Cata histórica
Viña Albina y Monte Real, dos riojas clásicos cara a cara
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El pasado mes de noviembre Bodegas Riojanas realizó un recorrido histórico de su trayectoria a través de sus dos marcas emblemáticas, Monte Real y Viña Albina, repasando algunos de sus hitos y mostrando sus novedades. Miguel Z. Sevilla
En las voces del presidente de Bodegas Riojanas, Santiago Frías y el enólogo de la bodega, Emilio Sojo, se fue mostrando la trayectoria de la bodega y de estas dos enseñas, de las que se pudieron catar algunas añadas significativas para la casa.
Fundadas en 1890 a partir de los viñedos de la familia Artacho y de la necesidad de vino procedente de Francia, cuyos viñedos pasaban su peor momento por la filoxera, fue en los años 30 cuando creó, de manos del enólogo francés Gabriel Larrendat, la marca Monte Real, concebida para denominar a un vino elaborado con uvas procedentes del viñedo El Monte, en Cenicero. Se trata de un viñedo con suelos de arcilla y canto rodado, con rendimientos bajos de forma natural.
La primera añada, que se pudo catar en la presentación en Madrid el pasado 3 de noviembre, fue la de Monte Real del 64, cosecha considerada una de las mejores de la historia y la primera más cuantiosa tras la crisis de la filoxera en España. Este tinto, elaborado con tempranillo, graciano y mazuelo, contó con seis años de crianza y, en la botella que se pudo catar por esta periodista, se mostró limpísimo, con un elegante bouquet donde se percibían notas especiadas de cueros, chocolate y una viva acidez, finura, fluidez y mucho atractivo en la boca. Sojo aclaró que Riojanas realizó una expansión en los 60 donde se duplicó su parque de barricas, y considera probable que este 64 combine barricas entre tres y cuatro usos.
Viña Albina procede de viñedos en Rioja Alavesa y Rioja Alta, donde la familia Frías cuenta con 200 hectáreas y otras 600 son de viticultores con contratos de larga duración con la bodega.
Sojo explica que la gestión de este patrimonio “es complicada” pero que, antes de entrar en la bodega, el equipo ya ha decidido a qué vino irá cada una de las partidas de uva.
La primera añada de este tinto que se pudo catar fue la del 78, y marca el hito de ser la primera cosecha que certificó el Consejo Regulador de Rioja. Se elaboró con tempranillo, graciano y mazuelo procedente de siete hectáreas de viñedo a una altitud entre los 470 y los 500 metros. Joven y vibrante, opulento, mostraba aún músculo.
La siguiente etapa de la historia de Riojanas la contó Monte Real 1998, que comienza a elaborarse únicamente con tempranillo. Floral, con notas especiadas y tostadas de la madera, sedoso en la boca, cremoso y bebible.
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En 2005 fue cuando se quiso poner el acento en la diferencia que había entre Monte Real y Viña Albina desde el viñedo. Esta añada excelente en Rioja que, recuerda el enólogo, lo fue también en todo el mundo, fue un año cálido que Sojo compara con 2004 aunque con más frescor. Embotellado en 2009, Viña Albina 2005 es un vino fluido y sutil, equilibrado y agradable.
Monte Real 2005 marca la diferencia mostrando mucho nervio, equilibrio entre fruta y madera, expresivo, rico, con una viva acidez.
En 2017 se produjo una helada que marcó la elaboración para muchas bodegas, y en Riojanas se llevó el 20% de la producción de la zona de Rioja Alta. Viña Albina 2017 recordó ese momento; un tinto de tempranillo, mazuelo y graciano con notas de vainillas y fruta madura, jugoso.
En esa misma añada, Monte Real Reserva de Familia 2017 sirvió de introducción para contar el trabajo de balsas de riego y el uso de levaduras para bajar el ph de los vinos que la bodega ha puesto en marcha, intentando atajar los problemas que provoca el calentamiento global. Este tinto, q00% tempranillo, mostraba fruta negra madura, moras, arándanos, y una boca carnosa y amplia.
Los dos siguientes vinos son ya un ejemplo de la modernidad en Riojanas, novedades con poca trayectoria en el mercado y que se adaptan a tendencias actuales: Monte Real Cuvee, cuya añada 2019 es la tercera en salir a la venta, y Monte Real Garnacha 2020, uno de sus últimos lanzamientos, vino monovarietal procedente de cuatro hectáreas de viñedo sobre suelos arcillosos en Manjarrés, en la zona del Alto Najerilla, a 700 metros de altitud. Floral, de notas silvestres y con una vocación de trago más ligero e inmediato, puso el punto final al recorrido líquido por la trayectoria de la bodega, germen de un grupo que cotiza en bolsa y está presente en ocho denominaciones de origen españolas.



