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Pandemonium: el espumoso riojano que abre las puertas del infierno

En un paraje bucólico del Alto Najerilla, el Grupo Vintae acuna su nueva criatura, Pandemonium, un espumoso con narrativa que busca sello propio y que habla de libros prohibidos, sacrilegios y otras muchas audacias. Javier Vicente Caballero
Cada nuevo lanzamiento –en este proceloso y exigente mundo vínico– exige dosis conceptuales razonadas. Para el mefistofélico caso que nos ocupa, la trama parece sacada de El Nombre de la Rosa, el inmortal libro de Umberto Eco que se hizo celuloide con un Sean Connery arrojando luz y pesquisas en plena oscuridad medieval. Porque Pandemonium, el penúltimo hijo del inquieto grupo Vintae, es un luminoso espumoso riojano que entronca y remite a la eterna lucha del bien contra el mal, al origen del castellano, a ángeles caídos y fuegos fatuos, que sabe y huele a bibliotecas secretas, diablos, pecados, códices prohibidos y sobre todo, despide el perfume de la audacia: elaborar "sobrepasando los límites de los vinos tranquilos y entrar en otros terrenos: en el de los espumosos que se comparen con el mejor champagne, pero elaborados aquí, en La Rioja, en el Alto Najerilla", confiesa Richi Arambarri (Logroño, 1984), CEO de Compañía de Vinos Vintae, mientras paseamos entre los gélidos muros del Monasterio de Yuso (San Milán de la Cogolla). A su lado, el padre Pedro Merino, prior y estupendo cicerone que abunda en el relato histórico y los secretos de este lugar imponente... hoy vivificado por burbujas tan cercanas.
Badarán: un origen emocional
Pandemonium procede de viñedos de montaña, entre 700 y 800 metros de altitud, en una zona fresca y ventilada llamada Las Viñas. De momento, solo dos hectáreas fuera de los límites de la DOCa, al margen de cualquier sello. Benditamente proscrito, este pequeño tepe riojano, custodiado por la fe de sus viñadores y por la advocación de San Millán, alfombra la vertiente más septentrional de la Sierra de la Demanda, el techo de La Rioja y su frontera natural con Soria y Burgos. Por vecinas, las localidades riojanas de Cárdenas y Badarán. Esta última razona la génesis de Pandemonium y agrega cariz emocional. "Aquí nació mi padre (Jose Miguel Arambarri Terrero, fundador de Vintae en 1999). Y éste es su sueño, hacer estos espumosos frescos y muy verticales. De un lugar con una estupenda integral térmica como si estuviéramos en la región de Reims, incluso con una pluviometría mejor en esta zona de viñedos del Alto Najerilla", relata el vástago, quien se rodeó para este cometido de Fernando Martínez de Toda, catedrático de viticultura de la Universidad de La Rioja, y del experto en espumosos Jean Pierre Valade, originario de Champagne. En 2015, empezaron a fraguar este Pandemonium, a entreabrir lo desconocido. A pie de campo, el enólogo Raúl Acha.
Marca de la casa, el cuarteto se propuso nadar a contracorriente, a luchar contra lo establecido. Y como concepto y ancla, la lucha de lo sagrado contra lo profano, de la corrección contra la incorreción. Todo ello acontece en el místico marco de los Monasterios de Yuso y Suso como telón de fondo y escenario, en esa placidez telúrica que desprende San Millán de la Cogolla. Patrimonio de la Humanidad desde 1997, este enclave ha sido imán espiritual, caladero de energías, leyendas y saberes. Allí se instaló el monje eremita San Millán en el siglo V y allí balbuceó el castellano y el euskera por primera vez en la Historia gracias a un monje anónimo que abrevió el latín para modular un lenguje más funcional y coloquial. En San Millán también se esconden viejísimos libros que hablan de primigenia viticultura... y de sacrilegios que hacían enfadar al Altísimo. En las entrañas de este monasterio que fue románico y hoy tiene dermis herreriana, entre la evocación de las Glosas Emilianenses, se presentó y probó este crocante y afilado Pandemonium. "Buscamos acidez y crianzas largas, con rimas de cinco años. No olvidemos los suelos arcillo ferrosos, pedregosos, que dan carácter y potencia. Integramos la viña en la montaña, con sensibilidad natural, con leve intervención, pero para bien", explica Raúl Acha en el refectorio, entre velas y atrezzo para la ocasión. En segundo plano, el padre Merino mira de reojo cata tan singular. En la copa, un blanco de blancas Pandemonium 2015, monovarietal de viura, amarillo pajizo y tonos verdosos que tuvo degüelle en 2021 y ha seguido el método tradicional; en boca, una acidez natural marcadísima, con cremosidad y largura. Ojo, solo 600 botellas, que saldrán a la venta en un par de meses a un precio de unos 40 euros. La garnacha tinta entra en juego para el blanco de tintas, con una nariz menos tímida y con una burbuja elegante y suave, con armonía y estructura en boca, incluso marcada mineralidad.
¿En busca de una nueva DO?
Comenta Richi Arambarri que la pretensión es pergeñar un sello de calidad que trascienda el tiempo y que siga con la audacia que caracteriza a Vintae. "La idea es permitir crear DO, sello o una IGP en la que entren todos esos municipios como Villaverde o Torrecilla, fuera de la DOCa Rioja, que tienen sobradas condiciones para elaborar espumosos –por clima y por suelos– que tuvieron históricamente viñedo pero que hoy se dedican al cereal, y así conseguir más riqueza. Todo poco a poco. Hace solo ocho años éramos absolutamente ignorantes en el tema espumosos", confiesa. Ya se trabaja experimentalmente en estos viñedos singulares con las variedades pinot noir y chardonnay. Porque el objetivo es perpetuar este culto pagano y sagrado al vino en el Alto Najerilla, explorar lo recóndito y arramblar puertas, aunque sean las de un metafórico infierno...