La gran blanca

Mosela, territorio riesling

Jueves, 30 de Septiembre de 2021

La uva riesling y una viticultura heroica en las laderas del río Mosela convierten estos vinos alemanes en pura seda líquida. Silvia García. Imagen: Matthew

Hay lugares, libros, personas, sabores y olores que son capaces de dibujarte una sonrisa con solo su recuerdo. A nosotros los sumilleres nos suele pasar cada vez que descorchamos un vino en el restaurante y nos acercamos ese bendito líquido a la nariz. Se nos escapa una sonrisa porque por unos segundos nos lleva de vuelta al lugar donde conocimos ese vino, su espacio, su paisaje y las personas con las que compartimos ese momento, las manos que lo hicieron posible.

 

La riesling siempre fue una variedad que me hizo pensar. No partimos solo de una uva con unas características organolépticas preciosas, de esas que te gustan aunque no te guste el vino. Uva elegante, fina, fresca y compleja... Esa “seda líquida” que me describió Pitu Roca mientras lanzaba un bonito pañuelo al aire y me ponía la piel de gallina, momentos únicos en la vida; esa variedad con una capacidad de envejecimiento única; ella sola se vale para ser infinita sin necesidad de crianzas en maderas, lías ni más apoyo que su acidez, columna vertebral que sostiene la inmortalidad en una botella. Una de estas zonas únicas que refleja la personalidad más individual de esta variedad es, sin duda, Mosela (Alemania).

 

Más allá de la singularidad propia de toda Alemania y su riqueza vinícola, tengo especial cariño a esta zona que te ofrece tanto. Magníficas laderas orientadas al sur o suroeste nos hace darnos cuenta de que estamos ante una de las regiones más fascinantes del mundo del vino, viticultura que algunos denominan “heroica”. Desde su nacimiento en las montañas de los Bosgos, el Mosela nos dibuja un sinuoso camino de meandros que comparte con dos países más, Francia y Luxemburgo hasta su unión con el imponente Rin en Coblenza. Esta región vinícola solo engloba 8000 hectáreas de viñedo, no obstante, son más de 35 000 los productores. La gran parte de los vinos más importantes que podemos encontrar en el mercado del Mosela se localizan entre las poblaciones de Serrig y Zell –zonas de obligada vista– y la variedad riesling es sin duda la reina por estos lares: unas 5000 hectáreas pueblan sus laderas y terrazas. Por todo esto, que no es poco, y por millones de cosas más, Mosela y su riesling es para mi uno de esos lugares generadores de experiencias únicas y uno de esos paisajes embotellados que me sacan una sonrisa en mitad de un servicio con una copa pegada a la nariz.


 

 

Imagen: Matthew // Unsplash

 

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