ASÍ ÉRAMOS

Catar los mejores crianzas de Ribera del Duero... de 1982

Viernes, 29 de Abril de 2022

Ribera de Duero. La cosecha de 1982. Hace cuatro décadas exactas. Y nuestra revista levantando acta de aquellos tintos en el número de octubre de 1988. ¿Las conclusiones? Esclarecedoras y visionarias... Javier Vicente Caballero

[Img #20555]Una DO que acababa de nacer; unos tintos con estructura, voluminosos, siguiendo la estela y estilo de elaboradores de Burdeos. Así transitaba la Ribera del Duero en el año 82, solo tres años después de haber nacido su denominación y la primera añada en ser calificada (muy buena). Y nuestra mesa de cata, en octubre del 88, auditaba siete tintos con crianza para brindar conclusiones y analíticas a nuestros lectores de papel. "Ganador y colocado", rezaba el titular trayendo un símil del turf y los purasangres, en un texto que arrancaba de la manera que sigue: "Del desconocimiento en que vivían hace pocos años a la gloria irresistible en estos últimos tiempos. Son los vinos de Ribera del Duero. Los tintos, colocados a la sombra de los míticos Vega Sicilia, han irrumpido en el mercado de modo lento pero con una progresión constante y envidiable (...) Se alaba su calidad y se profetiza su enorme potencial de futuro. Los entendidos parecen coincidir al señalar que a medio y largo plazo los tintos de la Ribera del Duero serán nuestra mejor baza en Europa". 

 

Hay que recordar que aquel año 82 –cosecha de Naranjito, victoria electoral abrumadora del PSOE y salto hacia cierta modernidad en España– las bodegas de Ribera del Duero comercializaron 530 000 litros en apenas 12 000 hectáreas de viñedo. Hoy en día son casi 57 millones las que suman 25 bodegas adscritas... El entonces presidente del Consejo Regulador, Pascual Herrera, resaltaba que antaño no existía (salvo la excepción de los vinos de la saga Álvarez, que precisamente en aquel año adquirieron Vega Sicilia) una tradición firme de tintos, ocupando los claretes el esfuerzo de los elaboradores. Destaca, con la perspectiva y la ventaja que da el tiempo, la inversión en la compra de roble y la proliferación de la crianza en madera, además de la virtud del "propio tamaño de la DO, reducido y asequible. (...) Si el proyecto no se tuerce, si se repone el viñedo viejo con la variedad noble que sustenta la calidad, si no se experimenta demasiado con las variedades foráneas, si aparecen y reservas y grandes reservas, se realizan nuevas plantaciones con criterios rigurosos y se modernizan las cooperativas – de los 40 elaboradores actuales la mitad son cooperativas–, el futuro de la región, está asegurado. 

 

Siete crianzas del 82

 

[Img #20554]Vamos con los siete vinos catados. Fueron los únicos de la zona que tenían crianza y el que más sorprendió fue el Pesquera de Alejandro Fernández, "muy gustoso en boca y con excelente evolución, muy ligado, bien estructurado y con un punto de astringencia que es toda una promesa de larga vida. El elenco probador –José Luis González Cledera, Juan Manuel Ibáñez, el simpar y simpático Jesús Flores y Ángela Castañeda (alumna de la Escuela del Vino) subrayaron asimismo el Valbuena de 5º Año de Vega Sicilia (elegante, transparentándose la madera y un ligero punto de moscatel, gustoso y complejo, sedoso, 3 950 pesetas) y el Mauro Mágnum (muy elogiado, etéreo, balsámico, especiado, seco, largo, redondo, carnoso y sutil, 2 000 ptas.). El resto del panel –Señorío de los Baldíos (250 ptas.), Torremilanos (425 ptas.), Peñafiel (850 ptas.) y Protos (1 250 ptas.)– no alcanzaba las cotas sublimes de los mencionados. Hoy en día, un Valbuena de 5º Año del 82 (malbec, merlot, tinto fino) se encuentra a cuentagotas a un precio superior a 300 euros; el Mauro magum solo debe dormir alguna botella errática en lo más profundo de la bodega de Tudela de Duero. Para terminar, algunos reproches en esta cata ya legendaria: "El mayor problema para la zona proviene, a nuestro entender, de su propio éxito y del peligro que supone la escasa oferta y la amplia demanda. En otras palabras, los elaboradores corren el riesgo de estar matando la gallina de los huevos de oro. (...) La relación calidad precio es el mayor reparo que se les puede hacer a estos vinos. Uno de los catadores comentó que a esos precios prefiero un Château Petrus". 

 

 

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