Sir Cámara

AGUA

Jueves, 04 de Agosto de 2022

Siempre se aconsejó no jugar con las cosas de comer, pero nunca se habló de tratar los recursos hídricos con el debido respeto. Nunca oí defender los intereses de los botijos, esas ampollas arcillosas con pitorro que nos mantenían fresca el agua, antes de reparar en el pillaje pantanero/energético del líquido elemento que hoy es una realidad imposible de recuperar. Sir Cámara

 

[Img #20864]Se oyen quejas en el ámbito ganadero, hoy tan perdedero  como el agrícola, el hostelero,  el turístico y hasta el del humor gráfico,  cada vez que te planteas una aguadita para dar contraste cromático a la intención argumental del tema del día: la sequía. La desmedida ola de calor está causando pesadillas con incendios naturales y provocados, y el agua siempre está detrás de todo este drama, nunca por encima con la necesidad que sería deseable. Y es curioso, nadie habla de sed.

 

l agua constituyó un elemento de sensatez y rigor social en aquellos tiempos de la transición, cuando preguntaban qué va a beber usted. Unos decían que, lejos de los tópicos copichuelos destilados, beberían agua; algunos pedían, para dar muestras de civilizados, zumo de tomate. Y la mayoría, como hoy en día, cerveza, hasta con churros por la mañana.

 

El agua fue, es, ese inseparable acompañante de las visitas al Museo del Prado, al páramo de La Lora, al desierto de Tabernas; y el consumo ideal para aliviar la espera en el centro de salud del pueblo o para mitigar el solazo en el barquito camino de las islas Cíes…

 

Beber agua a todas horas y en todas partes, primero con botellas pequeñitas en mínimos tragos de pajaritos y después en botellas grandes que propician la conversación con el entorno:

  

  -Por favor, ¿por dónde se va a los servicios…?

 

Veo en la tele, bebiendo agua, por supuesto, que las cosechas de uvas y aceitunas este año serán escasas debido a la cruel ola de calor, que ha propiciado pesadillas con los ojos abiertos soportando entre 29 y 39 grados a las tres de la madrugada. Y es en ese momento en el que, definitivamente, te desvelas y empiezas a buscar algún lugar libre de contaminación, química y fiscal, para sacar agua y seguir dándole vueltas a esta noria imparable que es la cabeza, cuando no puedes dormir.

 

Recorro con la memoria las riberas del Duero, del Guadiana, del Ebro, la Ribeira Sacra… Pero agua para paliar las necesidades saciantes no encuentro. En esa pesadilla se me aparece Xi Jinpingpon, un personaje del momento al que le atribuyen cuentos chinos que van desde la guerra a la paz, pasando por el márquetin. Los chinos hoy día nos lo venden todo. ¿Nos venderán agua en breve? Puede que un palet de garrafas de cinco litros con un lote de mascarillas, que nunca se sabe.

 

Pues eso.

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