Cata histórica de añadas
Vega Sicilia o cómo ensanchar un mito en 40 años
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Agigantadas con el fuego de Etxebarri. Así celebró la bodega ribereña el 40 aniversario del advenimiento de la saga Álvarez. Javier Vicente Caballero. Imágenes: Archivo y Álvaro Fernández Prieto
Un evento cargado de símbolos, de generosidad, de discreción y excelencia. Un placer inolvidable con tintes únicos. Vega Sicilia agigantó su leyenda con una cata histórica en la que citó a lo más granado de la prensa del sector y donde honró a los presentes con ocho décadas de sus mejores añadas. Con el acto celebró el 40 aniversario desde que la saga Álvarez adquirió por unos 300 millones de pesetas la mejor bodega de España y cuyos orígenes se remontan a 1848 cuando Toribio Lecanda adquirió una finca de 2000 hectáreas al marqués de Valbuena.
La bodega con sede en Valbuena de Duero (Valladolid) engarzó esta efeméride con la alianza gastronómica del Asador Etxebarri (Atxondo, Vizcaya), donde oficia un coloso de las brasas llamado Bittor Arginzoniz. Un aperitivo en la terraza del templo de Atxondo (Vizcaya) abrió el fuego, donde se degustó en primicia Deiva, de 2021. Este blanco, albariño de Rías Baixas, verá la luz comercial en 2024. Seguidamente, ya en la mesa, dos blancos a ciegas (Pétracs y Leflaive Puligny Montrachet Clavoillon 2019 de Borgoña), dos Valbuenas (2018 y 2005 mágnum) para dar paso a una colección de añadas de Único imborrables, algunas reliquias que harían perder la cabeza a más de un coleccionista: 2013, 2010, 2009, 2004, 1999, 1996, 1994, 1991, 1990 mágnum, 1989, 1986, 1981 mágnum, 1980, 1975, 1974, 1970, 1968, 1962, 1960, 1957, 1953 y 1942.
Como colofón a los postres, Aszú 5 Puttonyos 2013 y Eszencia 2011. “Algunos de vosotros nos habéis acompañado durante estos 40 años, otros en parte, pero todos habéis podido ver cómo poco a poco íbamos avanzando, sin prisa pero sin pausa, con errores y aciertos. Qué mejor que celebrar esta cata que en esta casa, la de Bittor, hombre humilde donde los haya y que busca esa perfección inalcanzable en cada plato”, dejó dicho Pablo Álvarez, CEO de Tempos Vega Sicilia. Álvarez, consagrado a la excelencia sin ruidos, ha agigantado el impacto de la marca hasta niveles míticos. Muñidor de unos vinos que se ensanchan con el pasado, luminosos y únicos, con una piedra angular. “La viña ha sido nuestra obsesión durante 40 años. Y lo sigue siendo. La viña es lo más grande y hermoso que tenemos”, refrendó Álvarez.