Santiago Rivas

El año 2020

Domingo, 03 de Enero de 2021

Ya sé que Sobremesa es una revista gastronómica. Pero al ser el último número del año más distópico de nuestras vidas, permitidme que me ponga menos sectorial de lo que debería ser, que prometo ser igual de entretenido. Santiago Rivas

 

Hay una parábola que oí contar en una clase de lenguaje publicitario que cuenta lo siguiente: en un vuelo, que hasta ese momento viaja sin mayor incidencia, aparece la voz del piloto por los altavoces anunciando que hay un fallo irreparable en el avión y que se van a estrellar.

 

El pánico cunde, pero el locutor continúa su comunicación al pasaje haciendo hincapié en que no deben caer en la desesperación, ya que, por fin, van a hacer algo juntos, por fin su empatía para con el prójimo va a ser total al vivir todos idénticas situaciones.

 

Se van a estrellar. Todos los pasajeros van a tener el mismo final. Estamos juntos en esto.

 

Los viajeros entran en una especie de sosiego místico, se tranquilizan y asumen su irremediable destino. A los cinco minutos el piloto vuelve a hablar comentando que era broma. La gente queda desconcertada y aliviada, pero matiza: “Era mentira. No que nos vayamos a estrellar. Sino que ni en este trance vamos a ponernos en el lugar del otro”.

 

Siempre estaremos solos. Fin.

 

Este año, que ya acaba, es negativamente histórico y se parece mucho al avión a punto de estrellarse.

 

Por primera vez en este siglo estamos ante algo que nos afecta a todos en todo el planeta. Un virus ha destruido nuestra manera de vivir en solo un año y seguimos solos. Aunque no lo parezca, este no es un texto pesimista. Ni mucho menos. Pero, o tenemos claro esto o nuestra decepción será mayor.

 

Como revista gastronómica que tú, lector, tienes entre las manos, brindo con vosotros porque estamos vivos, estamos sobreviviendo. No lo olvidemos. 2021 se nos promete como el final de este apocalipsis pocho. Pero yo no quiero que 2020, a modo de defensa postraumática, pase al olvido. 2020 es el año que nos ha enseñado a no dar las cosas por hechas.

 

Que todo vaya normal es raro, pero siempre lo fue. Que algo vaya bien es un triunfo. No estamos en tiempo de verbos, sino en momento de acciones, y así debería ser siempre. Por eso quiero brindar con los que lo intentan, con los que, a pesar de las circunstancias, van y lanzan un nuevo vino, una nueva tienda de vinos, un nuevo restaurante o una nueva distribuidora.

 

También con los que respetan las normas, por muy injustas que puedan ser o parecer, y han hecho todo lo exigible para que su actividad no afecte a nuestra salud. Por supuesto, con todos aquéllos que cumplen con sus obligaciones laborales y económicas. Los que pagan sus facturas. 2020 no puede caer en el olvido de los que, por ahora, hemos sobrevivido.

 

Se lo debemos a los que no han tenido la suerte de poder hacerlo. Hay que festejar cualquier parcela de alegría que nos deje la vida y no dejar de trabajar, para que éstas sean cada vez más numerosas, aunque sepamos que muchas situaciones, la mayoría, no dependen de nosotros. Para eso no hay vacuna.

 

Feliz 2021.

 

 

 

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