Jerezano con aire británico
Beltrán Domecq, presidente del CRDO Jerez
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El flamante presidente de la DO Jerez es también un apasionado de los vinos del Marco, a los que ha dedicado no solo su talento y su trabajo, sino toda su vida. Ramón Martos
Uno empieza teniendo como apellidos los de tres renombradas familias de Jerez –concretamente, Domecq, Williams y González– y acaba, claro, dedicando su vida entera a los vinos del Marco. A estudiarlos, pensarlos y elaborarlos. También a escribir sobre ellos y, si así lo exigen las circunstancias, a ser su embajador. Beltrán Domecq ha publicado un libro que tenía ganas de escribir, “El Jerez y sus misterios”, y ha sido nombrado presidente de la D.O. Jerez.
“Yo he sido hecho para servir a los jereces, y también para disfrutarlos”, asegura. Más de treinta años al frente de Bodegas Domecq avalan la trayectoria de una de esas personalidades que suelen poner de acuerdo a la gente. Beltrán Domecq es una persona educada y de trato exquisito, algo reservado y muy prudente. Un fruto de esa fusión de jerezanos e ingleses generada a partir de los vínculos económicos y sociales que los vinos de la Baja Andalucía han propiciado a lo largo de su historia.
“Tengo que agradecerle a mi padre” –explica– “que en las vacaciones de verano me enviara a conocer mundo, a lugares tan insignes como Burdeos, Borgoña, Cognac, incluso California. Además tuve la suerte de recibir una educación bilingüe, lo que desde joven me fue dando una perspectiva más cosmopolita”.
Nacido en 1946, este enólogo licenciado en Ciencias Químicas comenzó su carrera en la bodega de su familia Williams&Humbert y de ahí pasó a Bodegas Domecq, donde ostentó máximas responsabilidades. La firma fue vendida a Allied Domecq en 1995; posteriormente, en 2005, al grupo Pernod Ricard; y dos años más tarde a Beam Global. Durante estos cambios de manos, reveladores de las dificultades en que viven inmersos los vinos de Jerez, Beltrán Domecq no dejó de trabajar en pro de la casa jerezana, mostrando una enorme capacidad para adaptarse a situaciones y a la forma de trabajar de distintas multinacionales.
Desde su nuevo cargo como presidente de la D.O., las cosas se contemplan con otra tranquilidad aunque ni las preocupaciones han cambiado ni menguado las ganas de trabajar. Sigue peleando por que los jereces se entiendan como lo que son, es decir, como vinos capaces de combinar con todo tipo de platos. “Por supuesto, son los mejores vinos de aperitivo del mundo. Pero la gente tiene que descubrir también sus posibilidades en la mesa. El fino, por ejemplo, es el vino más ágil y versátil que puede existir. Va bien incluso con espárragos y alcachofas, opciones con los que difícilmente se pueden entender otros vinos”.