Tencencia cero cero
Vinos sin alcohol: una tendencia para no winelovers (que quieren parecer winelovers)

Lo que hasta hace poco era un oxímoron parece haberse convertido, debido al cambio en los hábitos nutricionales y la preocupación por la salud y la buena forma física, en una tendencia. Los vinos (y otras bebidas) sin alcohol (mejor dicho, desalcoholizados) ya están aquí y parece que se quedan con nosotros. Raquel Pardo
“Bebida sin alcohol que aporta todas las sensaciones y el disfrute de una copa de buen vino”, reza la descripción de Zero Zero Le Naturel, la línea de vinos sin alcohol elaboradas por Vintae. Grupos de bebedores como las mujeres embarazadas, personas a dieta o aquellas a quienes el alcohol no entra en sus preferencias de estilo de vida (incluidos los motivos religiosos) son el público ideal para este tipo de bebidas, en las que la parte “estética” del consumo, la botella, la copa, se mantienen, pero es el perfil del líquido lo que cambia, aunque aparentemente sean muy similares. De hecho, el director técnico y de compras de Vinoselección, Jaime Bermúdez, apunta que justo el aficionado al vino no es el público de estas bebidas: “Tenemos que tener en cuenta que en el mundo hay muchas más personas que no beben alcohol que las que sí lo hacen, y este tipo de productos es más para ellos que para el bebedor de toda la vida”, comenta, y afirma que en la tienda on line y el Club Vinoselección, los socios que adquieren alguna botella suelen hacerlo “para regalar a su familia o amigos que no beben”.
El CEO de Vintae, Richi Arambarri, comenta que “estamos viendo cómo las costumbres de nuestro entorno, en España y fuera, van hacia un consumo más moderado en lo que a vino se refiere”, aunque, matiza, “se consume menos pero se eligen vinos de mayor calidad”. Considera que el interés por la cultura del vino es, sin embargo, creciente, y de ahí la tendencia a desarrollar vinos de baja graduación o sin alcohol destinados a personas con limitaciones para beber vino por cuestiones religiosas, de salud “o que sencillamente quieren disfrutar de todas las cualidades que tiene el vino sin consumir alcohol”, apostilla. Estas bebidas tienen, también, menos calorías, al prescindir de las que aporta el etanol. Los Zero Zero de Vintae, al igual que otros productos del mercado, se elaboran de forma muy similar a sus hermanos con alcohol, con garnacha blanca y tinta respectivamente, de viñedo ecológico. Fermentan en depósitos y, una vez obtenido el vino con alcohol, se someten a la desalcoholización. En el caso de espumosos como el Codorniu Zero, elaborado con la variedad airén, el proceso es algo más complejo, porque tras la desalcoholización hay que añadir el carbónico y aromas para conseguir un producto con burbujas y sensaciones frutales.
Y es justo aquí donde habría que preguntarse si se puede equiparar el vino desalcoholizado, tal como se contempla para la normativa de la Unión Europea, con el vino con alcohol, ya que es precisamente el contenido alcohólico el que ejerce como aglutinador y armonizador de todas las cualidades organolépticas y sensoriales que proporciona el vino.
Ese, para los vinos a los que se les elimina el componente alcohólico, es el reto: “Ha sido un trabajo de investigación de varios años, con pruebas que no nos convencían, buscando la manera de respetar las cualidades del vino y que el proceso fuese lo más natural posible”, explica Arambarri, que desvela que el método que utilizan es el de los conos rotatorios porque, al ser “más física que química” (en referencia a la ósmosis inversa, otro de los procedimientos para desalcoholizar) respeta mejor, en su opinión, el producto original. Los conos trabajan, muy esencialmente, separando mediante giros y aumento de temperatura del líquido separando aromas, primero, y alcohol, después, para “reconstruir” un producto incorporando de nuevo solo los aromas y prescindiendo del etanol.
El público del vino sin alcohol
“Yo recuerdo tomar cerveza sin alcohol durante mi embarazo, porque eso del vino sin alcohol no terminaba de verlo, me gusta tanto el vino que no lo encajaba”, comenta la comunicadora Irene Guede, que apunta que “para mí el alcohol forma parte del equilibrio del vino y no me termina de encajar” y que “con la cerveza no me pasa tanto, porque le pido que sea fresca y agradable y puede ser que al no llevar tanto alcohol en origen, no se echa tanto en falta”, comenta, pero también recalca que “hay muchas cervezas sin alcohol con un sabor desagradable, metálico, aunque están bastante bien conseguidas” a la hora de experimentar el consumo de cerveza.
Y es que replicar la experiencia de tomar un vino para quien no ha tomado alcohol nunca o ya no lo prueba puede ser placentera, pero el consumidor que alguna vez ha probado el vino no encaja tan bien estos vinos sin alcohol, aunque Arambarri apunta que en su público objetivo, sobre todo en un futuro, sí está el consumidor de vino que “por ejemplo, un lunes, decide no beber alcohol” aunque reconoce que “costará años”. De hecho, las botellas, las cápsulas y las etiquetas son muy parecidas a las del vino convencional con alcohol, para que todo el ritual de consumo se asemeje lo más posible al del descorche tracicional.
Jaime Bermúdez ve un “futuro brillante" a estos vinos "porque cada vez más se pone de relieve el beneficio del deporte, de las costumbres saludables y luego están los motivos religiosos”, ya que el público potencial de estos productos es enorme. Win es una de las marcas pioneras en la elaboración de vinos desalcoholizados, tras la cual está el grupo Matarromera, que comercializa Vinoselección en su tienda on line y una de las que, en los últimos diez años, ha multiplicado sus ventas. El técnico recalca que el consumo de estos productos requiere otra experiencia, suelen tomarse más fríos para conseguir una impresión de equilibrio mayor y destaca el papel del carbónico a la hora de hacerlos más apetitosos: “Creo que la burbuja tiene un papel muy beneficioso en este tipo de vinos”, apunta, sin olvidar que los vinos sin alcohol son un “trampantojo del militante abstemio” que opta por emular al bebedor del vino en cuanto a liturgia, aunque lo que contiene la copa está lejos aún del vino tal como se conoce. “En Vinoselección hemos pasado de tener que hacer esfuerzos para venderlo a sobrepasar las 400 cajas por año”, una cifra nada desdeñable que, afirma el director de compras, va en aumento. Arambarri añade que “es una carrera de fondo porque es una categoría que va naciendo” y aunque Vintae ha arrancado, reconoce, más tarde que otros, “tenemos un producto muy conseguido” que, sumando las variedades blanco y tinto, ronda las 50 000 botellas anuales que se venden, aclara, mitad en España y el resto en internacional.