SOBREMESA Nº 400
Repóquer de bodegas para una cata histórica

Reunidas para celebrar nuestro inminente número 400 en papel, cinco grandes bodegas de este país se citan en el restaurante Ovillo (Madrid), para una cata en la que se disfrutaron de sus mejores vinos por décadas. Javier Caballero
"Nos hemos juntado todos estos amigos del vino y de la revista Sobremesa para disfrutar, porque estos vinos están por encima de puntuaciones, por encima de baremos. Vamos a catar el ayer, el hoy y el mañana de cinco bodegas magníficas. Un placer y un honor celebrar nuestro número 400 con todos vosotros. Brindo por ello". Con estas palabras abría Mayte Lapresta, directora de Sobremesa, una cata histórica. Porque de antológica y singular hay que definir la reunión de responsables de Vega Sicilia, Alvear, Marqués de Riscal, La Rioja Alta y Chivite Estates con motivo de la onomástica de nuestra publicación. Nada menos que 400 números, 47 años y miles de páginas en el mercado que bien merecían un envite a la altura. Por ello, cada uno de los invitados tuvo a bien traer el vino que mejor representó su propia década: desde los años 80 –en los que nuestra publicación se alumbró– hasta el presente para tributar a uno de los soportes que mejor y más han comunicado el vino y sus gentes. Como escenario, el restaurante Ovillo (Madrid), que acaba de ser premiado con un Sol Repsol y donde la cocina de Javier Muñoz-Calero se enmarca en uno de los establecimientos más bellos de Madrid.
Los vinos de la cata 400 números: haciendo (y bebiendo) historia
Abrió el fuego el bodeguero Julián Chivite, quien fue desgranando la maravillosa profundidad y excelencia de sus blancos navarros Chivite Colección 125. En las copas, añadas de 1997, 2004, 2009 y 2016. "Hemos querido compartir cosechas singulares, algunas difíciles, pero muy representativas de lo que somos", señalaba Chivite. Frescos, larguísimos unos; salvajes y tostados otros. El 2004 se hallaba en un momento esplendoroso y levantó las loas de los catadores. Los 2009 y 2016 delataban una evolución insoslayable, una nariz atómica de notas de champán, de caliza, de terreno, de frutas maduras y flores secas.
Seguidamente, Julio Saénz, enólogo de la bodega La Rioja Alta, abogó por "los grandes reservas, que deben ser a nuestro parecer, los grandes vinos de la bodega, ajenos siempre a modas y tendencias". Saénz recordó la permanente búsqueda del equilibrio en la maduración, y de que la premisa es siempre "elaborar el vino en el viñedo". Se probaron los Grandes Reservas de 904, cosechas del 82, el 95, el 2001 y el 2010. "Me gusta hablar de que catamos botellas, no catamos añadas", alertaba Saénz. Los dos primeros resultaron voluminosos, ampulosos, canallas pero con taninos elegantes. El 2001 se erigió como el más completo, quizá por su madera más joven, y 2010 constató que la sabiduría en el ensamblaje de la totémica tempranillo con la dosis justa de graciano.
"Son viñas viejas de las terrazas altas del Ebro. Se trata de un suelo calcáreo ferruginoso, con cantos y lecho de río que retiene la humedad en verano y eso es crucial". De este modo tan terrenal arrancaba la alocuión de Luis Hurtado de Amézaga, director técnico de las Bodegas Herederos de Marqués de Riscal. "A la cabernet le gusta la acidez y buscamos suelos arcillo calcáreos. Marca mucho los vinos, es rocosa, pero también vibrante", añadía Hurtado de Amézaga. "¡Catando estos vinos me traslado a Saint-Émilion!", comentaba Jaime Bermúdez, director técnico y de compras de Vinoselección, el club de vinos más longevo de España y génesis de Sobremesa. En las copas, Barón de Chirel del 88, el 95, el 2004 y el 2016. Espectacular cuarteto el elegido por la bodega riojana, si bien hay que subrayar el crujido maravilloso de 2004, con una madera integradísima y una elegancia que llegó a su óptimo punto de suculencia.
A buen seguro que Gonzalo Iturriaga, director técnico de Vega Sicilia, no tuvo fácil elección a la hora de participar en este encuentro tan reseñable. Se decantó por Vega Sicilia Único de las añadas 87, 96, 2004 y 2011. "Yo, al contrario que mis compañeros, voy a ir del presente hacia el pasado". Y así se descorchó 1996 para traer a la memoria al legendario Mariano García, con esa soberbia acidez cítrica que algunos calificaron de "riojana". Para el 96 se evocó que fue la primera añada dque se guardó en botella para unos vinos míticos que "con humildad, nacen como Burdeos y acaban como Borgoñas", en palabras de Iturriaga. El 2004 se elevó como denso, poderoso, pastoso en el buen sentido, con taninos subrayados y ofreciendo toda su fortaleza. Para 2011 no se olvidó el matiz de sus cinco años durmiendo entre barricas y tinos, a los que sumar otros cuatro en botella. Sin duda, el más armónico y hedonista de la selección de la bodega de Valbuena de Duero.
Como colofón, los elixires mágicos de la bodega cordobesa de Alvear. Con Fernando Giménez de Alvear como representante en esta cita, el mago del Pedro Ximénez quiso primero "agradecer a Sobremesa la llamada. Cuando me dijeron quién venía decidí que tenía que traer algo distino, muy singular". Y cumplió su testimonio. Sus Pedro Ximénez por añadas (un viejo asunto de los años 30 y que se resucitó a partir del año 98) despertaron admiración y curiosidad en una nueva y espléndida época para esta variedad en estado puro. Con 600 000 kilos de uva asoleada y volteada al año –prensada casi como el mejor aceite de oliva– se elaboran Solera 1/52, Pedro Ximénez de Sacristía 1999, 2007 y 2017. Joyas de Montilla que trajeron perfumes de roscón de Reyes, frutas escarchadas, naranjas amargas, almendras y garrapiñas. Vinos envolventes, grasos, pero nada pesados, que hablan de una fortificación delicada, una fermentación leve para estas perfectas mistelas de pura franqueza. Así se abrochó esta cata de 20 vinos, un evento que tuvo epílogo un almuerzo formidable donde prosiguió la cata, la plática, el encuentro, el análisis más gozoso. Finalmente, se levantaron las copas por los 400 números de Sobremesa, soporte fundamental para comunicar viticultura y gastronomía, y que nunca ha dejado de estar muy cerca del vino, muy cerca de sus gentes.