DO Arlanza
Vinos de Arlanza, altitud, historia y recuperación de la viticultura

Arlanza, una denominación de origen vitivinícola que aún no cumple los 15 años tiene, sin embargo, una fuerte raigambre histórica y un atractivo patrimonio vitícola basado en viñedos en altitud. Redacción Sobremesa
No le ha sido fácil a la Arlanza vitivinícola llegar donde ha llegado en sus primeros 15 años de vida como Denominación de Origen reconocida. Las 18 bodegas que elaboran en esta región entre Burgos y Palencia llevan mucho más tiempo intentando dar valor a una labor a punto estuvo de perderse para siempre debido al éxodo rural, momento en el que muchos de sus viñedos se transformaron en cultivo de cereal.
Sin embargo, ha pesado más la historia y el esfuerzo de los productores de vino por ir construyendo de nuevo lo que las dificultades de distintas índoles fueron debilitando.
Y es que Arlanza tiene una historia vitivinícola cuyo origen, como en otros lugares, está muy ligado a los monasterios. Hay reseñas históricas que hablan del vino en la zona desde el siglo VII y documentos que dan fe, ya en el siglo X, de la donación de viñedos situados en Carazo (Burgos). También se elaboraba vino en el de Santa María de Bujedo de Juarros (Burgos) con viñas plantadas en la ribera del Arlanza y la del Duero. El cronista burgalés Fray Valentín (Poza de la Sal, Burgos, 1928-Burgos, 11 de junio de 2021) habla de cómo muchas poblaciones entre los ríos Arlanzón y Arlanza destinaron algunos de sus pagos a viñas, y que también la familia condal y los monjes de la zona trabajaban las viñas de Lerma, sobre todo, cita, en el priorato de Santa Inés.
Pero en el siglo XX la filoxera obligó a arrancar y replantar todo el viñedo, una labor que se completó en 1920 y gracias a la cual se pudo continuar trabajando la viña en la comarca, hasta que la expansión industrial y su demanda de mano de obra fueron marcando el principio del declive: los viñedos de Arlanza se distribuían en parcelas muy pequeñas, imposibles de trabajar con maquinaria, con uvas muy dispares o poco adaptadas y todo ello llevó a un paulatino abandono de la viña en aras del cereal, más rentable.
Los vinos de Arlanza vuelven a la vida
Fue en torno a los años 90 cuando la inquietud de algunos viticultores y bodegueros de la zona fue dando pie a una recuperación, que se manifestó en la unidad de todos para lograr un sello de calidad para estos vinos. Primero llegó la concesión de “Vino de la Tierra” y, finalmente, en 2007, el reconocimiento por la Consejería de Agricultura y Ganadería como Denominación de Origen.
Viñedos en altitud, una seña de identidad
La DO Arlanza abarca la zona centro de la provincia de Burgos y la parte sureste de Palencia, en los valles del Arlanza y sus afluentes y marcada por la Sierra de Covarrubias y los Páramos del Cerrato. Son 67 municipios los que forman su demarcación, 13 de ellos, palentinos, y el resto, burgaleses.
La altitud marca la identidad de los vinos de Arlanza, ya que siempre supera los 800 metros, lo que se une, para definir su carácter, a un clima continental donde las montañas bloquean cualquier influencia marítima. Los inviernos son suaves y los veranos, áridos.
Los viñedos están situados en lugares protegidos por la Sierra de Cervera y la de las Mamblas, que influyen en la maduración de la uva (Arlanza tiene la vendimia más tardía de España) y, al tiempo, dotan a los vinos de personalidad. Los suelos de Arlanza son profundos, con rocas blandas y un subsuelo con margas calizas. y el paisaje tiene laderas y ondulaciones muy aptos para el viñedo, que reposa sobre suelos muy pobres en materia orgánica.
Los cultivos mayoritarios son de tinta del país, aunque se puede encontrar garnacha, cabernet sauvignon, merlot, petit verdot, albillo o viura.