Parada y fonda
Sukaldean y Zenit Convento San Martín: binomio hedonista en Donosti

Aprovechando un convento del XIX, el hotel Zenit San Martín apuesta por el talento del joven chef Aitor Santamaría, que muestra una suculenta versatilidad, desde el sushi, a las brasas, los pintxos o el producto vasco. Javier Caballero
A escasa manzana de la arrebatadora y serena belleza de la playa de La Concha. A un paseo de la Parte Vieja donostiarra, sus pintxos, algarabías y sociedades gastronómicas. Muy cerca en el tiempo de un pasado con narrativa e historia. Fue convento de las Siervas de María, refugio de enfermos y desamparados hata 2014, y hoy es hotel singular en uno de los ventrículos de San Sebastián, con la gastronomía, el descanso y el asesoramiento al cliente como ejes. Conservando muchos elementos ornamentales de su reciente cronología (el hall era la capilla, la imponente suite Santa Clara aprovecha el abovedado original), el hotel Zenit Convento San Martín, cuatro estrellas superior, se erige como una estupenda base de operaciones desde donde tejer itinerarios para recorrer Donosti. El establecimiento dispone de 79 cómodas y funcionales habitaciones, plenas de luminosidad y confort, a lo que sumar gimnasio, cafetería en la iglesia restaurada del propio convento donde incluso degustar coctelería, parking y hasta terraza-solarium con piscina (Zielo de San Sebastián cuando la estación lo permite) desde donde avistar los tejados y el sereno litoral de la ciudad. Para dar este nuevo uso inmueble, que se levantó en 1887, se tuvo que pedir permiso nada menos que al Vaticano. Se enorgullece de una fachada creada con piedra arenisca procedente del monte Igeldo, que goza de protección oficial y es uno de los atractivos a pie de calle.
Cocina a cargo de una saga gastronómica: los Santamaría
A todas estas fortalezas, se les suma su gran atractivo culinario: el restaurante Sukaldean, que ocupa la planta baja del Zenit en un espacio multifuncional, formidable y con desahogo de sobra para confidencias, negocios o cualesquiera menesteres. Allí oficia el joven Aitor Santamaría una cocina ecléctica de sushis, parrilla, fuego que no olvida el productazo vasco y chispas de vanguardia sin perder el norte. De tal palo tal talento. Aitor es hijo de Jesús Santamaría (responsable del Grupo Bokado, para muchos el mejor catering del País Vasco, un referente) y su tío Mikel vertebra y gestiona los fogones del restaurante del Aquarium (Bokado Mikel Santamaría), la mejor atalaya culinaria de Donosti. “Estar aquí es una gran oportunidad, porque estando en el hotel se dan cabida a proyectos nuevos que sin el apoyo del sitio no se podrían llevar a cabo. Abrimos en julio del 20, tras lo peor del confinamiento. ¿Cómo defino lo que hacemos? Bufff, es complicado, pero los denominadores comunes son el sabor, los fondos, el cocinar... Hasta los nigiris tienen salsa. Y el producto siempre queda por encima, sin dejar lo de aquí. Muchos vienen por lo japo y descubren luego el resto", explica Aitor, que, entre otros talentos culinarios, ha cogido vuelo mediático por ese estupendo euskal-sushi que oficia. A saber: nigiri de sardina, de gamba roja y hasta de txuleta; maki de merluza frita y piquillo, tempurizado de txangurro, de vieira con Idiazábal y de txipirón en su tinta; también ha lugar a tartar de atún rojo y de salmón. Todo con sentido e identidad. Engrasado a la perfección con la maquinaria del hotel Zenit Convento San Martín, en la carta de Santamaría también se puede ordenar Sopa de pescado a la donostiarra, Papada Euskal Txerri (de cerdos pío negro marchamo Maskarada, en Lekumberri, Navarra) escoltada con Pack-choi, tándem de Ostra y porrusalda, Acelga y anacardo, Gamba roja, Foie, maíz y kikos, unos inenarrables Raviolis de perdiz y trufa negra, unos guisantes lágrima de llorar... Para los acólitos del fuego, txistorritas, merluza de toda la vida (ojo, de unos ocho kilos en báscula), kokotxas tremebundas, rapes o txuleta asada en parrilla de carbón.
El nombre de Aitor ya está en mentideros entre esos jóvenes que vienen acelerando con detenimiento y prometen renovar generacionalmente a los ilustres nacidos a caballo de los 80. Empezó su andadura en el Bokado Mikel Santamaria, para luego pasar intensivamente por el mito Arzak, y de ahí recalar en el departamento de I+D de Bokado, con un tour de force en su propio restaurante en la capital (Sukaldean Madrid), entre la Puerta de Alcalá y Cibeles ahí es nada, del que atesora grandes enseñanzas hoy palpables. "Allí estuvimos año y medio. Si no hubiésemos pasado por allí esto no se hubiera materializado. Sukaldean (que se traduce del vasco simplemente como 'en la cocina') es el resultado de juntar todas las piezas en el lugar adecuado", reflexiona el chef que acaba de pasar el umbral de los 30 y que hincó codos en Deusto para graduarse en Ciencias de la Comunicación.
Desayunos suculentos
Redundando en este espacio versátil y entretenidísimo, casi mutante en función del momento del día, si uno pernocta en el hotel es un gozo supremo madrugar y recrearse en su desayuno, activado desde las 07.00 de la mañana hasta mediodía y que lleva por título 4 Momentos Donostiarras. Un banquete con toponimia y storytelling, puesto que arranca con un Paseo por la Concha (clásico de frutas y yogures), prosigue con el fingerfood de Pintxos por lo Viejo, continúa en tono saludable con Surfing Zurriola (para emular a los jinetes de las olas con legumbres eco, ensaladas, aguacates, zumos...) y se abrocha con Subida en funicular a Igeldo, en plan mitomanía cinematográfica (por aquello del Festival y los actores que por el Kursaal o el María Cristina han pasado) donde ordenar platos calientes como tostas con huevos de caserío, tortilla de patata y sinfín de revueltos.
Con una barra de pintxos y croquetas (donde desenfadarse asimismo con piparras, banderillas, ensaladillas, raciones y embutidos con preponderancia del gran Joselito), la coctelería resulta adecuada y surtida: estupendo el Prior para abrir boca, mixología que homenajea al santo lugar. De igual modo la carta de vinos es extensa y atinada, con nombres indispensables por todos conocidos. Mención y laureles aparte merece la tabla de quesos. Nada menos que 50 referencias en su denominado huerto lácteo, afinado por su equipo con precisión de lutier. Descollan los de la firma Olavidia (Guarromán, Jaén), de leche de cabra malagueña, y las formidables pastas prensadas vascas Unaiak (Karrantza, Bizkaia) y Egotza (Sagaluze, Gipuzkoa). Con estos mimbres y este continente, ilusionante trecho encara el ya viajado Aitor Santamaría, quien hoy se recluye en un viejo convento para liberar su audacia y coser el bucle cual hijo pródigo en la bendita tierra que le vio nacer.
Hotel Zenit Convento de San Martín y restaurante Sukaldean
Calle San Martín 45, San Sebastián, 20007.
Teléfono: 943 56 39 02
Precio Medio: 55-60€