Apuesta por el terruño de Rueda
José Pariente, 25 años defendiendo la verdejo de larga guarda
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La bodega que fundó María Victoria Pariente con el nombre de su padre ha conseguido situar a la verdejo de Rueda en grandes mesas y crecer hasta convertirse en una empresa familiar donde ahora es la segunda generación quien dirige el rumbo. Texto y fotos: Raquel Pardo
María Victoria Pariente, Mariví para los más cercanos, siempre ha estado enamorada de la viña, a la que unen los recuerdos de su niñez en La Seca (Valladolid) junto a su padre, José Pariente. Dar un breve paseo con ella por el viñedo de Rueda basta para comprobar cómo lo de esta productora es pasión por la tierra, por su tierra. Por eso no extraña que el proyecto que puso en marcha, junto a su entonces socia Victoria Benavides, hace ya 25 años no solo siga elaborando etiquetas de referencia en la Denominación, también ha logrado crecer y dejar paso a la siguiente generación, que encarnan los hijos de Mariví, Martina e Ignacio Prieto Pariente.
José Pariente echa a andar en el año 97 cuando Mariví, que trabajaba en la Estación Enológica de Rueda y había estudiado Enología en Valladolid, se asocia con otra productora, Victoria Benavides (hoy al mando de Elías Mora, en Toro), para elaborar sendos vinos en Rueda y Toro. Dos mujeres que arrancan proyectos con nombres masculinos en homenaje a sus padres, quienes les infundieron las ganas de dedicarse a la viña. El primer vino de José Pariente era de la cosecha 98, y es aquí donde comienza a escribirse una historia que ha alcanzado su primer cuarto de siglo.
Diez años después de fundar Dos Victorias, las socias toman caminos separados y cada una se queda con “su” bodega de origen. Mariví empieza a caminar sola hasta que, dos años después, se incorpora su hija mayor, Martina Prieto Pariente, como enóloga (aunque, como mandan los cánones, tuvo que hacer un rodaje previo y dedicarse a más tareas en la bodega que las de elaborar el vino). Ignacio Prieto Pariente llegó al proyecto en 2013 y los hermanos se plantean ampliar sus miras, continuar, por un lado, con la bodega familiar y, por otro, explorar otros territorios en Castilla y León y, por qué no, hacerlo con tintos, que para blancos ya están los verdejos de Pariente. Martina e Ignacio se ponen a recuperar y volver a poner en producción seis parcelas en distintas zonas de la comunidad: Gredos, Mucientes o Pedrosa del Rey aparecen en el mapa de viñedos de la familia y surgen los tintos El Origen y Los Confines, con caracteres diferentes.
Pero, más allá del crecimiento, estos 25 años dejan una conclusión clara para Mariví Pariente: “Estamos orgullosos de lo que hemos construido”. En la bodega madre (o padre, si nos atenemos a su nombre) se mantiene la sinergia entre las dos generaciones, unidas por la creencia en que la verdejo es una gran uva y apta para vinos de guarda, una idea que siempre ha tenido Mariví en mente.
José Pariente y las caras de la verdejo
Con el José Pariente Verdejo como eje central de la bodega, la familia Prieto Pariente ha ido elaborando otros estilos que muestran las caras e interpretaciones de la verdejo sobre los suelos típicos de la región, arenas y cascajos. Los suelos de arena, explica Martina Pariente, son idóneos para la verdejo por la protección que ofrecen a la vid debido a su localización, que suele estar en la zona sur de la Denominación de Origen Rueda; los de cascajo, comenta la enóloga, protegen a la uva de las heladas al conservar el calor durante la noche y tradicionalmente se considera el suelo más noble de la DO.
Es de cascajo, precisamente, la finca familiar Las Comas, un viñedo de 1910 que encarna el proceso de zonificación que llevan a cabo en José Pariente. Con 12, 54 hectáreas, sus uvas se incorporan al José Pariente Cuvée y también forman parte del blanco Las Comas, la etiqueta top de la casa.
Esta viña encarna, también, la fe que siempre ha mantenido Mariví Pariente en el potencial de esta uva para elaborar vinos longevos, que mantienen, en el caso de añadas con más de diez años, una singular juventud y una magnífica evolución. El José Pariente Verdejo “joven” de 2009 conserva notas de fruta madura y toques herbales, además de una textura fina y un agradable volumen en la boca, fruto de su crianza sobre lías de cuatro meses y una elaboración que combina madera, inoxidable y hormigón. “A nosotros nos gusta que los vinos sean aromáticos, sí, pero donde realmente queremos que los vinos se expresen es en la boca”, comenta Martina. Una afirmación que se comprueba también en el resto de blancos de la bodega.
El Cuvée es una de las etiquetas más recientes, que incorpora la elaboración y crianza en huevos de cemento de arcilla y procede de viñedos viejos, de 1924 y 1928, sobre suelo arenoso, de la localidad de Hornillos de Eresma, en la zona este de la DO. Esas son las claves de una nariz expresiva y herbal, con notas de heno y monte bajo y una boca con fruta sabrosa, anisados e hinojos y una acidez muy viva si hablamos de la última añada en el mercado, 2020.
Otra de sus interpretaciones, quizá donde más se aprecia la evolución de José Pariente y la entrada de Martina e Ignacio, es el Verdejo Fermentado en Barrica, un vino de viñedos ecológicos con 60 años, situados en La Seca, sobre suelos de cascajo y en Hornillos de Eresma, con suelo arenosos. Su elaboración, explica Martina Prieto Pariente, ha ido cambiando y se han ido utilizando recipientes de madera cada vez más grandes. Ahora se combinan las barricas de 228 y 500 litros y desde la añada 2012 se utilizan levaduras procedentes del propio viñedo. En la añada 2021 se percibe mucha fruta de hueso (melocotón) y cierta opulencia en la boca, con agradable calidez y estructura que se combinan con acidez viva.
Finca Las Comas es su verdejo parcelario, nacido en la añada de 2016, un vino voluminoso y elegante que procede de la finca que le da nombre, plantada en 1910 en La Seca, sobre suelos de cascajo con contenido de caliza. Aquí también se busca la elegancia en la textura a base de una breve maceración con las pieles y la elaboración y crianza sobre lías en fudres de roble austriaco, lo que le confiere un atractivo equilibrio sin que pierda frescura.
Se suma a la gama, para celebrar esos 25 años y dos generaciones de José Pariente, un vino singular José Pariente 25 años en barrica, que lleva ahí desde 1997, fecha en la que el patriarca de la familia vivió su última vendimia. Mariví guardó un vino en su nombre y lo ha mantenido en barricas con rellenados periódicos, por lo que no tiene añada, quizá una forma más de reivindicar ese valor del paso del tiempo que da a los vinos (sí, a los de verdejo, también) la tan apreciada longevidad.





