LA PRESCRIPCIÓN DEL EXPERTO
El enólogo elige: el secreto de la rondeña La Melonera

La Bodega La Melonera es sinónimo de autenticidad, memoria y raíz. Desde la Serranía de Ronda y bajo una labor de recuperación de variedades autóctonas, la enóloga de la firma desvela anhelos y desvelos por unos vinos singulares. Redacción Sobremesa
Ana de Castro Rufián, sevillana de 41 años, ejerce de enóloga en Bodega La Melonera desde febrero de 2007. En su expediente, una licenciatura en Farmacia por la Universidad de Sevilla y otra de Enología por la Universidad de Cádiz. Tras acabar sus estudios, realizó varias vendimias para completar su formación en distintas zonas vitícolas y con modelos muy diferentes, tales como una cooperativa en Huelva, una reputada bodega en Ribera del Duero, una macrobodega en el valle de Casablanca en Chile o un centro de investigación en plena tipicidad del Marco de Jerez. La Melonera, es sin duda, su proyecto más personal, un desafío como no hay otro. Por valores. Por diferenciación. Por sutileza. "Sin duda, lo que hace diferente a esta bodega es su apuesta por la investigación continua y por la recuperación de la tradición vitícola que hay en Andalucía. Pocas empresas invierten en investigación, y La Melonera no solo lo hace, sino que además es su bandera, recuperando variedades autóctonas andaluzas que se encuentran al borde de la extinción, y que durante muchos años en la antigüedad fueron la carta de presentación de los vinos españoles en el Nuevo Mundo", reflexiona De Castro.
Sus predilecciones
La experta arguye que su debilidad es "Yo Solo, un vino 100% autóctono andaluz (cómo yo), que resume todo el estudio de estos años por parte del equipo técnico de la bodega. Cuando lo bebes percibes ese regreso a las raíces, a lo auténtico, o lo tradicional, pero al mismo tiempo con la originalidad de tomar un vino con unas variedades que sabes que solo tiene esta bodega. Algo único, irrepetible. La añada 2017 fue excelente en la zona con un estado sanitario impecable, lo que nos permitió un tratamiento respetuoso sobre el viñedo para obtención de este vino ecológico".
Hace 17 años el equipo de La Melonera se puso manos a la obra para levantar de nuevo un legado monumental, histórico, casi mítico: recuperar para la región de Ronda –y para el resto del mundo– una tradición vitivinícola con más de tres milenios antigüedad y que se remonta a tiempos de los fenicios. Tras una labor exhaustiva de investigación, se apareció el enclave idóneo entre las páginas de un libro escrito en 1807 por el botánico Simón de Rojas Clemente, en el que se detallaban las incomparables características de la Serranía de Ronda y su antiquísima tradición vitivinícola, interrumpida a fines del XIX por la plaga de la filoxera. Los suelos arcillosos con lascas de caliza de La Melonera junto con una pluviometría media de 650mm otorgan vinos profundos y sabrosos, con potencia aromática y de gran elegancia. La delicadeza de variedades como la rayada melonera y blasco –que forman el coupage de este vino– nos insta a fermentarla en barricas de roble francés de tercer uso abiertas, y posteriormente criando el vino en las mismas barricas en las que se ha fermentado durante 15 meses. Un proceso natural con levaduras nativas y con mínima intervención. En cata surgen aromas a fruta roja y negra de bosque, especias. En boca resulta sedoso con taninos maduros muy bien integrados, y a la vez muy golosos. Un vino con una marcada personalidad por el terruño y las variedades autóctonas de las que procede.
En estos tiempos de incertidumbre y distancias, la enóloga ha echado en falta "la pérdida de libertad", y muestra gratitud hacia otro vino que la ha acompañado en esta era turbulenta. Lleva por nombre Payoya Negra.
"Es mi primer vino en La Melonera, al que le tengo un especial cariño, y en el que me refugio cuando necesito sentir el calor de una buena copa de vino. Sin duda ha sido un año triste, en el que he aprendido a luchar más que nunca, a buscar fuerzas para salir adelante, y sobre todo a intentar ser positiva y recordar cada día los momentos bonitos (aunque han sido más cortos) que también hemos vivido durante este año". Con unas navidades en las que todos tendremos la sensibilidad a flor de piel debido a ausencias y lejanías, De Castro espera pasarlas en familia aunque sea en grupos reducidos, "entendiendo ahora más que nunca la importancia de estar con las personas que quieres compartiendo una mesa y una estupenda botella de vino. Lo que más necesito, los abrazos, de mi familia y de mis amigos".