Orobianco, el restaurante donde Marco Tacchetto entra en escena

Formado entre grandes, las raíces italianas de Marco Tacchetto se han ido difuminando, mezclando y combinando con la creatividad dulce de Oriol Balaguer, la cocina catalana con fundamento de Xavier Sagrità, la revolución absoluta del grandísimo Andoni de Mugaritz , la exigencia de The Fat Duck o la gestión de Gordon Ramsey. Pero la larga experiencia le ha valido para instaurar formas y maneras estrictas y muy claras en la reapertura de Orobianco sin perder la esencia de una base de cocina italiana elaborada con las materias primas locales. La lonja de Calpe o las cercanas de Javea o La Vila suministran pescados y mariscos de primer nivel que Marco utiliza con sutileza, añadiendo huerta en alta proporción desde el aperitivo hasta los principales. También hay caza y posibilidades cárnicas aunque no es allí donde parece sentirse mas cómodo. Con una personalidad marcada y riguroso Tacchetto ha creado un equipo a su imagen y semejanza con una sumillería respetuosa pero muy acertada que demuestra gran conocimiento de la zona y un servicio de sala que necesita rodarse. La cocina vista posibilita cierta agilidad y los platos vienen terminados desde ella con el simple añadido de cremas, bases o salsas, lo que ayuda a paliar los pequeños errores de los inicios.

Italia vuelve con intensidad en sus pastas y arroces con una ejecución impecable. Otro aspecto para remarcar es la calidad de sus postres, sorprendente ante la ausencia de un pastelero dedicado exprofeso a ellos.

Los comensales pueden optar por tres propuestas de menú, desde el más sencillo de cinco pases al completo con once pases que alcanza los 120 euros.  Buenas vistas y un nuevo arranque para un lugar que sorprendió al comensal con una revolucionaria cocina italiana de autor y que ahora promete recuperar el lustre y la estrella.