ASÍ ÉRAMOS
Hace 20 años que Imanol y Echanove se zamparon España...

La pareja gastro-actoral más célebre de España se asomó a esta revista en diversas ocasiones. Pero nosotros nos percatamos en 2002 que Imanol Arias y Juan Echanove urdían recorrer el país para comérselo. Javier Caballero
Lucían más lustrosos y lozanos, no tan encanecidos, pero seguramente menos sabios culinariamente hablando. Mucho antes de que agarraran carretera y manta para zamparse la piel de toro en primorosa serie de televisión, Imanol Arias y Juan Echanove se asomaron a esta atalaya sobremesera para confesarnos su irresistible querencia por el vino y los fogones, por los productores auténticos y la verdad de la cocina de siempre. Hoy colocamos nuestro retrovisor para enfocarles cuando el calendario marcaba noviembre de 2002 (número 207), un mes donde el Prestige dejó un llanto negro sobre las costas gallegas (con su desastre medioambiental, para el sector primario y el marisqueo) y en China aparece el primer caso de SARS. Curioso. Aquí va nuestra hemeroteca semanal, esa que no encontrarán tecleando en Google porque se halla en riguroso analógico... o en la Biblioteca Nacional para quien guste de investigar la antropología del yantar.
Desde que se conocieron en los 80, la buena mesa y estupendos vinos han escenificado y regado la amistad entre los dos actores, que se citaron con esta santa revista en plena eclosión de Cuéntame... (al que luego se le añadió el sufijo ... cómo pasó por esos laberintos de los derechos de autor). Al igual que esta sección, la serie de los Alcántara también tira de la gozosa nostalgia del flashback. Imanol –pelo negrísimo, tan delgado como habitúa, arremangado y con bigotito por exigencias del guion– abría fuego con la memoria de mandiles domésticos y almuerzos históricos: "Mi madre, que fue cocinera de Ataulfo Argenta, me ha enseñado que la cocina te acerca a otros mundos y te iguala con ellos. Todavía recuerdo una comida que nos hizo a Ernesto Sábato, Bioy Casares y la plana mayor de los artistas de Buenos Aires. La miraban como a una diosa y la trataron con una exquisitez viscontiniana" (...) Una de las razones del éxito de Cuéntame es el tratamiento que le damos a la comida. Esa mesa repleta de empanadillas, croquetas, sopas humeantes. Hemos recordado a la hora de la cena donde la familia unida en torno a la manduca mostraba lo mejor de sí misma. Comparado con algunas mesas de hoy día aquello parecía un bodegón del barroco. Ahora cuando alguien llama al hogar de un españolito medio no es el cartero, sino el chico de Telepizza que te trae el regalito. ¡Qué horror!!", declaraba espantado el actor vasco-leonés.
Por su parte, Echanove (cráneo aún sin deforestar al completo, tan jovial como acostumbra y jersey Lacoste de veraneante) se congratulaba de haberse sentado a la mesa de la transición, con toda la apertura que se conllevaba. "Nuestra generación de cuarentones ha sido muy afortunada. Nos pilla la llegada de las libertades y de una mejor existencia para todos, en una situación óptima ya que hemos podido meter la cuchara en todos los guisos. Hemos pasado por los fast-food a los que nos han arrastrado nuestros hijos que piensan que zamparse una hamburguesa fuera de casa es mejor que comerse en el hogar una menestra de verduras guisada con primor artesanal. Hemos ido a chinos mezquinos, a casas de comidas y a esos falsos bistrots especializados en salsas en Technicolor. Hemos hecho de cobayas y hemos utilizado el sentido común y el gusto para apostar por una comida tradicional bien elaborada y mejorada por muy pocos. Estoy condenado a comer bien porque desde mi madre a mi encantadora abuela crearon las condiciones objetivas para que el niño creciera sano y rozagante".
Al unísono, con una complicidad que flotaba en la copa de vino, ambos despachaban sobre horas golfas, pasiones noctámbulas, en una España donde la comida ocupaba un segundo plano porque a la gente lo que le privaba (nunca mejor traído) era estar de acá para allá tomando vermuts y copazos, zascandileando en tabernas y figones donde un excelente actor que come fatal, Juan Diego, "era un animador de comidas y cenas por su admirable charleta. Él nos ha descubierto muchos antros y también nosotros nos hemos convertido en una referencia para algunos que nos preguntan por sitios".
La plática toma la vertiente del vino con análisis certeros y con cargas de profundidad aún vigentes. Imanol se enrolaría años después con Emilio Moro en el tinglado de viñedos y cosechas. Sabía lo que se traía entre manos. Lo descubre Echanove con tino y memoria, y confiesa quién les inyectó la ponzoña gourmet. "La primera vez que llegué a la casa familiar de Imanol en Ermua, con 60 metros cuadrados, su madre cocinaba en el balcón (...) Me comí 100 anchoas alabardadas. Pues bien, su padre tenía un buen vino, un rioja excelente, pero eso era una excepción. En los hogares españoles, exceptuando unos cuantos, no había buenos vinos. Y los clásicos de toda la vida solo tenían rioja. La aproximación a los buenos vinos es una revolución sin precedentes, porque comer bien se ha producido con absoluta normalidad mientras que beber bien requiere dedicación. Víctor Manuel es el que nos inoculó el gusanillo de la buena comida, y mientras yo soy el cocinero en la pareja, Imanol es el sumiller. Es el primero que empieza a hablar de añadas, de variedades. Yo empiezo a cocinar y Manu a traer el vino".
Pocos recuerdan que Imanol Arias se dejó el lomo en sus años mozos vendimiando bajo el polvo, sudor y hierro de los viñedos de La Mancha. Lamentaba durante la entrevista, además, que la cultura haya tirado más "hacia el whisky y los brandies", al tiempo que Echanove cerraba este mítico encuentro con el periodista Lorenzo Díaz dejando una perla de muchos quilates: "El españolito medio sigue bebiendo con el único objetivo de combatir el frío o la insoportable levedad del ser. Bebe sin concierto ni fundamento".... Ocho años después de estos aforismos, Imanol y Juan, Juan e Imanol, se metían entre pecho y espalda una road movie llamada Un país para comérselo (TVE) donde certificaban éstas y muchos otras francas disertaciones.