En Jerez

Vinoble 2022, la reivindicación de la albariza (y del talento femenino)

Lunes, 06 de Junio de 2022

La mirada hacia los pagos jerezanos y de Montilla- Moriles y los guiños a otros vinos generosos y dulces españoles e internacionales han ocupado la primera edición post pandemia del Salón, que cerró sus puertas el pasado miércoles, una convocatoria con una destacada presencia de mujeres entre los ponentes y visitantes. Raquel Pardo

Vinoble 2022 es, hasta la fecha, el que más visitantes ha congregado en sus tres días de duración, entre el domingo 29 y el martes 31 de mayo, en su ubicación tradicional, el impresionante Alcázar jerezano. Y también es el primer Vinoble tras la pandemia. Además, es, sin duda alguna, el Vinoble con más presencia femenina, no solo entre el público, sino también entre las ponentes de las catas que se celebran paralelamente a la exhibición de productos por parte de las bodegas y distribuidoras que concurren. Enólogas como Paola Medina (Williams & Humbert, Jerez) o Cristina Osuna y Fátima Ceballos (Toro Albalá y Lagar de la Salud, Montilla- Moriles); productoras como Clara Verheij o Victoria Ordóñez (Bentomiz y Bodegas Victoria Ordóñez, Málaga) o formadoras como Mar Sánchez Pavón (Entre Cepas) o Cristina Tierno (por parte del Istituto do Vinhos do Porto) fueron algunas de las comparecencias femeninas destacadas, que no las únicas.

 

Gran parte de la responsabilidad en hacer visibles a la cantidad de féminas que cuentan, hacen y deshacen en el universo de los vinos generosos, tanto españoles como extranjeros la tiene el comisario del Salón, Juancho Asenjo, quien no ha dudado en tirar de talento femenino en catas acerca de los vinos jerezanos, de Montilla, malagueños o internacionales.

 

Vinoble ha sido también la vuelta al albero de productores del Marco de Jerez que elaboran vinos generosos: han brillado los finos, las manzanillas, los olorosos, los palos cortados y los dulces de moscatel y PX, pero, además, han vuelto con fuerza renovada los jóvenes (y algunos, no tan jóvenes) productores que se agrupan en torno a Territorio Albariza, agrupación de viñadores y bodegueros que muestra una mirada muy profunda al territorio, a las raíces de los pagos jerezanos, su por qué, su historia y sus particularidades.

 

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El momento de la albariza

 

Si bien hace (no tantos) años los generosos se consideraban vinos más de bodega que de viña, productores como Ramiro Ibáñez, de Cota 45, Willy Pérez, de Bodegas Luis Pérez, Primitivo Collantes, de las bodegas del mismo nombre, los hermanos Blanco, de Callejuela, Alejandro Narváez, de Forlong, Alejandro Muchada, de Muchada-Léclapart o Joaquín Gómez, de Meridiano Perdido, han puesto el foco en el origen, el territorio, y ahora no es raro escuchar que tal o cual fino, tal o cual manzanilla vienen de Macharnudo, Miraflores o uno de los dos Carrascales. Los generosos están empezando, también, a hablar de procedencias y la curiosidad por conocer esa trazabilidad y los porqués de un carácter más salino, más concentrado o más etéreo empiezan a estar en el centro de la conversación sobre los vinos del Marco.

 

Los vinos de pasto (vinos jóvenes de palomino fino del Marco de Jerez que pueden o no tener crianza bajo velo en botas y no se encabezan con alcohol vínico, y que, de momento, no están amparados por el Consejo Regulador) que elabora el colectivo Territorio Albariza reivindican los matices más primarios y minerales de los distintos suelos del Marco con base en la albariza. Gracias a ellos, se oye hablar de lentejuelas, barajuelas o toscas cerradas, por ejemplo, al hablar de generosos clásicos y nuevos lanzamientos. Este tipo de vinos, más accesibles al paladar menos adentrado en los múltiples senderos del jerez, entran por los ojos (es un decir) a consumidores nuevos, y podrían contemplarse como una puerta de lujo que se abre a este apasionante universo. Una visión que comparte el presidente del Consejo Regulador de Jerez, César Saldaña, para quien el reto del jerez es, tal como explica en una entrevista en la página oficial de Vinoble, “asegurar una nueva generación de amantes de los vinos de Jerez”, un reto que atañe, comenta, a toda la cadena productora.

 

Las casas clásicas, como Barbadillo, González Byass, Fernando de Castilla, Tradición y Osborne mostraron también sus novedades hablando no solo de la trayectoria, también del origen.

 

Vinos generosos internacionales y otros generosos españoles en Vinoble: pocos, pero con pedigrí

 

Vinoble 2022 ha contado con una escasa, aunque variada, presencia internacional. Vinos dulces de Alsacia o Sudáfrica, vinsantos griegos, dulces portugueses de moscatel de Setúbal, vinos de hielo canadienses, vinos de botrytis franceses como los sauternes han acompañado a la diversidad de generosos, dulces y vinos especiales españoles: no han faltado las denominaciones andaluzas que elaboran generosos como Montilla- Moriles y sus dulces de PX como los de Toro Albalá, que celebra este año su centenario; Málaga con pajaretes como Quitapenas, moscateles y dulces de pedro ximénez o Huelva con sus célebres vinos naranjas y generosos como el singular Cream de Ermita de Santa Águeda, o los generosos de Lebrija, localidad adscrita a la DO Jerez como proveedora de uva pero donde los vinos que se elaboran no se pueden amparar a ella, como los de la bodega González Palacios, que convivieron con vinos levantinos como fondillones de Bodegas Monóvar o el raro y atractivo moscatel dulce de Pepe Mendoza.

 

El sumiller burgalés Diego González, mejor de España en 2019, visitaba Vinoble por primera vez  y su impresión fue buena al comprobar el poder de convocatoria del Salón, su magnitud y la presencia de bodegas jerezanas y de Montilla, aunque, puntualiza, “se echa de menos la presencia de zonas cercanas como Condado de Huelva, que fue con dos bodegas o más productores de Portugal”, considera. González muestra interés también por la oportunidad de hablar con los productores y las actividades programadas, que califica de “espectaculares” porque los ponentes conocían a fondo los temas que trataron en sus catas o intervenciones.

 

Destaca también la presencia de espumosos, “una buena combinación” porque permite poner en relación territorios que, pese a la diferencia de estilos, comparten algunas características; por eso estuvieron presentes también cavistas como Mestres y los miembros del colectivo A la Volé, especializados en Champagne, tuvieron su propia cata en el espacio de la Mezquita del Alcázar. Asenjo justifica esta presencia aduciendo que “los espumosos son también vinos especiales, como lo son otros vinos que no están al alcance de consumidores o intermediarios y que se deben dar a conocer”.

 

El Salón cerró sus puertas con un lleno total en todas sus actividades y la sensación de que el aparentemente inmovilista mundo de los generosos, parafraseando a Galileo, “sin embargo, se mueve”.

 

 

Los vinos de Vinoble 22 que no te puedes perder

 

 

Aunque fueron muchas las joyas que pasearon palmito por el Alcázar, aquí va una selección de vinos para adentrarse en este dulce (y generoso) mundo. Aquí van.

 

La Escribana 2020

 

El vino de pasto de Bodegas Luis Pérez es un blanco elegantísimo que procede del pago de Macharnudo, un blanco opulento y sedoso que fermenta en bota y permanece un año bajo velo de flor. Un vino que se agota al poco tiempo de salir a la calle (de hecho, ahora mismo es difícil encontrarlo, pero merece la pena esperar a la siguiente añada), una auténtica estrella de rock con sabor a albariza que hay que probar, al menos, una vez en la vida. PVP: 18 euros aprox.

 

Moscatel Origen de Pepe Mendoza

 

El alicantino se inspira en los pajaretes malagueños y se vale de 15 años de investigación sobre los vinos dulces para elaborar este pequeño tesoro líquido: parte de la uva, moscatel de viña vieja, toma grado en la planta y parte se asolea, y una vez elaborado, una porción del vino reposa en roble francés y otra en botas de amontillado. Seis años de reposo y paciencia que dan como resultado un vino misterioso, encantador, con multitud de notas perfumadas, de flores, de árboles frutales, de cítricos y cedro, casi adictivo en la boca, de conversación larga y reflexión. PVP: 50 euros la botella de 37,5 cl.

 

Vinsanto Hatzidakis

 

Este tinto dulce de la isla griega de Santorini se elabora a partir de uvas assyrtiko y aidani y envejecido durante cuatro años en barrica es una explosión de fruta roja, notas amieladas y un paso aterciopelado, con buena acidez que deja ganas de otro trago. PVP: 54 euros aprox.

 

Gewürztraminer Kitterlé Grand Cru 2015

 

Este blanco dulce alsaciano procede de un viñedo montañoso con exposición sureste, un viñedo clasificado como grand cru. La intensa expresión de la gewürztraminer y una fresca acidez combinan a la perfección en este vino lleno de fruta y notas cítricas y florales, perfecto para tomar con algunas carnes blancas y hasta atreverse con un buen arroz.

 

Manzanilla Almacenista Callejuela 2017- Pago Macharnudo

 

Elaborado en crianza estática, esta añada de la ya icónica manzanilla sanluqueña elaborada por los Hermanos Blanco, mayetos de talento casi comparable a su simpatía, está especialmente marcada por la mineralidad y la frescura. Un vino delicado, seductor, definido y preciso, afilado pero no cortante, complejo pero no apabullante. Una pequeña maravilla. PVP: 27 euros aprox botella de 50 cl.

 

Tivo 2019

 

Primitivo Collantes ha sido uno de los primeros en apostar por la uva rey, variedad de piel gruesa y vendimia más tardía que la palomino y la elabora separando una parte, que fermenta en acero inoxidable, y otra en madera, para después, criarse durante un año en botella. Un blanco longevo, con mucho desarrollo, complejo, con notas tostadas, de frutos secos, amplio y con la frescura que Collantes siempre imprime en sus vinos. PVP: 37 euros aprox.

 

UBE El Reventón

 

Ramiro Ibáñez explora en la colección UBE la crianza biológica y la expresión de distintas fincas en varios pagos sanluqueños con una vocación didáctica pero también humanista y, lo más importante, humana: acerca vinos a priori nada fáciles de entender a las personas que quieran escucharlos. Y se hace entender, por ejemplo con este Reventón, una finca recién incorporada a su colección de UBES, un blanco con textura y cuerpo, mucho frescor, de paso ágil, con una agradable sabrosura. PVP: 18 euros.

 

Lumière 2020

 

Del sanluqueño pago de Miraflores y de un viñedo de 65 años escogido por la pareja profesional que forman Alejandro Muchada y el vigneron champenois David Léclapart nace este vino luminoso y fresco, con una bonita estructura que le augura larga vida. Delicado, elegante, vivo, seductor. Elaborado bajo los preceptos de la biodinámica y con poca intervención, es un vino transparente, sincero, una perfecta compañía para tardes en solitario.

 

Forlong Burbuja Blanco 2021

 

Con ocho meses de rima, este espumoso elaborado con el método ancestral es otra de las expresiones más jóvenes y amables para adentrarse en el jerez, un vino fresco, con una burbuja fina, divertido y amable. Para hacerse con unos cuantos y sobrellevar mejor el verano. PVP: 21 euros.

 

Viña Corrales

 

La primera elaboración jerezana del enólogo danés Peter Sisseck y su socio, el bodeguero Carlos del Río. Una manzanilla de Balbaína Alta procedente de una viña cultivada en ecológico, que ya ha tenido buena acogida por parte de la crítica y que merece la pena probar, aunque sea, para saciar la curiosidad. PVP: 39 euros.

 

Osborne La Honda Amontillado en Rama

 

La Honda es una de las naves más antiguas de El puerto de Santa María y debe su nombre a su localización, por debajo del nivel de otros edificios aledaños, lo que aportaba unas condiciones de humedad superior y algo menor temperatura a los vinos que allí reposaban. La andana de donde se saca es del una andana de fino del siglo XIX. Tras pasar cuatro años bajo velo, se fortifica y pasa 18 años en crianza oxidativa. Este amontillado es complejo, salino, con notas de frutos secos y recuerdos de caramelo tostado y almendra, intenso, de boca afilada y sabrosa. PVP: 45 euros.

 

Lebrija Old

 

Las Bodegas González Palacios cuentan con viñedo en Lebrija, que provee a la DO Jerez de materia prima. Sin embargo, de momento, sus vinos no pertenecen a la Denominación, aunque están amparados por la DOP Lebrija, única DO que hay en la provincia de Sevilla. Sus vinos generosos se asemejan a los del marco, como este Old, que por sus características, recuerda a un palo cortado, intenso, con ligeras notas de panadería y frutos secos, pese a que, asegura el propietario de la bodega, Félix González Palacios, nunca ha tenido velo. PVP: 52 euros.

 

Pajarete Quitapenas

 

Este vino tradicional malagueño se elabora con una mayoría de pedro ximénez (este tiene, además, una pequeña proporción de moscatel) y pasa al menos dos años de crianza en madera. Una elaboración ancestral de un vino típico, dulce y agradable, con notas frutales, cítricas y de pasas, que invita a tomarlo muy fresco. PVP: 11 euros.

 

Ermita Santa Águeda Cream

 

Con una base de oloroso, este vino onubense se mezcla con mistela para conseguir una encantadora melosidad, un vino con notas cítricas, amplio, sabroso y fresco, con un bonito equilibrio. PV: 14 euros.

 

 

Palo Cortado Centenario Single Cask, Toro Albalá

 

Como colofón a esta selección no podía faltar un vino de una de las grandes regiones de vinos generosos españolas como es Montilla- Moriles. Toro Albalá, una de sus bodegas más emblemáticas, que ha llevado a la Pedro Ximénez montillana a niveles estratosféricos y la ha colocado en los mejores restaurantes del mundo, ha embotellado unas barricas únicas para celebrar sus primeros 100 años. El talento de Antonio Sánchez, figura más importante de la historia de la bodega, seleccionó joyas irrepetibles que ahora se embotellan para mostrar que la paciencia tiene recompensa. La enóloga Cristina Osuna, que impartió una cata en Vinoble para contar esos cien años y quiso hacerlo con los vinos de la bodega como puntos cardinales; la cordobesa se mostró emocionada por acudir a ese foro y poder hablar de la calidad de los vinos de Montilla-Moriles. Volviendo a este single cask, es un vino para iniciados, afilado, polvoriento, seductor y casi hiriente, que incita a quien lo prueba a tomar otro sorbo y adentrarse en su misteriosa complejidad. Un vino único, que forma trío con otros single cask de amontillado y PX dulce embotellados para la ocasión. Un buen fin de fiesta y un generoso gesto de cumpleaños para una bodega que hace historia. PVP: cpv.

 

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