Puente de diciembre
Dos planes gastro para cenar -y viajar- sin salir de Madrid
Etiquetada en...

Teresa Álvarez
Un italiano en palacio: Benedetto Ristorante
Es quizás uno de los rincones más refinados de la capital, un icónico palacete del siglo XIX en el número 34 de la calle Fortuny, muy cerca de la plaza e Emilio Castelar, que bajo el nombre de Home Club e inaugurado a finales de los años 90 acoge diferentes propuestas gastronómicas y de ocio. Si la terraza basa su oferta en la culinaria japonesa en lo que se conoce como La Cúpula Garden y su primera altura -Henriette por las tardes y Morris Club por las noches- se dedica a la coctelería, es la segunda planta la que recoge la magia de Benedetto Pesaro, respetado comerciante veneciano del siglo XIV amante de las artes y de la gastronomía.
En su honor Fortuny Home Club ha puesto en marcha toda una adaptación del recetario más puro de las trattorias italianas con la implantación de un horno de bronce que permita llevar al punto exacto las pizzas de tradición Napolitana como Inmortale, con mozzarella, mortadela trufada, crema de pistacho y aceite e boletus, la No Capricciosa, con tomate San Marzano, mozzarela, jamón dulce de Parma, champiñón y gorgonzola, o la más clásica Napoletana con las alcaparras, las anchoas y unas aceitunas, en este caso de la variedad kalamata. Con masa elaborada con champán luce la pizza Giudeca, con el toque justo de trufa.
Pero si echas un vistazo a la sala, son otros platos de la carta los más solicitados, como el carpacho de Amalfi de cigalas flambeado con crema de marisco y cítricos, los parpadelle al cinghiale con ragú de jabalí o el risotto al pesto rosso e gamberi, con tomate seco parmesano y gambas. Es quizás su linguini con bogavante el plato estrella, aunque no el más acertado en su consecución.
Japón cosmopolita: ZUMA
Llegaron con una trayectoria exitosa que les encumbró como local de moda de inmediato. De repente, el público madrileño no hablaba de otra cosa, con la referencia de sus hermanos mayores en medio mundo como ejemplo dorado. La marca Zuma ha sido sinónimo de gente guapa y buena cocina japonesa situando cada restaurante en los lugares más deseados de las metrópolis mundiales desde que los dos socios fundadores Riner Becker en la faceta de chef inspirador y Arjun Waney en la parte financiera abrieron el primer local en Londres allá por el 2002. Y, de repente y con la pandemia todavía vigente, Madrid. En concreto, el número 2 del Paseo de la Castellana.
Ha pasado un año y poco a poco la filosofía Zuma se ha ido adaptando a las costumbres madrileñas, que son muy distintas sin duda a las que mueven comensales en Dubai o Nueva York. Sin que baje el nivel de su cocina, con Javier Blanco liderando las diferentes áreas de elaboración, Zuma intenta renovar su concepto y acercarlo a un público que, asustado por los precios, no termina de atreverse a conocerlo. Para eso nace Taste of Zuma, una manera divertida y a precio comedido de conocer el tres en uno de este espacio. Porque Zuma es robata, esa parrilla japonesa de carbón bichotán y graduación de altura que en manos de maestros consigue elaboraciones lentas y ahumados muy característicos. Pero también en sushi con una excelencia impresionante de materias primas y unos cortes depurados. Y por últimos es cocina donde se trabajan desde ensaladas a sopas pasando por tempuras y postres.
El menú ofrece un recorrido de iniciación con platos de los tres orígenes, presentaciones impactantes y la calidad que les caracteriza por tan solo 60€.
Foto: Quique Olivar // Unsplash