Luis Cepeda

El sabor de la amistad

Domingo, 26 de Diciembre de 2021

Me entero de que los contactos por internet sellan relaciones amorosas firmes, incluso bastantes matrimonios, superando notoriamente los que originan puras amistades desinteresadas, un grado de relación personal menos aventurado que, sin embargo, sigue precisando del contacto inicial en persona para activarse. Luis Cepeda

La información me ha recordado que, en los años 80, cuando frecuenté Montreal, conocí un anticipo de esa función de las redes sociales. Operaba generando relaciones por teléfono o por carta, algo muy necesario en una ciudad cuyas temperaturas invernales impiden conocer más gente de manera casual. La cuestión consistía en generar encuentros de personas afines, que tenían lugar en los restaurantes del edificio Buenaventura, nudo de comunicaciones y conglomerado comercial subterráneo al que se podía llegar por los túneles del transporte público desde cualquier punto de la ciudad.

 

En el subsuelo del céntrico edificio, que dispone de más metros cúbicos que el mismísimo Empire State Building, brotaron los primeros hawker centre de Occidente con sus mostradores generosos en cocina italiana, india, mexicana, japonesa, francesa, china, caribeña, malaya, vietnamita, etc. –algo muy consecuente con la elasticidad migratoria del Canadá de aquellos años–, instalados alrededor de numerosas mesas self-service que se desbordaban de nuevos conocidos. Más que las relaciones galantes –que seguramente, también–, se prodigaron las relaciones amistosas y la gastronomía estuvo al servicio de unos contactos imposibles a los -25º C del exterior.

 

Desde Epicuro (si te pones a evocar acabas en Epicuro casi siempre), el filósofo de la antigüedad que más importancia dio a la amistad (y a la gratificación gastronómica también), se discute si la amistad solo debe ser interpersonal o puede ser comunitaria pues el ideal del pensador y sus seguidores (“busquemos alguien con quien comer antes que algo que comer”) era la de constituir comunidades de amigos para llevar una vida de cordura y perfección, edificando una sociedad fundamentada en la amistad. A medida que se supera la crisis de la covid-19 y sus clausuras se diría que la restauración sale al paso para restituirnos el encuentro gastronómico y la colectividad amistosa. Lo evidencia el esplendor de las terrazas, que han hecho de la necesidad virtud; la apertura de restaurantes relevantes con grandes expectativas y el sondeo culinario generalizado. Cuando la sociedad revela sentimientos y curiosidades comunes o actitudes de confianza mutua, se perfilan signos de identidad y colectividad amistosa.

 

Compartir la mesa es la más instintiva de las manifestaciones fraternas. Robustecer los lazos de amistad mediante la ocasión gastronómica es una propuesta llena de significado humano, de cordialidad mayor y de voluntad comunicativa. ¿Hay un modo mejor de cultivar la camaradería que la comunión gastronómica? Esperemos que cada cual descubra lo que contiene de esperanzador para la armonía social de nuestra compleja sociedad y de algún modo los encuentros gastronómicos nos conduzcan a esa amistad comunitaria que perseguía el filósofo.

SOBREMESA no comparte necesariamente las opiniones vertidas o firmadas por sus colaboradores.

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.