LO NUEVO DE LE NATUREL
Lakar 2020: la garnacha navarra que lucha contra la amnesia
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Un viñedo singular que es un jardín entre olivos e higueras, una garnacha centenaria, mimo y mínima intervención. Así se presenta Le Naturel Lakar 2020 , la apuesta garnachera de Vintae desde el valle de Yerri. Javier Caballero
Apenas una hectárea de un viñedo que no fue arrancado por una cuestión sentimental de sus viejos dueños, un prodigio que esquivó el abandono y el olvido. Cepas sobre suelo arcilloso-calcáreo que conviven con higueras, peros y olivos que les proporcionan techumbre contras las heladas y un sabio equilibrio natural. De resultas, una garnacha centenaria para elaborar un vino que es un milagroso capricho. Así nace Le Naturel Lakar 2020, el nuevo proyecto de vinos (casi sin tocar en bodega) del grupo Vintae. Al abrigo de la DO Navarra, Lakar viene a reivindicar los ciclos naturales, el respeto por el dictado de lo tradicional para poder proyectar el paisaje y el minúsculo terruño donde se asientan sus viñas, alfombradas de ecologismo y cubierta vegetal.
“Vintae ha apostado por preservar este patrimonio vitivinícola de valor incalculable y elaborar a partir de él un vino que exprese de forma honesta lo que encontramos en la viña: carácter silvestre, frutas rojas, bayas y una finura en la boca que solo los viñedos viejos pueden proporcionar. Perder un territorio así sería una lástima y por eso nos hemos volcado en recuperarlo y elaborar con él un vino a la altura de este paisaje. Desde 2012 venimos buscando viñedos, seducidos por el encanto navarro, para hacer vinos naturales. El Valle de Yerri es muy fresco y nos otorga una acidez natural estupenda. Estamos inmersos la recuperación del patrimonio vitivinícola de la zona”, explica el CEO de Vintae, Richi Arambarri, en la balconada de la propia bodega de Aroa, desde donde se divisa a lontananza el monte Jurra y el Moncayo, difuminados por la calima. “El cultivo aquí es completamente respetuoso, lo cuidamos como si fuera un jardín, sin añadir tratamientos y conservando toda su naturaleza. Es un proyecto con potencial, que además es tendencia. Apostamos a muerte por la garnacha tinta y también por la blanca”, le secunda el director técnico de Vintae, Raúl Acha, a pie de viña.
Según explica el profesor de Viticultura de la Universidad Pública de Navarra, Luis Gonzaga Santesteban, la coplantación de viñedo y otros cultivos, como los que hay en Lakar, suponía "una forma de equilibrar la diversidad biológica del viñedo, que proporciona, asimismo, defensa contra las inclemencias de los vientos y favorecer el equilibrio de esta parcela. Esta viña vieja aguantó todo no por resistencia de la variedad sino porque el paraje donde está resultó clave". La parcela se encuentra en una zona de marcada pendiente y orientación Noroeste, a una altitud de 440 metros; se trata de suelos son arcillo-calcáreos y entre las cepas, de modo errático, se erigen olivos, higueras y otros árboles frutales. Con algo menos de una hectárea de extensión y plantado con una alta densidad una enclave recóndito del término municipal de Zurucuáin, obliga a trabajarlo manualmente, es casi una excepción en el Valle, donde el cereal ha ido sustituyendo a la viña por una cuestión de rendimiento mercantil. Este viñedo singular, además, se encuentra aislado, rodeado de sigilo solo roto esporádicamente por el paso de algún coche lejano por carretera comarcal. Para encontrar otros viñedos hay que desplazarse a kilómetros de distancia.
Como sus hermanos Le Naturel Tinto, Le Naturel Blanco y un estupendo Pet Nat, Lakar se elabora en la cercana Aroa Bodegas, muy próximas a donde radica el viñedo del que procede. Goza de escasa intervención y mimo intachable desde el mismo momento en que la uva arriba a la bodega. El mosto de 2020 maceró durante nueve días, con remontados muy ligeros y cuidadosos y se prensó después ligeramente. Fermentó en depósito de hormigón y de ahí, el 90% del vino pasó a un fudre de roble ruso de 1200 litros, donde permaneció 12 meses, y el 10% restante se quedó en depósito hasta el ensamblaje, justo antes de embotellarlo.
Sobre la añada 2020
El año tuvo un invierno seco y caluroso que provocó una brotación adelantada. La primavera fue húmeda y en julio llegó el tiempo más seco y el calor, haciendo que la cepa fuera respondiendo muy bien y al final del ciclo el resultado fueran unas uvas sanas y bien maduras, lo que hizo prever una cosecha de gran calidad. Lakar es una explosión de frutos rojos y notas más maduras de fruta negra. Entre sus aromas se encuentran notas lácticas, cacao y vainilla, matices de monte bajo, de plantas aromáticas y apuntes minerales. Con cierta rusticidad (pero que apuntala su identidad con contundencia) y 13,5 de grado alcohólico, Lakar resulta complejo, con encantadores matices que remiten a ese viñedo casi mágico del que procede. En la boca es envolvente, amable, pero también denso y con una estructura que remite a la garnacha navarra. Aguanta estupendamente el envite con un menú de chuleta bovino madurado y cualesquiera vianda de fuste. De elegante acidez, resulta en conjunto fresco y equilibrado. Aunque ya está en momento de consumo, su estructura y nervio en boca hace augurar una larga capacidad de guarda. La producción, mínima. De esta añada se han elaborado 1.810 botellas que salen a un precio de unos 45 euros. "Queremos hacer cosas diferentes, pero no solo wine geeks, sino que sean entendibles para más público", concluye Arambarri.