Spirit of summer
Los destilados más exclusivos del verano

Los espirituosos dan una vuelta de tuerca más a la expresión “premium” con lanzamientos de ultra lujo, que combinan desde el terroir a los envejecimientos exóticos o la firme apuesta por la sostenibilidad. Raquel Pardo. Imágenes: Adam Jaime y archivo
Ron con conciencia
La sostenibilidad es un bien necesario en el mundo del espirituoso, que cada vez más marcas lucen entre sus principios esenciales. Una de las casas que lo abandera desde hace años es Diplomático, que vela por la elaboración de ron reduciendo al mínimo las emisiones y el gasto de agua hasta un 50%, conservando el entorno de la destilería (desde 1992 ha plantado en sus alrededores alrededor de 16 000 árboles de especies autóctonas), reciclando más del 75% de sus sólidos y el 100% de sus residuos líquidos y utilizando energía autogenerada (un 80% de la que se usa en la destilería lo es) y ofreciendo apoyo a las comunidades locales de sus cercanías.
Incluso, últimamente, se han comprometido con la reducción de los desperdicios de comida, y el mes pasado, la casa celebró en Madrid un taller para mostrar esa filosofía, en la que la artesana Paola McKenna enseñó cómo aprovechar desechos de la cocina (peladuras de cebollas, restos de té o pieles de granada) para elaborar tintes naturales con los que decorar pañuelos de seda y otros tejidos. En este taller participó también el biólogo español Diego García Vega, protagonista de la serie documental “Chef sin desperdicio” (HBO Max) e impulsor de un proyecto contra el desecho de comida, llamado Zero Food Waste.
Su ron de bandera, Classic Reserva Exclusiva, refleja esos valores de la casa de origen venezolano, que elabora sin aditivos ni colorantes artificiales y explícitamente renuncia a los productos modificados genéticamente. PVP aprox.: 42 euros.
Vodka con brillo de diamante
Si hace unos años algún productor de vodka hubiera osado hablar de terroir, de parcela singular o de años de espera, miradas entre el escepticismo y la risa contenida se habrían tornado hacia su persona. Pero el mundo del vino, al que tantas veces se acusa (sin mucha justificación, la mayoría de las veces) de enrevesado por usar términos alejados del entendimiento popular, parece que no lo es tanto a la hora de contagiar algunas de sus prácticas a otras bebidas para que estas lo comuniquen.
Y algo así ocurre ahora con Belvedere 10, un vodka recién estrenado que no solo es de terroir, sino que es parcelario y “vintage”, es decir, de añada, pues procede de un único campo de centeno con características singulares en sus suelos y, además, de una sola cosecha y de una variedad concreta de centeno, conocida como “diamond rye”, que se cultiva en ecológico en la finca Bartezek, en la región de los lagos de Masuria, en Polonia. Por si fuera poco, el destilado permanece reposando en un depósito durante diez meses y, según los portavoces de la marca, esta “crianza” ha modificado sus características organolépticas. Lo dicho, el vino es el gran microinfluente de otras bebidas que presumían de la simplicidad de su mensaje como arma para llegar al gran público, desde el vodka a la cerveza. Pero es que este vodka no es para un gran público, sino para el que compre todo el pack, historia, materia prima, bebida y botella, porque Belvedere 10 se envuelve, y eso sí que no es una práctica importada del vino, en una impresionante (y pesada) botella de diseño, que alude a los brillos del diamante, la pureza en su color blanco y al diez en su división estética en diez niveles. Y el precio de este conjunto de lujo está a la altura: más de mil euros en discotecas seleccionadas de Ibiza o Marbella, primeros lugares donde ya se puede probar.
Whisky con espíritu japonés
La complicidad entre Escocia, patria de algunos de los mejores whiskies del planeta, y Japón, una suerte de “nuevo Mundo” en cuanto a elaboración de este destilado, que en el país se realiza de manera impecable (entre los aficionados hay acuerdo en que los whiskies de malta japoneses también son de categoría mundial) no es nueva; se podría decir que hay una suerte de hermandad entre ambos, compartiendo una artesanía ancestral, elegancia en la elaboración y sutileza y carácter en el líquido final.
Por eso no extraña que esta afinidad derive por otros derroteros, y que los escoceses, ya maestros en la técnica del afinado en diferentes tipos de madera que han contenido otros líquidos, desde vinos a destilados, se aventuren también a explorar en la cultura japonesa para materializar esa cultura paralela del whisky que comparten.
Y precisamente una casa escocesa de renombre internacional como Glenfiddich ha dado el paso de unir culturas creando uno de los scotchs más exclusivos, que ha llamado Grand Yozakura. El nombre ya indica esa influencia japonesa, que viene por el acabado en barricas que previamente envejecieron el que se cree que es el destilado más antiguo del mundo, el japonés awamori. Un envejecimiento total de 29 años en total, de los que seis meses han sido en barrica de este espirituoso ancestral, elaborado a partir de arroz (no confundirlo con el sake, que es una bebida fermentada). Los matices dulzones del awamori se han visto como un aporte de singularidad a este whisky viejísimo y concentrado (45,1%Vol.), no apto para todos los paladares por su imponente potencia en la boca. Su nombre, Grand Yozakura, se inspira en la floración de los cerezos a la luz de la luna, un momento de enorme belleza que causa admiración por la naturaleza, y al tiempo, durante el llamado Hanami o festival del cerezo en flor, es una ocasión de renovación y optimismo. ¿Su precio? Tampoco apto para cualquier bolsillo: unos 2100 euros, que hay que poner en contexto de la larguísima espera que este single malt ha pasado en barricas.
Tequila con “vulcanismo”
Volcán de mi Tierra es una destilería creada en 2017 por la familia Gallardo, conocida por su negocio azucarero, entre otras empresas, y el grupo de lujo Moët Hennessy, que aprovecha el conocimiento el primero y el manejo del sector ultra premium del segundo para crear un tequila singular, Volcán X.A., elaborado a partir de la mezcla de varios espirituosos: tequila reposado, añejo y extra añejo. La combinación persigue crear un destilado suave, donde el reposado, esqueleto de la bebida, proporciona dulzor y paladar suave, a la vez que los tequilas añejo y extra añejo aumentan la complejidad del trago. Por supuesto, esta mezcla, y las proporciones, son un secreto muy bien guardado por el master blender de la casa. El cultivo del agave variedad azul del que procede este tequila se realiza sin aditivos y sobre suelos de origen volcánico, en dos zonas de Jalisco, los “Altos” y los “Valles”. PVP: 210 euros.
Imagen de apertura de Adam Jaime // Unsplash