Tinto Pesquera
Alejandro Fernández, figura histórica del vino en la Ribera del Duero, muere a los 88 años
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El bodeguero, considerado uno de los grandes impulsores de la Ribera del Duero y gran defensor de la tempranillo, falleció en Santander, donde le acompañaba su hija Eva Fernández. Miguel Z. Sevilla. Imágenes: Álvaro Fernández Prieto
No han tenido que ser fáciles los últimos años de uno de los hombres que más han significado para la Ribera del Duero, Alejandro Fernández, quien murió el pasado sábado en Santander cuando pasaba unos días junto a su hija Eva. El conflicto familiar que tuvo el bodeguero con su mujer, Emilia, y tres de sus cuatro hijas ocupó páginas de diarios y provocó la división entre ellos, hasta el punto de llegar a los juzgados.
La disputa, sin embargo, no ha ensombrecido el hecho innegable de que Fernández fue un visionario cuyo talento, arrojo y capacidad de trabajo marcaron un antes y un después en la manera de hacer vino en Ribera del Duero.
“Alejandro empezó en el 72 a elaborar en lagar de piedra, usando raspón, y logró cambiar el panorama vinícola que existía en la Ribera, donde apenas había unas cuantas bodegas (entre ellas, Vega Sicilia o Protos) y dos o tres cooperativas, y la región era más conocida por sus claretes que por los tintos”, comenta el director de compras de Vinoselección, Jaime Bermúdez, quien apunta, además, que Fernández “comenzó un estilo que le daría la réplica a Rioja”.
Y es que la bodega que fundó junto a su esposa, Emilia (aunque muchos la conocen con el nombre de Esperanza), había marcado un punto de inflexión en el camino de los vinos de la Ribera del Duero y en el suyo propio.
Fernández, de pasado humilde, había sido carpintero antes que bodeguero pero su empuje le hizo crear dos patentes de recogida de remolacha que aún perviven. Pero el vino siempre le tiró y empezó de forma modesta en el año 72, aunque su primer vino sale en 1975. Y desde ese momento, Alejandro Fernández se convierte en un hombre anuncio de sus propios vinos, que llevaba siempre a cualquier parte y ofrecía sin mesura, tal como cuenta el enólogo y ex director técnico de Vinoselección, José Luis González Cledera: “Contaba con una personalidad arrolladora y entre las muchas vivencias que tuve la oportunidad de compartir con él, recuerdo un día comiendo en Zalacaín. En una mesa colindante se encontraban Camilo José Cela y Jesús Gil, conversando admirablemente entre ellos; pero, mira por dónde, Alejandro notó que estaban almorzando con agua y no lo dudó; se levantó de la mesa y se acercó a ellos con una botella de Pesquera e, interrumpiendo la conversación que mantenían, les invitó a una copa de vino; y aunque fueran reacios a beberlo al principio, su insistencia fue tal que tuvieron que degustarla junto a Alejandro”.
Esa perseverancia también le sirvió para meter sus vinos en el primer club vinícola que se fundó en España, Vinoselección, con quien mantuvo una larga relación comercial que hoy se mantiene con la bodega que comandan tres de sus cuatro hijas. Cuenta Cledera que “correrían los inicios de los años 80 cuando una tarde de un viernes apareció en las instalaciones de Vinoselección una persona con un par de botellas de vino y se empeñó en que las catáramos juntos. Era ya tarde, pero la tenacidad, una de las virtudes de Alejandro, consiguió su propósito. Fue la primera vez que le conocí, tuvimos una larga conversación y me dijo “ten en cuenta que mi vino no da dolor de cabeza”, frase que repetía habitualmente cuando estaba con alguien degustando un vino suyo.
Uno de los hitos que marcó su carrera, en la que llegó a fundar otras dos bodegas más fundamentadas en la tempranillo de Castilla y León y una tercera en Castilla- La Mancha (Condado de Haza, Dehesa La Granja y El Vínculo, respectivamente), además de un hotel, fueron los 98 puntos que Robert Parker le dio a su Tinto Pesquera del 82, comparándole además con grandes tintos de clase mundial, entre ellos algún mítico château bordelés.
“Con él”, apunta Cledera, “se ha perdido una figura legendaria del mundo del vino: hecho a sí mismo sin grandes estudios, con una enorme inteligencia natural, que no daba puntada sin hilo. Algo tímido, con cara de bonachón, generoso y con un gran corazón, si veía a una persona pidiendo una limosna la atendía y más les decía “si necesitas trabajo, vente conmigo al campo que te lo doy y vivienda. Llegó a formar un imperio del vino y, como una vez me dijo: «voy a crear cuatro bodegas para dejar a mis hijas una a cada una». Y consiguió levantar cuatro bodegas.
Despedida de un referente del vino en la Ribera del Duero
Al conocer la noticia de su fallecimiento, las muestras de cariño hacia Fernández, el reconocimiento a su visión y su capacidad para cambiar el rumbo de la Ribera del Duero no se han hecho esperar.
El presidente de Tempos Vega Sicilia, Pablo Álvarez, considera su muerte una “triste desgracia” y añade que Fernández “ha sido y es un referente mundial. Él fue uno de los creadores de la DO Ribera del Duero, y la llevó, junto con otros productores, a ser considerada una de las grandes zonas del vino en el mundo”. Añade Álvarez que Alejandro fue capaz de crear “un estilo inconfundible que han seguido muchas bodegas de la región, aunque no han sido tantas las que lo han conseguido” y considera que “El mundo del vino español y, especialmente, la Ribera del Duero, siempre estarán en deuda con él. Donde esté, seguirá elaborando grandes cosechas históricas”.
El bodeguero Miguel A. Torres, presidente de Familia Torres, se suma a la manifestación de condolencia comentando que "hemos perdido una figura muy importante de la historia de los grandes vinos españoles. Tuve la ocasión de conocer a Alejandro por allá los años 80, cuándo con la Editorial Castells de Barcelona, preparábamos la edición de un libro llamado “Vinos de España - cata”. En el libro, un grupo de seis catadores, entre los que estaban, entre otros, María Isabel Mijares, creo que catamos unos 1000 vinos de toda España. Un día en una de las catas, a ciegas siempre, apareció el Tinto Pesquera, que nosotros desconocíamos, pero que nos sorprendió por su gran calidad" y añade: "Después pudimos vernos en alguna feria vinícola, en España y en el extranjero. Quisiera desear que su empresa siga manteniendo siempre el gran prestigio que él supo crear".
El sumiller Custodio L. Zamarra comenta que "Alejandro significó mucho para mí, tanto en lo personal como en lo profesional. Tenía una gran amistad con él, me llamaba por teléfono y me traía vinos que no tenia nadie; venía a comer a Zalacain con los vinos debajo del brazo y me decía que los diese a probar a todas las mesas... La verdad es que era un espectáculo". El decano de la sumillería se emociona recordando algunos de sus episodios con Fernández, y concluye: "no tengo palabras, he sentido muchísimo su muerte".
Desde el Consejo Regulador que Fernández impulsó a crear, su presidente, Enrique Pascual, se lamenta también la pérdida de “un referente de la DO Ribera del Duero, impulsor de la marca de calidad y artífice de nuestra expansión por todo el mundo”. Se reconoce en un comunicado oficial que “su forma de interpretar y amar la Ribera del Duero caló en las siguientes generaciones, contribuyó al crecimiento y el prestigio de nuestra DO”, y concluye diciendo que Fernández “deja una gran huella” y que “le recordaremos siempre”.
Su "otro" consejo regulador, el de Castilla- La Mancha, publicaba en Twitter que Fernández ha sido una figura clave para el vino español y reconoce el hito que supuso la creación de la bodega El Vínculo en Campo de Criptana.
A las condolencias se han sumado también el presidente de Vinoselección, Massimo Galimberti, quien comenta de él que era "Una persona que siempre he admirado. Un carácter recio y recto, alguien nacido para hacer vino que contribuyó más que nadie a llevar la Ribera del Duero a su actual nivel de prestigio, antes de abrir nuevos caminos llevando su sabiduría a otras zonas vitivinícolas de España. Un carácter campechano, algo ingenuo en el mejor sentido de la palabra y con un inagotable deseo de hacer cosas y hacerlas bien". Su esposa, Sonia Pince de Galimberti, fundadora de Amavi, le recuerda como un “abanderado de honor de Castilla y León” y añade: “Se ha apagado tu luz, ¡pero seguirá siempre brillando tu importante legado! Te recordamos con un inmenso cariño”.
En redes sociales también se ha dejado notar la tristeza por la desaparición de Fernández. Bodegas como Alma Carraovejas califican a Fernández de “figura clave en la historia del vino de nuestro país y, por supuesto, en la Ribera del Duero”; en Arzuaga se recuerda al bodeguero con cariño y se aprecia su “enorme labor por la Ribera del Duero”.
Uno de sus amigos del sector, el sumiller y enólogo Jesús Flores, recuerda su nobleza, sobre todo, y momentos en los que el bodeguero se quedaba en su casa y se levantaba demasiado temprano, lo que provocaba el comentario del anfitrión: “Alejandro, dónde vas tan pronto, que aquí no hay viña”.
La familia Fernñández Rivera anunciaba el fallecimiento con este mensaje en Twitter: “Lamentamos comunicar que debido al fallecimiento de nuestro fundador Alejandro Fernández, todas las empresas de FFR permanecerán cerradas las próximas 48 horas, excepto los trabajadores esenciales, en señal de duelo. Rogamos una oración por su alma. Descanse en paz.”