EXPERIMENTACIÓN
Propiedad de Arínzano: todo sobre la chardonnay
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Lleva por nombre Chardonnay Lab y se acoda en la sala de barricas de la bodega navarra este lugar de cata, debate, guarda y probaturas para extraer el máximo potencial de esta variedad blanca que vino de Borgoña. Javier Caballero
"Uno cree que en el vino tiene muchas certezas sobre envejecimientos y materiales, pero luego te pones a catar y catar y se te desmontan muchas teorías y conocimientos previos, te quedas descolocado", comenta maravillado José Manuel Rodríguez, director técnico y enólogo de la D.O.P. Pago de Arínzano (Aberin, Navarra). Copa en mano, buscando y detectando aromas y frescuras, pasea ensimismado en sus pensamientos, reflexiones y conclusiones. Cavila tras una soberbia cata, antológica y completa, de chardonnay del propio e ilustre pago navarro donde hemos testado sensaciones, materiales, evoluciones y sorpresas. Porque con denuedo e ilusión de adolescente, Rodríguez desarrolla un proyecto que tiene como objetivo encontrar qué material/depósito es más idóneo para transmitir el terroir de la chardonnay de este pago atravesado por el río Ega a la sombra del Monte Jurra. "El río es el factor más importante a nivel climatológico: es una esponja, tanto en invierno como en verano. También los suelos, la adaptación de la variedad y la interpretación que nosotros hacemos de todo ello, con una fecha de cosecha adecuada, son elementos a tener en cuenta. Tenemos aquí en Arínzano una madurez muy homogénea y alargada en el tiempo", explica Rodríguez. Desde que el Grupo SPI, con sede el Luxemburgo y liderado por el multimillonario ruso Yuri Scheffler, comprara la propiedad a Chivite en 2015, la chardonnay ha evolucionado, ha ganado en estructura y en potencia aromática, incluso en boca. Ha mutado el perfil de aquel sensacional Colección 125 a un chardonnay más contundente, con más cuerpo, más maduro. Diferente.
Todos estos factores desembocan hoy en Chardonnay Lab, donde se fermenta esta variedad blanca en muy diversos materiales persiguiendo alianzas y tiempos perfectos. Desde hormigón, arcillas, polímeros plásticos, barricas de roble francés, centro-europeo, americano, acacia… Son 30 los contientes diversos donde evoluciona la chardonnay de Aberin, una uva que vino de Borgoña y que ya fue trabajada por los romanos hasta el siglo X. Hoy alcanza todo su potencial de afinamiento en Arínzano, donde Rodríguez modula una chardonnay de la añada 2021, procedente de una de las mejores parcelas de la finca (Plano 26), con 30 micro-vinificaciones experimentales que representan muy diversas expresiones de la variedad. Las reducciones, los hidrocarburos, las notas de farmacopea y de frutas cítricas y de fruta de hueso juguetean según saltamos de material en material. Nervio y acidez se van imbricando, se diluyen o sobresalen, poniendo a prueba a los catadores, que muestran disparidad de criterio en cuanto a predilecciones. El ánfora de 320 litros gustó sobremanera casi unánimemente, sin menoscabo del hormigón "Galileo" de 800 litros o la barrica nueva de Mercurey de 225 litros, pergeñada por los artesanos de Borgoña.
Abanicada por la corriente de aire de la sierra de Urbasa, la chardonnay de Arínzano crece a 500 metros en suelos rocosos poco firmes, siendo viñedos muy estresados, con un marco de plantación de 3900 plantas por hectárea. La intención findal del Chardonnay Lab pues, es identificar, a través del debate, la intuición y el análisis, la opinión del experto catador y su impresión final sosegada, aquellos elementos que revelan de la manera más pura la excelencia de este terruño milenario que se remonta al siglo XI, cuando el señor Sancho Fortuñones de Arínzano elaboró por primera vez vinos en esta bellísima propiedad. En la actualidad, depósitos de acero inoxidable de diversos volúmenes, de polímero plástico tanto ovoides como redondos, tanques de hormigón de 800 litros, ánforas de arcilla tan en boga, barricas de roble francés de diferentes usos, tostados y tamaños, así como maderas de acacia, son algunos de los elementos escogidos para tratar de comprender cómo influyen los materiales en el vino, y siempre con Gran Vino de Arínzano Blanco como destino. Como glosa, desde 2015 se ha cambiado todo el parque de barricas y en la actualidad se recurre mucho a madera de segundo y tercer uso.
Sobre Arínzano
Arínzano es una bodega única, no solo por su arquitectura y diseño, sino también porque es la propiedad vitivinícola más antigua de España, desde 1055, siendo asimismo una de las 20 bodegas en toda España reconocida como Vino de Pago, y la primera del norte del país en haber obtenido esta calificación. El anhelo de Arínzano es crear vinos de la más alta calidad que expresen las características singulares de su finca y viñedos mediante el uso de técnicas avanzadas, a la vez que se garantiza un tratamiento artesanal durante todo el proceso de vinificación, como atestigua Chardonnay Lab. Arínzano destaca por la singularidad del terruño, su historia, arte y entorno. Un ejemplo de ello es el diseño de su bodega, que fue concebida por el laureado arquitecto español Rafael Moneo y que se integra con el paisaje y el resto de edificios históricos. En su portfolio, Hacienda de Arínzano Tinto, Hacienda de Arínzano Blanco, A de Arínzano, La Casona de Arínzano, Merlot Agricultura Biológica, Gran Vino Blanco y Gran Vino Tinto.