César Serrano

La Mandanga

Viernes, 24 de Julio de 2020

Carlos Caletrio siempre ha sido un tipo solitario, pese a que, llegados los domingos, le gustara confundirse con las gentes que en los alrededores de Las Ventas acudían a alguno de esos festejos programados para los turistas de la temporada baja. César Serrano

[Img #18260]También acometía el ritual en los días grandes de la feria, aunque en este caso poseído de unas enormes ansias de que llegase la tarde y ver descender de los lujosos autos a los grandes maestros, esperando que algún apoderado rumboso se estirase con una de esas entradas que a menudo tenían a mano para los parias de la fiesta. Y después, y si el maestro tenía la tarde, saltar al albero, agachar la rabadilla, apretarse los riñones y echarse al maestro en hombros, llevarlo entre empujones, euforia e histeria hasta el auto y esperar de nuevo a que el Pipo de turno le soltara un sobre con un par de los verdes con los que aguantar las embestidas de la patrona de la Pensión Muñoz, de la que decía “cabecea más que un bicho suelto y despistado”. A Caletrio le gustaba ese mundo de pillos, chulos y carteristas que existía siempre antes de los festejos y que más tarde se diluía por los bares de la zona. Él también acababa perdiéndose por alguna de esas tabernas donde se hablaba de fútbol, de toros y donde, de vez en cuando, sobre todo por el Barahona, dos de sus grandes ídolos, El Fary y Antoñete, jugaban partidas interminables de mus. “A veces –y aquí engola su voz de aguardiente y tabaco– se sentaron en esas partidas gentes de muy arriba, de lo más alto, pero eso queda para un servidor, porque en el mus los mirones callan”.

 

Le gustaba escudriñar sus rostros buscando cualquier señal que le descubriese alguna jugada. No era fácil. A veces pasaba que en algún tic de uno de los ojos de El Fary le parecía descubrir un envido a la grande, o en la forma en que El Maestro se mesaba su mechón blanco creía descifrar un apriétate a la silla que a este par les levantamos, para después ver cómo alguno musitaba tan solo "perete". Aún recuerda la tarde en que, “aplastao” en una silla y en medio de la partida, el de Ventas pegó un respingo mientras el señor Pablo, dueño del local, mandaba “a la puta calle” a un par de chavales que se estaban fumando un peta de “maría”. El Fary pidió a un colega que andaba por el corro que se “aplastara” por él. Salió del Barahona, buscó a los chavales y les dijo: “Aquí quietos”, entonces él se pilló la nave –así llamaba al Mercedes–, se dio una vuelta por la M-30 y volvió con una canción. “¡Eh! A ver, chavales. A ver qué os parece”. Golpeando con los nudillos sobre la chapa del capó comenzó a tararear La Mandanga. Carlos Caletrio cuenta que a uno de los chavales se le escuchó decir: “Fary, esto es un melocotonazo de canción. Con esto la vas a liar”. El Fary, cuenta Carlos, regresó a la barra junto a los dos muchachos, pidió unas cañas y una de bravas y continuó canturreando: “Que dame la mandanga y déjame de tema, dame el chocolate que me ponga bien, dame de la negra que hace un buen olor, que con la maría vaya colocón…”


 

Patatas Bravas


Ingredientes

 

  • 4 patatas medianas
  • ¼ l de AOVE
  • 150 g de tomate natural
  • 1 cebolla
  • 1 pimiento rojo italiano
  • 1 cucharadita de azúcar
  • ½ cucharadita de cayena
  • 1 cucharadita de pimentón picante de La Vera
  • 1 cucharadita de pimentón agridulce también de La Vera
  • ½ cucharadita de colorante alimentario
  • 1 cucharada rasa de harina
  • un chorro de vinagre de Jerez
  • 50 g de punta de jamón
  • sal

 

Preparación

 

Comenzamos haciendo una media cocción con las patatas enteras y sin pelar. Una vez realizada, pelamos las patatas y cortamos en forma de cachelos grandes. A continuación, en aceite abundante, las freímos y añadimos la salsa.


Para la salsa haremos un sofrito a fuego muy suave con los ajos, las hortalizas y la punta de jamón. Una vez esté pochado, añadimos la cucharada de harina, el pimentón, el colorante, el azúcar y el tomate. Dejamos hacer unos 15 o 20 minutos a fuego suave. Vertemos todo en el vaso de la batidora junto al chorrito de vinagre. Batimos y pasamos por el chino.
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