PLANES BEGOISTAS
Los suculentos menús del día que te "resetean" por dentro

Ni lácteos, ni azúcares, ni gluten, ni carne roja... ni culpas sin sabor. Las hermanas Lluch fundan el sello Begoístas, con el que preparan, cocinan y envían productos, platos y planes nutricionales para purificar cuerpo y mente y resetear nuestra microbiota. Detallamos uno de sus menús. Javier Vicente Caballero
Fue una mezcla de ansiedad, estrés, hartura y cansancio, desajustes agrandados por un trance familiar complicado. Y su cuerpo y su mente djieron: "basta". "Me rompí completamente", confiesa. En ese preciso momento, la chef Gran Diploma Cordon Bleu de París Begoña Lluch se replanteó casi todo, comenzando una nueva senda vital por el camino de la alimentación. Para ella misma. Para su entorno próximo. Para los demás. Así nació el sello Begoístas: una propuesta de nutrición saludable y purificadora, sanadora y luminosa, donde la suculencia y el placer se hallan en el centro de la ecuación. Desde el prisma orgánico y ecológico, la proteína vegetal en su más amplio espectro, las aves y el pescado sostenible arrinconan la carne roja, el gluten, los azúcares refinados y cualesquiera procesado, con un extensísimo recetario de alta cocina, que incluye mocktails (cocktails sin alcohol como limonada de cúrcuma o mojito de granada) y shots mañaneros a modo de caldos desgrasados que son zambombazos energéticos.
Con una comunidad de clientes creciente, conversos a esta renovadora fe, todo llega en frío al propio domicilio a través de e-commerce y con planes de diferentes jornadas: desde un día, "ventana de iniciación para escépticos que llamamos Probar" con un coste de 69 euros, hasta el llamado Renacer, que alarga hasta las nueve semanas (66 días. 3419 €), pasando por cinco días (bautizado como Sentir, 309 € ), nueve (Avanzar, 539 € ) y 21 (Resetear, que se tarifa a 1199 euros). Cada pedido se recibe cada dos o tres días e incluye cuatro platos por jornada, además de una bebida y un snack, todo ello de elaboración casera y bajo la supervisión de una nutricionista. Para dar respuesta a las diferentes necesidades de los clientes la propia Begoña abrió línea directa para solventar cualquier duda. También se puede optar por elegir dos de las tres comidas principales del día (siempre dentro del menú diario)."Hay que cuidar lo que pones en tu plato para sentirte increíble. La gente no tiene clara la conexión entre lo que comes y lo que pasa en tu vida. Has de consumir el mejor combustible posible para tu cuerpo. Vendemos productos sueltos, pero el núcleo fundamental son los planes, que son platos de alta cocina. En cinco días ya notas muchas cosas. Deshinchas, desinflamas... Es una transformación muy profunda ", comenta Begoña Lluch, quien durante los ocho años que vivió en Estados Unidos, se formó en el Institute for Integrative Nutrition de Nueva York y estuvo a cargo del senior living MorseLife, uno de los más importantes del país. De regreso, y tras dirigir el catering del chef con tres estrellas Michelin Quique Dacosta, tuvo claro este giro de timón en su vida. Comprometida fraternal y mercantilmente con ella, inseparable, su hermana Cuchita Lluch, otra gastrónoma de aúpa, especializada en eventos y en el proceloso mundo de las RRPP, que aquí ejerce de directora de negocio, marketing y comunicación. "Nuestra gastronomía te sienta de lujo y te da energía. Nuestra cocina central se ubica al lado del Mercado de Valencia, que es un vergel, pero traemos los ingredientes de donde haga falta si son los idóneos a nuestros objetivos saludables. Estuvimos en Perú y en México, en el Amazonas, mucho antes de arrancar todo esto, en busca de superalimentos, para ver qué había de cierto, para ver qué nos merecía la pena traer... ", comentan las hermanas al unísono.
A este particular, nos citamos con las hermanas en un domicilio de Madrid para probar uno de sus menús. Arrancamos la cita con un shot de alga kombu, nabo daikon, shiitake y remolacha, terroso y profundo, ideal para entrar en materia. "Yo le hecho kombu a las lentejas, ya no utilizo ni hueso de jamón", explica Begoña, que recuerda que en su web ofrecen ‘mantras’ de autocuidado y consejos para el bienestar personal. Viajamos hasta la Costa Azul con una mini socca provenzal, con una fina harina de garbanzos para la masa que nos traslada a cualquier puesto de la ciudad de Niza. Para lubricar y como alianzas líquidas, jugo de pomelo y zanahoria y leche de luna rosa (leche de almendra cocida con raíz ashwagandha). Nada de alcohol. El hummus de edamame (soja) y guisante resulta terso en boca, muy ligero, quizá algo tímido. La corvina con puré cítrico, mojo de jengibre con mango y quinoa (más una especie de causa limeña de yuca) eleva el rango de sabor, estupenda de punto de cocción y aliada de maravillas con la cama de esta semilla andina que se trabaja como grano integral. Seguidamente, un más que correcto arroz rojo integral con bacalao y coliflor. "Recurrimos a plantas, raíces, alimentos adaptógenos que combaten el estrés. Piensa en pescado azul, en huevos de gallinas felices, encurtidos, fementos, frutas deshidratadas, tés, tofu... En vez de azúcar refinados, usamos lúcuma para endulzar, melazas, dátiles, azucar de coco, bayas de goji. Y contamos con 15 tipos de harina y almidones diferentes para conseguir texturas y sabor, con una buena digestión", recuerda Begoña, cocinera y repostera, primera de su promoción en la Cordon Bleu parisina y por cuya cocina en Valencia a la que puso su nombre pasaron más de 600 alumnos. Sus palabras anteceden a unos postres estimables, muy imaginativos y no exentos de golosidad. Bizcocho banana bread de semillas y frutos secos (almedras, pipas de girasol, polen y cacao) y un etéreo y sabroso gofre con nata (de coco) y compota de fresas y chía que abrochan eta propuesta para drenar, limpiar, oxigenar nuestras entrañas y nuestro seso. La sobremesa discurre con convesaciones serenas, plácidas, sin aristas. Uno se marcha fluido, olvidando el ascensor, silbando por las escaleras y (casi casi) mejor persona.