Cosecha histórica
El vino español afronta una de sus vendimias más difíciles
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Suben los contagios, pueblos vitícolas como Alfaro son confinados y hay miedo a que los temporeros enfermen y toda la plantilla tenga que parar. La vendimia de 2020 será recordada como una de las más traumáticas de la historia. Raquel Pardo. Imágenes: Álvaro Fernández Prieto
El escenario de la vendimia en esta cosecha se plantea como uno de los más complicados de la historia del vino español. La pandemia ha traído medidas de seguridad y contención que han afectado a las empresas vitivinícolas de forma severa. Mucho vino no se ha podido vender porque las exportaciones se han parado y, en España, la hostelería ha tenido que echar el cierre muchos meses (en ocasiones, de forma definitiva), con la bajada en ventas que eso supone. La consecuencia es que, en una cosecha que en muchos puntos de España, como Rioja, Ribera del Duero o Cigales, se anuncia excelente, las bodegas están llenas de vino y no pueden, en algunos casos, absorber toda la uva que otros años sí compraban.
Marqués de Cáceres anunció en abril en una carta a unos proveedores de Baños de Ebro que no les compraría su producción esta cosecha por la pandemia; este hecho desató una ola de pesimismo entre los viticultores a los que afectó la medida y se extendió a otros proveedores. A ello se han ido sumando las medidas de seguridad obligatorias para los temporeros (mascarillas, geles y pcr periódicos, no viajar juntos en coche, no cruzarse en las hileras y no comer juntos, por ejemplo) y el inevitable temor a que un contagio eche a perder toda la perspectiva de trabajo.
El director técnico de Península Vinicultores, Tao Platón, informa: “Nosotros tenemos pocos cambios respecto a los protocolos estrictos: viticultores que no pueden bajarse del tractor, visitas prohibidas de proveedores y clientes, mascarilla, manos… lo que notamos con la vendimia a medias en algunos lugares y sin empezar en otros (Península trabaja en zonas tan dispares como Extremadura, Uclés, Cigales o Rioja Alavesa, entre otros), es incertidumbre, miedo de que en las cuadrillas que vendimian a mano pase algo y la cuarentena haga que nos quedemos sin gente. En Fontana a los que vendimian a mano, que proceden del extranjero, les dijimos que vinieran antes para prevenir una cuarentena, en Cigales hemos escogido vendimiar a máquina espalderas que otros años hemos vendimiado a mano, en Rioja Alavesa notamos mucha incertidumbre, todo se vendimia a mano y tenemos muchísima precaución, se hacen PCR a los vendimiadores por orden del Gobierno Vasco pero hay mucho miedo de que empiece a haber positivos y cuarentenas y la mano de obra escasee”.
Sobre la calidad, Platón habla de una cosecha media en Uclés, en calidad y cantidad, ni excepcional ni malo y sí con equilibrio que permita hacer vinos frescos y elegantes “vendimiando pronto, claro”; respecto a Toro, la calidad la define como “muy buena porque la viña vieja en vaso nota menos los picos de producción y puede ser un año excepcional”, aunque, aclara, “hay que tener mucho ojo al grado porque está madurando muy rápido y puede que se nos solapen un poco las zonas, tendremos que hacer encaje de bolillos”. Añade que en Cigales el año es “excepcional, aunque hemos tenido mucha presión de mildiu y todos los que hayan quitado hojas o racimos porque había mucho vigor y mucha producción tendrán un año excelente”, aunque, matiza, “eso se hace muy poco en Cigales porque se pagan precios bajos por la uva”; en Rioja Alavesa, donde el grupo estrena instalaciones en Villabuena de Álava, Platón comenta que también se ha dado mucha presión de mildiu que ha reducido la cosecha de media entre 20 y 30%, que se amplía hasta la mitad en caso de viñedo ecológico. A día de hoy, con la uva blanca vendimiada, el enólogo palentino habla de “calidad altísima” en su uva blanca, con muy buen estado sanitario y mucha acidez, aunque de la tinta, prevé, “habrá de todo, cosas excepcionales y otras nada debido a ese mildiu, que nos obligará a separar mucho por calidades”.
Sin salir de Rioja Alavesa, en Labastida, Carlos Fernández, pequeño bodeguero y viticultor en Bodegas Tierra, comenta que no dejará de comprar uva este año a sus proveedores porque “aunque tengamos que bebernos nosotros (y ellos) el vino, esta fiesta la tenemos que pagar entre todos”; respecto a la calidad, es positivo pero remarca que “esto no viene de esta cosecha sino de un trabajo de años” y mantiene el optimismo porque, confía “vendrán tiempos mejores” y “nos vamos a mantener, nos va a costar pero pagaremos un precio digno”.
En Galicia, en la región de las Rias Baixas, el viticultor José Crusat, propietario de Entre Os Ríos, se fija más en la presión del hongo que han traído las intensas lluvias primaverales, que a él le ha afectado poco pero, señala, “otros viticultores de la zona han sufrido”. Prevé una añada de buena calidad, con buena acidez y una vendimia afectada por los protocolos de seguridad, que ve “de lógica y sentido común”.
Cristina Carrillo, que vende uva de su Finca Fuentegalana en Gredos, comenta que “trataré de vender toda la que pueda” a su único cliente, en una cosecha que espera alcance los 35 000 kilos. Carrillo tiene dos personas en plantilla que realizan la vendimia del viñedo cuya uva elabora y que trabajan con mascarilla y guantes. En unos días su cliente comenzará a recoger la uva con su propio equipo, así que “vigilaré que se cumplan los protocolos de seguridad”.
Julia Casado, fundadora de La del Terreno, bodega artesanal en Bullas, habla de tranquilidad en una vendimia que de momento ha empezado por las blancas, porque para la garnacha, una escasez en la zona, “aún quedan unos diez días” y la monastrell, variedad mayoritaria en la zona, se cosechará entre finales de mes y mediados de octubre. Casado colabora con la Cooperativa del Rosario y comenta que se pasará hoy mismo una circular a los socios sobre los protocolos para la vendimia, mientras que ella vendimiará sus parcelas que tiene arrendadas junto a los propietarios de éstas y siguiendo protocolos de seguridad.
“Si algo predomina esta cosecha es el respeto a los protocolos anticoronavirus tanto en las fincas como en bodega, con el plan de contención, por lo que la vendimia está resultando más fría, ya que se evitan los corrillos para mantener las distancias, y la gran preocupación entre los agricultores por los precios que estamos observando en las tablillas de la provincia que se asemejan a los de hace casi 20 años, que bajaría mucho la renta del agricultor, ya de por sí golpeado también por esta crisis y muy ‘quemado’, por las dificultades para la exportación, aunque esté tirando fuerte el canal de alimentación”, comenta el presidente de la Cooperativa el Progreso de Villarubia de los Ojos, Jesús Julián Casanova, que estima la cosecha de esta colectividad agraria en 80 millones de kilos que entregan sus más de 2300 viticultores , y que en un gran volumen se vende a granel dentro y y fuera de España.
Rueda comenzó a finales de agosto una vendimia con previsiones excelentes y la creación de una categoría de vinos elaborados a partir de la uva de viñas con más de 30 años, que se llama “Gran Vino de Rueda”. En una tierra donde reina la verdejo, han sido sauvignon blanc y chardonnay las primeras en vendimiarse, aunque el grueso, que casi alcanza el 90% de la superficie amparada por la DO (casi 20 000 hectáreas), pertenece a la variedad verdejo. Según la presidenta de la DO, Carmen San Martín, la incertidumbre es también una palabra que se escucha entre los viticultores “La covid-19 está generando una situación de gran preocupación, pues a los efectos comercialmente adversos que ya se han producido, se une ahora el deber para bodegueros y viticultores, de minimizar los riesgos de contagios, con especial atención en las labores de vendimia manual, con la dificultad que ya tienen de por sí”. La DO cuenta este año con 20 auxiliares que se unen a los ocho veedores para llevar control de la vendimia. El consejo informa de que se les realizarán PCR para minimizar riesgos de contagio y colaborará con la Junta de Castilla y León para realizar pruebas diagnósticas a los temporeros itinerantes que estén realizando la vendimia por la zona.
En Cava también se ha repetido la preocupación por los precios de la uva en tiempos de pandemia, aunque desde el Consejo se transmite tranquilidad y se comunica la disponibilidad de un equipo de veedores compuesto por más de 90 personas y volcado en certificar y controlar el origen de las uvas. También se ha rebajado el rendimiento de 12 000 a 10 000 kilos para evitar el sobrestock y una mayor bajada de precios debido a la presión de las bodegas elaboradoras de mucho volumen, según informa La Vanguardia. En la parte negativa, el mildiu ha provocado pérdidas de más de un tercio de la producción entre algunos viticultores y bodegueros, una cantidad que aumenta en caso del viñedo ecológico, alcanzando, en algunos casos, entre el 70% y el 80% de la producción.