CHRISTMAS FOOD

10 banquetes navideños por el mundo

Martes, 28 de Diciembre de 2021

Tradicionalmente se confieren propiedades poderosamente esotéricas a los alimentos que se degustan en fin de año y Navidad, como si fueran un escudo frente a los embates del destino. Pasen, lean y coman, que hay otras navidades allende España y también son de rechupete... Javier Caballero. Imágenes: Álvaro Fernández Prieto Deborah Rainford (Unsplash) y Jed Owen (Unsplash)

 

Venezuela: hallacas sin mal fario

 

Parte de la nutrida diáspora venezolana asegura que comerlas fuera del país trae mala suerte (entre ellos Boris Izaguirre), pero mal fario aparte, las hallacas no pueden faltar a la mesa venezolana en estos tiempos de espumillón y luces de colores. Se trata de un tamal customizado, pastel hecho de masa de maíz envuelto en hoja de plátano y relleno con cualesquiera viandas, ya sea gallina, ternera o pollo condimentado con achiote y al que se agregan aceitunas, pasas, cebolla, papas... Un plato muy saciante y suculento para luego quemarlo bailando toda la noche.

 


Italia: lentejas que quieren ser monedas... y jabalís tipo Astérix

 

Si de despedir el año se trata, en Italia dan cuenta de lentejas durante la denominada “notte di Capodanno”. De entrada no parecen una exquisitez digna de tan augusta fecha, pero no creas. Son símbolo de prosperidad y es una costumbre que no pierden los transalpinos. Antaño, se guardaban lentejas en los monederos con la esperanza de que se convirtieran en monedas, de ahí el atávico rito a lo largo y ancho de los Apeninos. Aunque los tiempos mutan que es una barbaridad y el acervo culinario da volantazos mucho de una región a otra del país, en general en Italia se mantiene la importancia religiosa-gastronómica de esta efeméride del Señor. En la Nochebuena “ayunaron” en gran parte del país (o comieron pescados como bacalao), esa vigilia antes del día de Navidad, y la cena – el denominado Cenone– que se convierte en muchos hogares en un festín donde no faltan antipastos como mejillones rellenos, ensaladas de pulpo y aguacate, setas y berenjenas al horno, para dar paso a pasta al gusto, un risotto o un asado, un capón. En Toscana, todos se pirran por un buen asado de jabalí al más puro estilo última página de Ásterix. Para vigorizar, caldo con cappelletti. Del panettone ya lo sabemos casi todo...

 

Filipinas: arroz bajo el influjo español

 

De nuestros días imperiales les hemos dejado unas cuantas cosas a los filipinos, como las costumbres de Nochebuena y un buen puñado de lingo. El caso es que en Navidad se pirran por el llamado bibingka, que no es más que un sencillo pastel filipino hecho con arroz, mantequilla, huevos, azúcar y leche, cubierto con queso y huevo de pato salado, y espolvoreado con coco rallado. La particularidad es que los granos de arroz se dejan en remojo durante la noche y luego se muelen, lo que confiere una textura esponjosa y digamos, aglutinante. Antes del desastre del 98, dicen que los españoles de allá lo cubrían con azúcar, queso y mantequilla... justo después de venir de la Misa del Gallo.

 

 

En México que no falte el guajolote

 

Guajolote navideño. Que nadie tema por el palabro, porque no es más que un pavo engordado propio de estas fiestas y que desaparece del plato en muchos países, más allá del Día de Acción de Gracias. El caso es que en México se le llama guajolote (pisco o chompipe), se rellena de almendras y que se escolta con la celebérrima salsa a la que le llaman mole, ya sabes. Entre todas las versiones, la más popular y de rechupete es el mole poblano (cacao, especias, cuatro tipos de chile...). Para desabrocharse el cinturón hasta del día de Año Viejo.

 

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Y en nuestras antípodas, pavlolva en manga corta

 

Ya que en Australia se ha blindado frente al COVID uno de los ritos más típicos para estos días es quedar con familia y amigos para brindar en derredor de estupenda barbacoa y en manga corta, verano austral obliga. No falta el vino caliente tipo nuevo mundo, claro, embutidos y un variado seafood, acompañados todos de una tarta pavlova de fresas irresistibles y un partidito de cricket bajo un cielo azulísimo. Las ostras y las gambas, otro must.

 


Portugal: bacalao para no pecar

 

Lo más típico es festejar la Consoada tras la misa del gallo, o sea, el “consuelo” después de la penitencia para expiar los pecados de todo el año. Al estilo de la Pascua, se trata de una cena de lo más estruendosa que arrincona la carne para el día siguiente (liturgia que remite a la matanza del cerdo en cuanto llega San Martín, de ahí el nuestro cacareado refrán). A pesar del empuje del pavo o del cabrito, el bacalao sigue siendo el soberano monarca en las mesas de nuestro vecino (especialmente en el Norte), y se sirve con salsas, patatas, huevos y cualesquiera verdura como compañía.

 

 

El país de Drácula: sarmale "a la arguiñana"

 

Hasta el incontenible Karlos Arguiñano se ha atrevido con la más popular de las recetas navideñas rumanas: el sarmale. Pese a no tener un aspecto muy fotogénico, está muy sabroso, puesto que se compone de hojas de col o repollo rellenas de una carne aderezada al gusto, arroz y cebolla en forma de rollos cilíndricos. Casi siempre suele aterrizar en la mesa con la llamada mamaliga, una especie de polenta a base de harina de maíz molido.

 

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Los ingleses: all in para el 25

 

Los británicos dedican el gran festín y el do de pecho pantagruélico para el día 25, reservando la Nochebuena para descansar e irse prontito a la cama y dejar los regalos junto al árbol, rellenando calcetines junto a la chimenea. El pavo asado es protagonista (o también el sheperd pie o pastel de carne), pero queda relegado en importancia ante unas meras patatas asadas al horno, un humilde pero suculento plato más popular que el villancico de Wham! Otras opciones bastante extendidas son el ganso, el solomillo vacuno, el lomo de cerdo o costillar de ternera, entre otros.

 

 

Suecia: un bufé casi boreal

 

Si pasamos la Navidad en Estocolmo o Gotemburgo, por ejemplo, aprenderemos la palabra smörgåsbord, un bufé elaborado con diferentes ingredientes típicos de la cocina de este país de Escandinavia de pingües ingresos. La palabra compuesta es la suma de las voces smörgås («sándwich») y bord («mesa»). De tal modo que frente a nuestros ojos, un surtido de jamón de Navidad, salchichas de cerdo, una mezcla de huevos y anchoas (gubbröra), costillas de cerdo, bacalao al horno, ensalada de arenque, arenque en escabeche, paté de hígado, y como broche, galletas de gengibre y risengrynsgrot, un arroz con leche bien calentito.

 

 

Nuestros vecinos galos: vieiras XXL

 

La réveillon de Noël es sinónimo de lujo a la mesa, de menú de alto copete. A la sazón, foie, los quesos, las ostras, el salmón ahumado, el caviar y las coquilles de Saint Jacques (o sea, las vieiras de Santiago), que ganan en relevancia a carne como el venado. Estas coquilles tiene un tamaño mayúsculo y se elaboran de mil maneras, sobre todo gratinadas. De postre, la bûche de Noël, o tronco de Navidad, un pastel relleno de crema de chocolate que data de los tiempos de la Francia bajo el influjo de los celtas.

 

 

 

 

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