estado de Alarma con el ideón de crearse una cuenta que verse sobre vinos, o bien potenciar de contenidos la que ya tenía. Sí, 2020 parece que también va a traer un rebrote de perfiles dedicados a la cultura vínica. Por ello voy a dar estos consejos, para que, si algún sobremeser se quiere aventurar en este mágico mundo, lo haga de la mejor manera posible.
Ahí van. Empezamos.
- Por si no se intuía por el título del texto, la red social para desarrollar esa gran ocurrencia que habéis tenido tiene que ser Instagram que, además de ser la más visual, es la más buenrollista. En Twitter todo el mundo se odia muchísimo. Y en Facebook no hay nadie.
- Si no tenéis cuenta en IG, os la creáis. Evitad poner vuestro nombre real (a no ser que seáis alguien famoso en plan Bertín Osborne) y poned uno gracioso como Mr. Ganevates o Sra. Tondonias. Hasta la contraseña de la cuenta tiene que ser un vino chulo en plan “Gonon2020”. Tenéis que vivirlo todo muy intensamente.
- Bien, ya estáis dentro. Ahora hay que subir la primera foto. Tiene que ser un pepinazo de vino para atraer la atención. Recordad que solo importa la foto, por lo que no hace falta abrir una botella. De hecho, os podéis ir a una tienda, y hacerle una foto a una etiqueta que nunca compraréis.
- Pero tampoco os paséis. Sería difícil de creer una imagen de un Petrus o Screaming Eagle si no se os ve bebiéndolo o, al menos, al lado de la botella.
- Lo suyo es empezar con algo muy bueno, muy famoso, con mucho predicamento y que no sea nada difícil de conseguir: Ganevat, Suertes del Marqués, Remelluri Blanco, Corullón… cosas así.
- La foto tiene que ser bonita y que deje ver bien la etiqueta y la añada. Yo creo que ya todo el mundo tiene un smartphone con una buena cámara. Si no es así, y seguís con un móvil de esos de terrorista, os tenéis que hacer con uno. No queda otra.
- El texto que acompañe a la foto, también llamado entre los profesionales “copy”, debe ser corto y, si te da, ingenioso. Pero abstente de hacer titulares “Marca” -prohibidos los juegos de palabras (aún recuerdo con escalofríos el “Van Maal”, cada vez que el Barça de Van Gaal perdía)- o dobles sentidos lamentables con productores como Jean Foillard o Cogno.
- Los hashtags: muy importantes. No pongáis muchos, pero nunca os olvidéis de #winelover #wine #winestagram #instawine #winetime y similares. Los muy específicos, si están hechos con gracia, aunque no den visibilidad, también molan #poniendomecomoLasGrecas #dondesecompracocaina #masmaloqueeltabaco
- Evitad los hashtags que queden egocéntricos en plan #influencer #supervida #soisasquerosos #queputadaesnoseryo.
- Cada cierto tiempo -un par de veces al mes- tenéis que subir una foto de vosotros bebiendo. Esto, al personal, le gusta mucho. Si estáis de buen ver, no os cortéis y enseñad cacho. Si sois seres humanos horrendos, jugad con las luces y puntos de fuga para que no se os vea mucho.
- Si tenéis dudas de si sois feos o guapos, mandadme un privado a @colectivodecantado y yo mismo os contestaré con la mayor de las franquezas. Pista: normalmente si dudáis, es que sois bastante feos.
- Stories. Muy importantes. Vitales. Desconozco la razón, y paso de conocerla, pero los stories generan mucho tráfico que se convierte en nuevos seguidores. Por ello, intentad subir uno cada par de horas. Tampoco forcéis, en el sentido de que, si no os está pasando nada, pues no subáis nada. Pero a poco que se pueda, utilizadlo. Y llenadlo de cosas, desde gifs o musiquita a etiquetados. Que quede cargadito, que de verlo más de tres veces, nos pueda dar un ataque epiléptico.
- Comentarios. Una vez subida una foto, la gente comentará sus cosas. Y no siempre son gilipolleces. Intentad contestar a todo el mundo y dar likes, salvo si el comentario es gratuitamente crítico. En este caso, entonces borradlo y a la segunda que os lo haga, le silenciáis o bloqueáis, ya que se ha equivocado de aplicación. Para insultar está Twitter. IG es para gente feliz. Aquí no caben vuestras mierdas.
- Privados. IG tiene el fallo de que te puede enviar mensajes privados cualquier loco, ya que no hace falta que tu le sigas para que se le habilite esa opción. La política es similar a los comentarios públicos: si son positivos y educados, pues like y/o respondéis. Si son negativos y/o de un maniaco, pues caso omiso y/o bloqueáis. Y si son peticiones sexuales de fototetas o fotopollas, pues también caso omiso. No seáis inocentes.
Y nada más. Si habéis seguido mis consejos en un mes deberíais tener ya los primeros mil seguidores. Si no es así, vosotros seguid, que esto es cuestión de constancia y encima os entretiene gratis.
Eso sí: nunca compréis seguidores, que se nota mucho. Sí, aunque no lo creáis, se nota. Y, por favor, elegid bien los vinos a los que queréis dar visibilidad. No me hagáis el ridículo: si tenéis dudas sobre qué vinos os hacen quedar bien y los que no, seguidme y listo.
SOBREMESA no comparte necesariamente las opiniones vertidas o firmadas por sus colaboradores.