Sir Cámara

QUE CORRA EL AIRE EN 2023

Viernes, 30 de Diciembre de 2022

Siempre se empieza un nuevo ciclo vital, ya sean años o ratitos, con los mejores deseos. Por ello, en estos comienzos del año me atrevo a pedir, mejor a sugerir, para que nadie se mosquee, que por favor corra el aire. Sir Cámara

 

No quiero decir con esto lo que más o menos literalmente dice esa sentencia, que recomienda “que corra el aire” para evitar posibles males o situaciones no deseadas.

 

Si se sugiere esto a dos personas, tengan los vínculos que tengan, para evitar incomodidades o motivos para el arrepentimiento ante ciertos tratos, creo que lo mismo ocurre cuando la relación es estupenda entre una persona y otra cosa inanimada. Por si no entienden lo que les estoy contando,  ahora me explicaré con un ejemplo que iluminará este relato culinario.

 

Ahora que acaba de pasar el cumpleaños de aquél niño que nació a escondidas en Belén, he encontrado motivos para analizar la cada vez más alimenticia Navidad. Sólo ha faltado referirse a la madre de la criatura como virgen extra, un aporte que casi es inevitable cada vez que se habla del jugo de las olivas, ese saludable y riquísimo aceite que, sin embargo, -ya empezamos- cuando no se consume a temperatura ambiente, sin calentar, adquiere dimensiones de enemiguete, y deja de ser un amiguete saludable.

 

Ante esta situación que describo, llegó un día el niño, el de Belén  no, el hijo ya crecidito y con inquietudes culinarias sensatas y elegantes, y nos sugirió una  posibilidad para evitar a nuestros años los efectos derivados de aceite sometido a elevadas temperaturas. Ya me tenía frito con tantos rodeos, cuando añadió a su carga de argumentos que mejor que freír es conseguir ese efecto tan exquisito y crujiente de una forma saludable.

 

    -Deberíais tirar la freidora de aceite o será ella la que os tire al censo de residuos insanos, dijo. O algo así…

 

En definitiva, y aprovechando que estábamos entrando en el futuro, esa bobada con uvas que hacemos cuando le cambiamos la descripción numérica a una nueva etapa vital, dijo las palabras mágicas: Airfryer. Y se quedó tan pancho. Compramos una freidora de esas, que no es otra cosa que una especie de horno, y empezamos a desbrozar el camino de las nuevas experiencias.

 

Sí, las patatas hay que cortarlas más gorditas que las que echábamos al aceite para que no pierdan su esencia tradicional. ¡Y qué patataaas, oye…!

 

Con el pescado tuvimos un primer encuentro, en ese escenario de la freidora sin aceite, que fue riquísimo y sorprendente. ¡Cómo estaba el bacalao rebozado y con un pase final por el panko…!

 

Y con el pollo, troceado o en recital de alitas, los rollitos primavera y similares y… Y nos preguntamos qué tal quedarían las croquetas de siempre, tirando a clásicas o bien orientadas hacia la croqueta líquida. Y en eso estamos. Probando, probando, uno, dos…

 

Qué gran acierto fue enseñar a comer al nene y que él ahora nos muestre como  cocinar para alimentarnos con criterios saludables. Pues eso, que corra el aire en la freidora sin aceite y que disfruten.

 

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