La deliciosa singularidad de una joya: Finca Garbet

Algo más de la mitad de su vida, y acaba de cumplir medio siglo, se la ha pasado trabajando en la bodega que le apasiona. Delfí Sanahuja es el Director de Enología de Perelada. Nacido en Valls (Tarragona), es diplomado en Enología por la Universidad Rovira y Virgili de la misma ciudad, entonces el único campus en España en la que se podía profundizar en los estudios del vino. Y los derroteros de las viñas y el terroir no se cruzaron en la senda de Sanahuja por tradición familiar, sino tras una decisión muy meditada sobre su futuro y, sobre todo, por una vocación irrefrenable. Perelada, santo y seña de lo mejor de la DO Empordà, "es especial por la diversidad de vinos que elabora, cada uno con la excelencia optimizada y con una personalidad muy definida. Elaboramos vinos de finca con la personalidad de cada finca específica, además de vinos de cupages con los que, que debido a la heterogeneidad de los terrenos, conseguimos mucha complejidad. Todo el equipo humano que trabaja es muy profesional, con un gran entusiasmo y dedicación en su desempeño, en todos y cada uno de los departamentos", relata Sanahuja.

Criado profesionalmente al abrigo y el magisterio de los enólogos Josep Lluís Pérez y Ximo Serra, durante su paso al frente como director técnico se plantaron viñedos y se creó una bodega experimental para hacer cada año vinos diferentes. "Finca Garbet es un vino al que hay que dedicarle mucho esfuerzo y conocimiento, debido al grado de exigencia que nos exige esa finca tan especial y bonita. Está plantada como un anfiteatro frente del mar, en un terreno pizarroso. La tramontana (un fuerte viento que sopla del norte) hace que el vino resultante desemboque en algo realmente especial. Queremos mostrar ese paisaje en la copa de vino de Finca Garbet", agrega el experto.

En el plano personal, hay ensoñación y pasión, sugestión plena de campo y salitre cuando Sanahuja disfruta este vino. "Cuando bebo Finca Garbet siento que estoy paseando por la Finca. Huelo los aromas de pino, eucaliptos y plantas aromáticas mediterráneas (romero e  hinojo sobre todo), y en boca tiene unos fondos salinos que recuerdan el Mediterráneo. En cuanto a la añada, en este vino es un factor que hay que tener  muy en cuenta, ya que dependiendo de si ha soplado mucho viento, o si la insolación ha sido mayor o menor, influirá en su composición final. Creo que ahí reside la grandeza del vino, que en cada cosecha tienes que sacar lo mejor que te aporta la climatología y minimizar la parte más desfavorable. La labor del enólogo es interpretar al máximo el potencial de la Finca y elaborar el vino con respeto al territorio, siempre intentado que tenga una personalidad muy definida e interpretable". A tenor de las palabras de Sanahuja, en cata Finca Garbet despliega un gran abanico aromático, maduro y fresco a la vez, envolvente, largo, sabroso, y esconde una gran capacidad de envejecimiento.

Como tantos profesionales del vino, en estos tiempos Sanahuja acumula cierta nostalgia de poder compartir momentos disfrutando de la comida y los vinos con amigos, aunque por suerte lo ha podido hacer con la familia. "Creo que en estos momentos todos los vinos que he disfrutado los he apreciado más debido al momento que hemos padecido. Todos, en su estilo, me han satisfecho y me han hecho pasar un buen momento. Este 2020 lo he vivido con preocupación, debido a que no sabes lo que te puede pasar al día siguiente, si algún pariente, amigo o compañero puede tener dificultades. Al final la salud es lo más importante. Espero, por tanto, poder compartir las navidades con la familia. Estar reunidos en grupo, en esos momentos tan señalados, resulta especial, más aún si los maridas con un buen vino".