Selección natural

10 vinos para disfrutar con pasión esta Semana Santa

Lunes, 11 de Abril de 2022

Ya está aquí la Semana Santa, y por primera vez en mucho tiempo, los ánimos (y las reservas en hoteles y restaurantes) hacen pensar en que la pandemia va quedando atrás. Con la que está cayendo, lo de darse al vino no parece mala idea… Raquel Pardo

Si bien es momento de recogimiento para muchos, la Semana Santa implica días de descanso y disfrute para otros tantos, así que, para acompañar esos instantes con la familia, los amigos o en solitario, aquí van una decena de vinos de regiones y pelajes distintos para escoger… y darse al vino con pasión.

 

Mas de la Pansa Espumoso de Trepat, para empezar con buen pie

 

Inma Soler elabora en Conca de Barberà este espumoso con la variedad autóctona de la región, la trepat. Utiliza el método ancestral de elaboración, es decir, una sola fermentación, para obtener un vino de burbuja fina, tremendamente frutal, fresco, sápido y del que es difícil cansarse, aunque es mucho más difícil encontrar una botella… pero todo es ponerse. Impossible is nothing, que decía aquel lema de zapatillas. PVP: 15 euros.


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Kinki, rebeldía y finura con sabor a Valtuille

 

Verónica Ortega es una viticultora y bodeguera que traslada como pocos la finura que ha ido aprendiendo durante su trayectoria profesional a los vinos que elabora en su proyecto personal, tan personal que lleva su nombre. Kinki es uno de sus vinos más frescos y divertidos, que combina la local mencía de Valtuille, donde Verónica tiene sus dominios, con la vivacidad de otras variedades blancas, como godello, doña blanca o palomino. Vuelca con maestría el encanto de los viñedos viejos del Bierzo y consigue un tinto vibrante, fresco, lleno de fruta silvestre y una textura equilibrada, con tensión y de final de esos que deja con ganas de más. PVP: 28 €.


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Malahierba, la bella diversidad de la rufete

 

La Sierra de Salamanca tiene un paisaje donde la diversidad es la tónica, y Malahierba, la bodega boutique que arrancaron hace poco más de tres años Silvia Rocher y Manuel García, quiere reflejar esas maravillosas diferencias. Lo hacen elaborando varios vinos con nombres de malas hierbas, que dan carácter a la región y marcan, también, sus perfiles. Trabajan, claro con rufete como base, y elaboran uno de los pocos vinos de rufete blanco serrano que existen hasta el momento. Pero entre ellos, escojo el tinto que da nombre a la bodega, un vino que elaboran con la intención de mostrar le heterogeneidad geológica y natural de la Sierra. Suelos de granito y pizarra y barrica de castaño marcan un vino silvestre y expresivo, vivo, con una encantadora nariz y una boca intensa, continental pero fina y equilibrada. Para pasar un sábado de gloria descorchando una (o más) botellas. PVP: 12 €.


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Cucú, verdejo sin tonterías

 

… Cantaba la rana es un guiño al paraje de donde procede parte de la verdejo materia prima de este blanco, vino de entrada del proyecto Barco del Corneta, a cuyo timón están Beatriz Herranz y Félix Crespo. Un verdejo sincero, sin maquillajes, que sabe a verdejo de verdad, a hinojo y hierba, que se bebe con fruición, un blanco continental pensado para el trago largo, con finura, autenticidad, sabroso y fresco. Y además, a un precio que invita a hacerse con más de una botella: 9,5 €. Para dar una lección a los fans del ”verdejito fresquito”.


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El Lebrero, deliciosa interpretación del páramo

 

Félix Callejo, bodega familiar fundada por el viticultor que le da nombre, que ha pasado el testigo a sus cuatro hijos, dos de los cuales, Noelia y José Félix, obtuvieron el año pasado el reconocimiento del Master of Wine Tim Atkin como Winemakers of the year. Y es que el trabajo de estos dos hermanos, volcados en trabajar la viña a conciencia para mostrarla en la copa de la manera más sincera, está dando unos magníficos frutos, que siguen honradamente la estela que su padre empezó a trazar. El Lebrero es su apuesta en blanco por la albillo mayor de la finca que le da nombre, aunque en la añada 2020 incorpora también uvas de otra viña, La Virgen, situada en un páramo de suelo calizo. Fermenta primero en contacto con las pieles y pasa después por barrica y hormigón, donde se cría durante ocho meses sobre lías. Un blanco perfecto para comer, con notas herbáceas y de miel, de fruta blanca madura, con una textura cremosa, volumen, elegante y con señorío. PVP: 19,90€.


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Bienvenidos al Extraordinario Mundo de la Mujer Caballo, Mitad Mujer, Mitad Caballo- Arco, sencillamente, elegante

 

Sí. El nombre del vino es así de largo. Una apuesta inusual para un trabajo inusual con una variedad, hasta que el equipo de Fil·loxera y Cía no empezó a recuperarla, destinada al olvido, como tantas otras. Arco se llama esta tinta, materia prima de este vino (atención, es el de la etiqueta azul, ya que forma parte de un trío de vinos de uvas recuperadas: arco, ullet de perdiu y valenci, que tienen la misma etiqueta, en otros colores). A partir de la selección masal de un viñedo de 1972 se plantó una viña más joven que también forma parte del ensamblaje. Elaboración natural, poca intervención y una maceración corta obran este pequeño milagro de mostrar una variedad casi extinta en forma de vino elegante, floral y pleno de fruta, mineral y fino en la boca, un tinto mediterráneo que no reniega de su origen, bonito y seductor. PVP: 24 €.


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Sol de Gratias, el encanto de la sencillez

 

Sin alejarnos mucho del sureste, pero adentrándonos en territorio de la Manchuela, el equipo de Gratias trabaja también rescatando uvas del olvido. En este caso, Sol es uno de sus blancos de tardana, que cultivan bajo los criterios de la viticultura sostenible y, añaden, ética, un adjetivo que irá tomando relevancia en los tiempos que se avecinan. La viña se encuentra en la aldea de Cilanco, en Albacete, y está plantada en vaso. Su trabajo con esta variedad tardía opta por lo artesanal, macerando el mosto ligeramente y fermentando a baja temperatura. Un tercio del vino termina de fermentar en tinajas de barro. Sol es un vino delicado, frutal y sutil, perfecto para tomar fresco y acompañarlo de un buen aperitivo bajo la sombrilla o el toldo de una terraza. PVP: 9,95€.


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200 Monges Reserva Blanco, el señorío bien entendido

 

El nombre de este vino alude a la historia de Albelda, sede de Vinícola Real, y a los hasta 200 monjes que convivieron en un monasterio rupestre de la localidad dedicados al códice albeldense, cuyo facsímil se guarda en la bodega. Pero más allá de las pinceladas históricas, aquí lo que se elabora son magníficos vinos de guarda, objetivo principal de Miguel Ángel Rodríguez Ruiz, quien los define como “el premio a la paciencia”. Una de sus joyas es el Reserva Blanco, que en su añada 2010 se ha elaborado con un 90% de viura y un 10% de malvasía. Rodríguez trabaja para lograr mucha expresividad en la nariz y lo logra con creces: el vino es muy seductor, con notas de fruta blanca y flores y volumen, amplitud y mineralidad en boca. Es un blanco con el que hablar, con el que disfrutar de su paso vibrante y preciso, dejarse embelesar por su tensión y acompañarlo de una buena charla. PVP: 59 €.


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El Cerrico, o cómo hacer magia con una airén viejísima

 

La Jumilla albacetense es, por volumen, la menos conocida de las jumillas, pero eso no implica que no esté dando alegrías a la denominación gracias al buen trabajo de sus elaboradores. En la pasada edición de Madrid Fusión The Wine Edition, celebrada hace poco más de dos semanas en la capital, el Consejo Regulador mostró algunos de sus vinos punta de lanza en calidad y reconocimiento y su capacidad de combinar con los platos más diversos. Uno de los vinos más significativos, por lo raro, fue este blanco de airén, una variedad a la que, hasta hace no mucho, no se lograba sacar ningún partido que mereciera la pena. Pero este, procedente de una viña muy vieja de apenas media hectárea en Fuenteálamo, es fruto del talento y trabajo de recuperación de los hermanos Cerdán, jóvenes viticultores que están aportando una nueva mirada a la jumilla más interior. Fermentado en ánfora, es un vino con aromas frutales y de crianza y volumen en la boca, elegante, intenso, un blanco hablador y complejo, diferente. PVP: 69€.


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Château Le Puy Barthélemy, expresión a raudales del terroir

 

Pioneros en agricultura ecológica y prácticas biodinámicas antes de que Steiner les diera este nombre, pues ya Château Le Puy es una casa bordelesa atípica. Ya trabajaban así en el siglo XVII. Hoy es la décimo cuarta generación de la familia Amoreau la que continúa esta tradición y ha implantado la permacultura, además de ir reduciendo progresivamente el uso de sulfitos en la elaboración. Sus viñas se asientan sobre suelos iguales que los de Saint Émilion o Pomerol, aunque acogidos a la apelación Francs-Côtes de Bordeaux por su situación cerca de Libourne. En su plantación convive la viña con otros árboles y arbustos para preservar la biodiversidad. En la bodega, el objetivo es la larga guarda y que los vinos reflejen esa idea del terroir holístico. Barthélemy es uno de sus tintos, procedente de su parcela histórica, Las Rocas, sin sulfitos añadidos y criado en barricas usadas según un método propio de Le Puy, la dinamización, que permite a los vinos generar sus propias defensas ante las bacterias. Este tinto, que lleva el nombre del bisabuelo de los actuales propietarios, está mayoritariamente elaborado con merlot y con un 15% de cabernet sauvignon; tremendamente mineral, es fino y complejo, largo, profundo, con una sublime elegancia. Para celebrar y celebrarse. PVP: 110€

 

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