En Marbella
Alelí, el bambino italiano de Dani García

A la sombra del marbellí Puente Romano Dani García descorre el telón de su restaurante italiano, una ostería de manual, de sabores infalibles, buen producto y precios comedidos. Javier Vicente Caballero
No es plaza cualquiera Marbella para abrir nuevo establecimiento. La estacionalidad y el aluvión turístico veraniego condiciona, con un invierno que se puede hacer largo y poco rentable cualquier tipología de restaurante. Nada de esto hace mutar la hoja de ruta del vernáculo costasoleño Dani García, cuya fórmula, metodología y equipo convierten en éxito duradero cada nueva apertura. Todo esto se condensa en su nueva flor, Alelí, un restaurante italiano que ha brotado en ese jardín llamado Puente Romano y que promete larga navegación mercantil y dolce vita. Con guiños cinematográficos en su narrativa y un servicio de sala que se maneja con acierto, discreción y desenvoltura, Alelí remite a una osteria de corte clásico, de sabores reconocibles y bien orquestados que viajan por la donosura del Piamonte, la ilustre Lombardía, el histórico Lazio, la placidez toscana, la descarnada Campania o el sur más agreste y volcánico. García ha delegado galones para este viaje inaugural que arrancó el 1 de julio en Nicholas Amici aporta ese toque extra de originalidad y tradición a los fogones. Nacido y criado en Roma, sus conocimientos y visión conceptual de la cocina italiana han sido claves para el desarrollo de este nuevo local. A su lado, Jaime Sánchez, sevillano, jefe de cocina de Leña y que también recaló en ese puerto de mar a orillas del Guadalquivir llamado Cañabota. “A fin de cuentas somos cocineros, así que nos adaptamos a este tipo de producto y asimilamos el dominio de la técnica a base de formación para poder estar a la altura del mejor establecimiento italiano. La materia prima es 100% italiana, desde las harinas hasta los quesos, pero siempre con el punto de vista y el método de trabajo de Dani que es quien marca las pautas, lo que quiere y no quiere, y también nos adaptamos a las necesidades del público según donde estemos”, asevera Sánchez, en cuya hoja de servicios destaca su paso por El Celler de Can Roca.
En Alelí la propuesta se articula a través de una carta que se abre con antipasti (embutidos de Parma, un vitello tonatto con fondo de ave soberbio) pasta frescas elaboradas a diario (nuestra recomendación, agnolotti, fagottini dúo de ricotta y espinacas, cappelletti de gallina, rigattoni carbonara, ravioli gran calibre con caviar, lasagna de vaca vieja...), pizzas en horno a 410 grados y masas con 56 horas de fermentación (fenomenal la pizzaleta napolitana con coppa o el carciofi al pesto con alcachofas, espinacas y rúcula), ensaladas de burratta, risottos con enjundia y postres como un profiterol descomunal en todos los sentidos y una crostata a la amarena con teja y helado de vainilla que nos remite a la más intensa de las piruletas infantiles.