PISTAS DIGITALES
Suiza: la guía gastronómica descargable para hacer cumbre

La nueva guía digital de la Suiza más culinaria trae todos los tips y recomendaciones para que nuestro viaje al país helvético sea un suculento placer. Javier Caballero
Un país de amplísima diversidad cultural, idiomática, paisajística y, por supuesto, gastronómica. Cada región y cada cantón de la bella Suiza se revela como un cofre de aromas y sabores, repleto de especialidades y maridajes, experiencias estimulantes y asombrosas.
Imposible condensar todas las excelencias y posibilidades culinarias, desde los legendarios chocolates a los mejores quesos del planeta, pasando por vinos sorprendentes y las nuevas corrientes de vanguardia que abanderan jóvenes chefs?
Pues la nueva guía gastro descargable que edita el país helvético se lee a dentelladas y se sorbe con delectación. Amena, práctica, funcional, visualmente atractiva y con todos los tips para que nuestro recorrido resulta tan suculento como memorable. Abrirla y consultarla es franquear a la puerta al hedonismo, la calma, el placer mayúsculo y sosegado de regiones y gentes con mucho que ofrecer al viajero.
Horarios, meteorología, alojamientos con estupenda relación calidad precio, restaurantes sostenibles, curiosidades, recomendaciones y todo lo que conviene saber como información crucial y los enlaces web antes de llegar a destino. ¿Sorpresas? Muchas. Y todas deliciosas.
Sabías, querido viajero, que en Suiza se agrupan seis regiones vinícolas y que hay bodegas cuya estirpe se remonta cinco generaciones atrás y que Lavaux se alfombra con los viñedos más fotogénicos del planeta?
¿Y que en una de esas regiones se encuentra el viñedo más alto de Europa y en otra el más pequeño del mundo con solo tres cepas cuyo propietario es el Dalai Lama?
¿O que el chocolate se lleva elaborando con absoluto escrúpulo y secreto desde hace más de dos siglos?
Por no hablar de sus 12 egregios quesos con denominación de origen, que podrían suponer el aperitivo de este profuso viaje culinario... en el que hay un restaurante hasta en un teleférico ascendiendo al mirador de Rigi o un monasterio multidisciplinar –Kartause Ittingen– que es una oda a la slow food.
Como punto de partida, la brújula nos podría conducir a Basilea. La ciudad que vio nacer al etéreo y ya mítico Roger Federer es un crisol cosmopolita. Una urbe inquieta, con marchamo cultural, donde las experiencias gastronómicas toman carta de naturaleza, de creación artística. A través de la audioguía Food Tour Iconic (con un coste de unos 26 euros, a la venta en las oficinas de turismo de la ciudad) el viajero transita y conoce dónde alternan, almuerzan y disfrutan de la gastronomía los basilienses, que gozan de restaurantes como el Klara o emblemáticas cafeterías donde merendarse la tarde. Para los amantes del chocolate o para todo aquel afortunado que aún no haya sucumbido a sus encantos, Xocotours propone un tour de tres horas por confiterías y que se recorre trufado de ameno anecdotario. Más atractivos: su Markthalle (mercado), su Street Food Festival cuando asoma la buena temperatura, su estupendo bistró ubicado en el Kunstmuseum, o una fondue a bordo de un barco sobre las aguas del Rin. ¿Quiere más queso? Sumérjase en las virtudes y secretos del el tète de Moine, que literalmente se traduce como “cabeza de monje”, es una variedad del Jura bernés elaborada con leche cruda y que se sirve en forma de finas rosetas. O busque la etiqueta AOP del celebérrimo Emmentaler lo reconocerá por sus icónicos agujeros y sus ecos a nueces.
A orillas del lago Lemán, con su profusión relojera y mercantil y reconocida mundialmente como destino chocolatero, Ginebra ofrece un esplendoroso savoire-vivre. La más francesa de las metrópolis suizas aglutina una oferta restauradora de primer nivel y un restaurante que despunta por su sabia conjunción de producto magnífico junto a modernidad en la ejecución y el emplatado.
En plena naturaleza, en un enclave bucólico junto al río Ródano y a solo 10 kilómetros de la ciudad, Philippe Chevrier custodia y mima su pequeño oasis gastronómico. Se acoda en el hotel boutique Domaine de Châteauvieux que no solo dispone de 12 arrebatadoras habitaciones, sino que acoge un restaurante con dos estrellas Michelin donde este cocinero transforma los productos del cantón en alta cocina llena de frescura. Se trata pues, de una experiencia sublime, sensorial, donde el producto de temporada es el rey, trabajado lo más cerca posible de su naturaleza, su estructura, su consistencia, para magnificar sus aromas y su profundidad.
Otro reclamo –tanto si es un wine lover como si se pretende iniciar en el storytelling del vino suizo– el E-Bike Wine Tour propone recorrer la tercera región vinícola del país a través de bicicleta eléctrica. Para los enoturistas, se recomienda recalar en la mítica bodega Domaine Les Perrieres. De vuelta a la ciudad, algunas pistas más; un tour para probar lo más señero de la gastronomía ginebrina, tour achocolatados y fondues sobre el lago contemplando el surtidor del Lemán. Pero si se pretende probar la más auténtica fondue hay que dirigir los pasos a la región de Friburgo. Aquí se encuentra Gruyères y su queso casi homónimo, Broc y su chocolatera Maison Cailler, Vully y sus viñedos con vistas a Murten. Quesoturismo en grado sumo en Friburgo, con todos los honores la capital mundial de la fondue. Al oeste, la región del Lago Lemán magnetiza con sus paisajes de lagos, riberas, cumbres, quesos y castillos, con Lausana y el queso Etivaz como reclamos ineludibles. Y aunque no lo parezca, en la red ferroviaria de transporte más densa del mundo también hay lugar para la mejor gastronomía. Anota: Chocolate Train, Cheese Train (ambos no necesitan traducción), un conmovedor trayecto panorámico entre St. Moritz y Zermatt... o la posibilidad de embarcar en el Kambly Round Trip que realiza un recorrido circular que conecta Berna, Lucerna e Interlaken.
No lo olvides al regreso. En Suiza se reparten más de 700 variedades de queso, así que echa uno en la maleta de vuelta a casa. O vino. O si lo prefiere se puede decantar por un läckerli, un delicioso pastel de jengibre. Sea como fuere, pertréchate de esta guía descargable y gratuita que, cual navaja suiza, es lo más versátil y práctico para paladear algunos de los muchísimos atractivos culinarios de Suiza.
Más información en la guía y en My Switzerland.com/gastronomía