ASÍ ÉRAMOS
Torres, Palacios, Fariña... los augurios de unos jóvenes de 2008

Recuperamos en nuestra sección de hemeroteca un reportaje de portada dedicado a unos jóvenes viticultores, hoy ya prestigiosos, que daban entonces las claves y los cauces por los que debía discurrir el vino del futuro. Javier Caballero
Mayo de 2008. Han pasado casi 15 años. En nuestra cover unos soñadores con el cutis esmaltado, semblantes aún sin curtir por la sucesión de soles, vendimias, sinsabores y cosechas. Ilusionados. Sonrientes. Pujantes. Jóvenes viajados y políglotas que aún no pisaban los 40 años y que barruntaban por donde debían ir elaboraciones, gustos y mercados. En portada y amplio reportaje interior, con sesión de nuestro cámara Álvaro Fernández Prieto, se citaron y concitaron unos tales Ricardo Pérez Palacios (Descendientes de J. Palacios, 31 años), Mireia Torres (entonces Bodegas Miguel Torres, 38 años), Susana López (Pago del Vicario, 37 años) y Bernardo Fariña (Bodegas Fariña, 34 años). Con una formación envidable y un idilio indestructible con la viña, el terroir y el paisaje, este cuarteto se encaramó a la cresta de la ola de los nuevos vinos. Apuestan por frescura, originilidad, reniegan de la madera y abogan por la narrativa, hoy renombrada storytelling. Trazan su propio camino y no glorifican a nadie. Jóvenes halcones que también han estado marcados por el sesgo familiar, pero que han roto amarras con viejos usos, polvorientos y obsoletos. No todos se sentían entonces cómodos con la definición de "enólogos", y se consideraban simplemente "viticultores". Abrieron esa veta de vinos frutales, ligeros y elegantísimos, con baja graduación y que huye de vainillas y tostados. Ya están consolidados. esto es lo que opinaban hace tres lustros.
Susana López abría el fuego con una declaración de amor vecinal. "Creo que Francia será siempre un referente para todos los enólogos porque sus grandes vinos siguen siendo los mejores del mundo", si bien siente predilección por "esos vinos sin prejuicios del Nuevo Mundo sustentados en ideas de marketing potentes y un discurso varietal claro y fácilmente reconocible por el consumidor. La grandeza del mundo del vino reside en la variedad de cepas, terroirs y estilos". López andaba de probaturas en seis hectáreas en Tierra de Andarax, Almería, en tierras leonesas de mencías y godellos y sobre todo en la bodega ciudadrealeña de Pago del Vicario. En ella elaboró el Petit Verdot 2020 que se alzó como Mejor Vino 2021 en el Concurso Internacional de Vinos Rosados de Cracovia presidido por la gurú de este tipo de vinos Elizabeth Gabay. Ya mostraba su preferencia por este vino en 2007, "sedoso y carnoso, con la acidez muy viva, es un tinto ligero", argumentaba.
Por su parte, Ricardo Pérez Palacios, benjamín de este póquer, llamaba la atención en un contexto familiar ya de por sí talentoso y descollante. Su madre, Chelo, en Palacios Remondo; su tío Rafael, en As Sortes Valdeorras; su tío Alvaro, estrella rutilante, con su L'Ermita en un Priorat recuperado. Le tocó en suerte El Bierzo. Hoy es historia enológica tras las dos veces que un tal Parker ha coronado con 100 puntos a su Faraona berciana. Esto es lo que comentaba y pensaba, mucho antes de famas y laureles. Obsesionado con la mencía, opinaba que "produce vinos frescos sin ser ácidos, elegantes y fáciles de tomar, aunque no fácil cogerle el punto de maduración. Apostaba, hoy tendencia, por "modelos de terroir bien diferenciados (...) lo que distingue a los vinos es la manera en que expresan su procedencia. Un gran suelo, una gran variedad en un buen año y viticultores poco intervencionistas hacen que un vino sea grande. Su propia elección entonces, Villa Corullón 2005, una mencía descomunal y original, plena de cacaos, mentolados, regaliz... y un cariz mediterráneo!!! Procede de laderas heroicas y pasó 17 meses en barricas nuevas de roble francés.
En mayo de 2008, la enóloga Mireia Torres, hija primogénita de Miguel Torres, era la flamante directora técnica del sólido Grupo Torres. En la actualidad, además de dirigir catas, hacer probaturas y recuperar variedades olvidadas y expandir conocimiento por el mundo, comanda el área de Innovación y conocimiento de Familia Torres, es directora de Jean Leon y presidenta de la Fundación Familia Torres. Por ella pasaban, y pasan, casi todos los coupages de la saga, y se sentía plenamente identificada con el Grans Muralles, ese tinto sensacional con cuerpo de cariñeña. garnacha, samsó y monastrell y con Mas La Plana 2003, un cabernet diferente. Siempre con la vista en el horizonte, Mireia deslizaba que era necesario "encontrar nuevas vías para fomentar el consumo de vino entre los jóvenes, con nuevos enfoques basados en el fomento de la cultura y del interés por un mayor conocimiento por el mundo del vino". En esa batalla aún sigue candente....
Por último, Bernardo Fariña adelantaba que su padre Manuel seguía siendo "el jefe", aunque ya despuntaba el vástago como uno de los nombres propios más brillantes de los vinos del Duero. Desde Toro, el joven director técnico y de exportación de Bodegas Fariña (hoy dedicado a su proyecto personal de elaboración de vinos y cervezas artesanales) se metía en maravillosas camisas de once varas "para dar guerra", elaborando entonces un monovarietal de juan garcía junto a sus hermanos, en los Arribes del Duero. Ahí van sus intenciones. "Al consumidor actual le gusta ir variando de zonas, de estilos diferentes, probar cosas distintas... (...) Los vinos están muy cargados de madera y se enmascara la expresión frutal de la variedad, el futuro tiende a vinos con más fruta". Se decantaba entonces por la tinta de toro de su best seller Colegiata, y a Bernardo hay que reconocerle el impulso entre vino y arte (un acertado mecenazgo) en su vino de maceración carbónica Primero.
Aquellos testimonios de esta escuadra hoy en primera fila, lejos de haber sido malogrados por el tiempo, atesoran nervio y vigencia... y quién sabe si hasta larga guarda. El mercado y el tiempo lo dirán.