Especial Aniversario
Vinoselección, 50 años de revolución vinícola (I parte)

El pasado 8 de marzo, Vinoselección fue elegida “Mejor ecommerce de España” en los premios e–Awards 2023. Para quien no esté en la onda de este tipo de galardones –“¿a santo de qué tantas letras “e” a modo de prefijo misterioso?”, se preguntarán muchos veteranos de la era analógica–... Redacción Sobremesa
El premio
... Pues bien, se trata del reconocimiento más prestigioso que puede conseguir un comercio electrónico en España. Y, lo que es la vida, justo en el año de su 50 aniversario, ¡qué manera de cuadrar las cosas! A pesar de la alegría que supuso el premio, en el fondo no fue ninguna sorpresa: en 2021, una encuesta realizada por la OCU entre 31 500 consumidores situó a Vinoselección como el primer ecommerce español del mundo del vino, y el segundo del sector alimentario. Y, el año siguiente, la empresa alcanzó el primer puesto –compartido con Nespresso– en alimentación, con la misma calificación que monstruos del nivel de Zara, Amazon o La Casa del Libro. Las puntuaciones de los usuarios no mienten: 9,4 sobre 10 en Ekomi, y 4,7 sobre 5 en Google. Llegados a este punto, muchos de vosotros os preguntaréis: “¿Pero Vinoselección no era un club de vinos?”. Por supuesto que sí, pero es que aquello de “renovarse o morir” no es solo una de esas paremias que parecen haber perdido su significado de tanto usarlas; es una cruda realidad que, en estos tiempos distópicos que estamos viviendo, hay que tener muy en cuenta.
Vinoselección nació en mitad de una crisis económica –la del petróleo–, sobrevivió con holgura a las que surgieron desde entonces –la de 2008, que aún colea; y la de principios de los noventa, bien camuflada entre exposiciones universales y Juegos Olímpicos, pero que se llevó por delante a multitud de empresas del tamaño de nuestro club de vinos favorito– y, ahora que huele a tierra mojada, capeará la tormenta que ya se atisba a la vuelta de la esquina. Que nadie tenga ninguna duda. El verdadero valor de Vinoselección no son sus 50 años de trayectoria, ni los lazos de amistad que le unen a las bodegas más importantes de España y que han fructificado en cientos de vinos hechos a la medida para sus socios –en eso consiste un club, queridos amigos, lo demás son las tiendas on y offline, muy respetables y necesarias también–. El éxito de esta empresa se debe a su grupo humano, y ciento y pico profesionales de mucho nivel a día de hoy. Cambian los nombres y las caras, pero no la filosofía y los valores. Así, es muy difícil caer.
La tormenta perfecta
Vinoselección apareció en el momento adecuado y en el lugar perfecto: España, un país tradicionalmente muy vinícola que, en aquellos tiempos, consumía a la altura de lo que producía. No solo soplaban los aires de cambio que todos conocemos: el sector del vino también daba señales de querer pasar del blanco y negro al color, y comenzaban a surgir esas bodegas que, años después, pondrían sus vinos en las mesas navideñas de cientos de miles de familias. Tinto Pesquera, Marqués de Cáceres, LAN, Olarra... Nuevas empresas que buscaban la calidad por encima de todo y que se dejaban asesorar con paciencia y humildad (¡cuánto le debemos a Émile Peynaud!). Por aquel entonces, Mariano García ya llevaba varias añadas al frente de Vega Sicilia y Carlos Falcó daba sus primeros pasos adaptando variedades foráneas en su finca manchega de Casa de Vacas, en lo que hoy es la DO Dominio de Valdepusa. El Marqués de Griñón, por cierto, debutaría con su primer vino en 1981, un tinto llamado Primicia que comercializó Vinoselección en exclusiva. Pero eso ya es otra historia.
Massimo Galimberti apareció justo en ese momento, en plena efervescencia vinícola, cuando los verdaderos aficionados al vino ya eran legión, pero necesitaban a alguien que les acercara esos vinos y otros muchos –algunos de ellos auténticas joyas– que hasta entonces estaban destinados a la restauración o al consumo local. En aquella época no había tiendas especializadas, ni enotecas, ni nada parecido. ¿Cómo podía un señor de Cáceres conseguir un tinto de Cariñena? Hoy no tenemos más que sacar el móvil del bolsillo mientras viajamos en metro y podremos conseguir cualquier vino del mundo en unos días, o un par de semanas a lo sumo. Y no solo eso, sino que lo recibiremos cómodamente en nuestro hogar, esté en el centro de una gran ciudad o en una aldea remota. En aquella época esto sonaría a ciencia ficción, pero algunos pioneros como Galimberti estaban poniendo, sin saberlo, las primeras piedras de la globalización vinícola. Pese a todo, y como hemos visto antes, también eran años de crisis, una época oscura y poco propicia para poner en pie un negocio. La única fórmula válida para poder tener éxito en una empresa de estas características constaba de tres ingredientes fundamentales: trabajo, trabajo y trabajo. Y mucha ilusión, por supuesto, pero eso ya venía de serie.
Vinos que han hecho historia en estos 50 años
Belondrade, amor por el verdejo
La complejidad de los suelos de canto rodado que abundan en esta zona del Duero y su clima continental sedujeron a Didier Belondrade desde el primer momento. Sin embargo, como él recuerda, “mi verdadero flechazo fue en el año 1993 con la verdejo”. Esta variedad que brilla por su carácter polifacético le abrió los ojos y decidió abandonar su Francia natal para instalarse en Valladolid e interpretar esta uva castellana a su manera. Siguiendo el concepto bordelés de vin de château, empezó comprando parcelas hasta conformar la Quinta San Diego, una finca ecológica de 40 hectáreas compuesta por 23 parcelas, cada una con un carácter propio. “No solo buscamos conservar la identidad de cada parcela, vendimiándolas a mano y criándolas por separado, sino que queremos magnificar esta diversidad a través de fermentaciones espontáneas en barricas o depósitos de diferentes volúmenes y características”, indica Jean Belondrade Lurton, segunda generación. De la mano de la dirección técnica de Marta Baquerizo, la familia Belondrade interpreta en cada añada la personalidad de un terroir fuera de lo común.
Belondrade y Lurton
Belondrade y Lurton es la materialización del sueño de Didier Belondrade, quien confió desde el primer momento en el potencial de la variedad verdejo para hacer grandes vinos de guarda. Emblema de la bodega, procede exclusivamente de su finca Quinta San Diego y refleja su terroir: 23 parcelas distintas en cultivo ecológico (certificado desde el año 2010), vendimiadas una por una manualmente.
Los vinos fermentan espontáneamente y se crían sobre sus lías en barricas durante cerca de un año. Permanecen un mínimo de seis meses en botella antes de salir al mercado.
“Al igual que Belondrade, Vinoselección es fruto de la pasión y atrevimiento de sus fundadores, que han sabido aceptar los riesgos que conlleva materializar un proyecto tan novedoso como rompedor. Vinoselección y los grandes profesionales que conforman su equipo, han conseguido asentarse, evolucionar y afianzarse como una referencia en el sector”.
Didier y Jean Belondrade y Marta Baquerizo, Propiedad y dirección.
Bodega CM de Matarromera, el corazón de La Rioja
Es una historia de tradición y pasión por la tierra y el vino, el recorrido de un hombre cuyas raíces se asientan en el corazón de la Ribera del Duero, donde sus antepasados cultivaban la viña desde el siglo XII. Carlos Moro fundó Matarromera en 1988, y en 2014 materializó su apuesta por la DOCa Rioja con Bodega CM de Matarromera. que posee 20 hectáreas de viñedo propio en parcelas ubicadas en San Vicente de la Sonsierra (La Rioja) y Labastida (Álava).
La bodega mantiene las tradiciones y aplica en sus viñedos antiguos la tracción animal para respetar al máximo sus suelos, un compromiso medioambiental que ha sido reconocido con la certificación Wineries for Climate Protection plus. Situada en un entorno único, se ha consolidado como uno de los nombres a tener en cuenta por la calidad de sus vinos, elaborados bajo las marcas CM, OINOZ y GARU, que aúnan la más alta tecnología con la tradición de esta Denominación de Origen de prestigio internacional.
CM Prestigio de Matarromera
CM Prestigio de Matarromera es el primer rioja que lleva este nombre, reservado hasta ahora a los viñedos del Duero. Es un vino que nos habla del terroir de San Vicente de la Sonsierra. Sus uvas proceden de viñedos de entre 35 y 80 años de edad, plantados en vaso a los pies del monte Toloño, con una producción muy baja, que dan lugar a uvas pequeñas y muy concentradas en sabor y esencia que aportan a este vino una potencia y complejidad inusuales y una gran finura y elegancia en nariz y en boca que lo convierten en una auténtica obra de arte. Solo se elabora en las añadas excepcionales y que madura durante 18 meses en barricas de roble francés.
“He visto nacer a Vinoselección, me ha acompañado durante todos estos años y hemos crecido juntos. Su labor ha sido y continúa siendo fundamental, para poner en valor un producto tan nuestro como el vino y para descubrir a los consumidores grandes elaboraciones que les han acompañado en sus momentos más felices. Brindo por, al menos, otros 50 años más”.
Carlos Moro, presidente Bodegas Familiares Matarromera
Bodegas Amézola de la Mora, tradición y vanguardia
Bodegas Amézola de la Mora es un château familiar situado en pleno corazón de La Rioja Alta. Fundado en 1816 y rodeado por 60 hectáreas de viñedo propio, elabora todos sus vinos a partir de sus propias uvas. Detrás de sus muros centenarios palpita una historia familiar de superación. Tras la llegada de la filoxera a finales del siglo XIX, había reconvertido los viñedos en plantaciones de cereal, pero en la década de 1970 los hermanos Javier e Íñigo Amézola retomaron la tradición familiar, replantando los viñedos y refundando y reconstruyendo la antigua bodega, ambos fallecieron de manera inesperada en 1995 y 1999, cuando María y Cristina, hijas de Íñigo, se convirtieron en las bodegueras más jóvenes de España con 18 y 17 años, aunque fue su madre, Cristina Downes, quien llevó la bodega familiar hasta que ambas terminaron sus estudios y pudieron incorporarse. Las hermanas Amézola han heredado la pasión y el respeto a la filosofía familiar de elaborar vinos fáciles de beber que sean el fiel reflejo de sus viñedos. Su vocación, dicen, es disfrutar haciendo vinos con sabor a familia.
Íñigo Amézola 2020
Íñigo Amézola es el vino de corte más vanguardista de la bodega. Procede de la mejor parcela, San Quiles, situada a 550 metros de altura sobre el nivel del mar. Es una apuesta por el tempranillo y por una cuidada elaboración en honor al fundador de la bodega. Tras una delicada selección manual de la uva en el viñedo, realiza la fermentación maloláctica en barricas nuevas de roble francés en las que permanece ocho meses antes de ser embotellado. Durante este proceso se realizan batonnages semanales para integrar sus lías. Un vino con personalidad que respeta la fruta, carnoso, envolvente, y elegante. Es sin duda el fiel reflejo de su terroir. Edición limitada a 8000 botellas.
“Siempre hemos puesto mucho énfasis en destacar el carácter familiar de la bodega. Con esta filosofía no nos referimos solo a los viñedos y a la bodega, sino que la extendemos a las relaciones con el exterior. Así, un día abrimos las puertas de nuestra casa a Vinoselección y, 30 años después, no podríamos estar más contentos de esa decisión”.
Cristina de Amézola Downes, propietaria y directora técnica.
Bodegas Arzuaga Navarro, expresión de terroir
Bodegas Arzuaga Navarro se encuentra en pleno corazón de la Denominación de Origen Ribera del Duero. El escenario donde nacen los vinos es la finca La Planta, una reserva cinegética de más de 1500 hectáreas en propiedad de la familia Arzuaga en la localidad vallisoletana de Quintanilla de Onésimo. En esta finca situada a más de 900 metros de altitud, Florentino Arzuaga, el fundador, comenzó la plantación de viñas a finales de la década de los 80. Se dio inicio a la construcción de la bodega y la elaboración del vino a principios de los años 90 y la primera vendimia se realizó en el año 1993. Hoy es su hijo, Ignacio Arzuaga, el que ostenta el cargo de director general. En estas tres décadas se ha podido comprobar la evolución de la calidad de los vinos a medida que el mercado ha ido progresando y exigiendo novedades. Siempre con la misma ilusión y ganas que el primer día y, por supuesto, manteniendo unas señas de identidad propias con las que marcar la diferencia.
Arzuaga Reserva 2019
Se elabora con uva procedente de viñedos de más de 80 años en la provincia de Burgos más un pequeño porcentaje que procede de viñedos en la propiedad de Valladolid. Arzuaga Reserva aúna la estructura y complejidad de los viñedos viejos con la frescura y viveza de las cepas más jóvenes. A la vista es limpio y brillante, de color rojo rubí con algún matiz púrpura.
Su personalidad aromática muestra que estamos ante un fiel representante de la Ribera del Duero por sus contrastes y sus notas minerales, con estructura y un cuerpo untuoso y envolvente. Es un vino amplio y profundo.
“Arzuaga Reserva representa perfectamente lo que es Ribera del Duero. Una zona de extremos, tanto en su clima como en su suelo. Aúna dos características que parecen contrarias, como son la potencia y la elegancia. Posee la fuerza que trasmite el suelo, pero no pierde la finura que le da nuestro clima. El resultado es un vino equilibrado y fino con una marcada personalidad muy placentera”.
Ignacio Arzuaga Navarro, director general.
Bodegas Azpilicueta, instinto pionero
Félix Azpilicueta Martínez fue un pionero y una de las figuras más relevantes de la historia del vino de Rioja. Hombre dinámico y emprendedor, en 1881 se hizo cargo de un pequeño viñedo en Fuenmayor y fundó Bodegas del Romeral, una de las primeras que empezó a funcionar en la zona. Don Félix, que así le llamaban sus vecinos, instaló al poco la primera estación de trasiego de España y participó en las primeras exportaciones de vinos de Rioja. Poco a poco, con mucho esfuerzo y una gran visión comercial, transformó aquella bodega primitiva en una marca conocida y prestigiosa. Los años y las décadas han ido pasando y hoy Azpilicueta se ha convertido en un referente de los vinos de Rioja, reconocido y apreciado por consumidores de todo el mundo y con un espléndido futuro por delante, con la enóloga Elena Adell como responsable técnica, y con la bodega como buque insignia de una enología vanguardista, sostenible y con un estilo propio.
Azpilicueta Instinto
Es un vino de autor elaborado con uvas seleccionadas de 16 pequeñas parcelas situadas en los términos municipales de San Asensio y Huércanos. Un monovarietal de tempranillo que reivindica el instinto, la vuelta a lo natural, el dejarse llevar por la intuición. Parte de la uva ha hecho fermentación maloláctica en barrica de roble americano con tostado suave, para pasar después otros cinco meses en roble francés de un solo uso. Presenta aromas especiados y sutiles torrefactos que se mezclan con esencias a frutos negros como arándanos y moras y leves notas de regaliz. En boca es fresco y ágil, de entrada, suave y con un largo final. La vuelta a lo natural.
“Azpilicueta es mi marca más entrañable, con la que comenzó mi andadura profesional hace ya casi 38 años. Me he dejado guiar por mi experiencia, por mi intuición, por mi instinto, haciendo un vino muy Azpilicueta, pero también muy personal. En la copa es atractivo, vibrante; con un aroma intenso dominado por la fruta y las especias cedidas por la barrica, con frescura y redondez en boca. Está hecho para envejecer bien, para perdurar”.
Elena Adell, enóloga.
Bodega Hermanos Pérez Pascuas- Viña Pedrosa, origen y tradición
Los hermanos Pérez Pascuas han mantenido viva la tradición vitivinícola familiar iniciada por su padre Mauro Pérez, fundando su propia bodega en 1980 en Pedrosa de Duero (Burgos). Su pasión por el vino y el trabajo bien hecho los llevó, junto a otras pocas bodegas y cooperativas, a crear una denominación propia que acogiese sus vinos: la Ribera del Duero. Cuentan con uno de los viñedos tradicionales más antiguos de la región, 124 ha. en vaso donde se trabaja de forma sostenible y respetuosa la tempranillo. Sus tintos de guarda, crianzas, reservas y grandes reservas desarrollan su crianza en barricas nuevas de robles francés y americano, que aportan al vino carisma y carácter, consiguiendo la perfecta armonía fruta-madera. El respeto al terruño, la investigación, el esfuerzo e ilusión de la familia Pérez Pascuas dan como resultado una trayectoria de más de 40 años y unos vinos de gran regularidad: Viña Pedrosa, Cepa Gavilán, Finca La Navilla y Pérez Pascuas Gran Selección.
Viña Pedrosa Crianza
Legendario e histórico, es un vino sin el cual no podría entenderse la historia de la DO Ribera del Duero. Fruto de la pasión y de la paciencia, posee el temperamento y personalidad de Bodegas Hnos. Pérez Pascuas: es el vino más representativo de la bodega y el que mejor refleja su estilo y carácter. Tras 18 meses en barricas de roble americano y francés y una paciente guarda en botella, Viña Pedrosa Crianza se presenta sugerente y expresivo en nariz, destacando aromas a frutas del bosque que se ensamblan con delicadas notas balsámicas y especiadas de su crianza. Un gran tinto amplio, con nervio y taninos suculentos. Origen y tradición son el alma de este gran vino.
“Vinoselección ha apostado desde sus inicios por los vinos de calidad y por la Ribera del Duero, fomentando la cultura del vino en toda España. Una gran empresa a la que agradecemos enormemente su esfuerzo, su compromiso y la confianza depositada en Bodegas Hnos. Pérez Pascuas durante estos 50 años”.
Adolfo y Manuel Pérez Pascuas, propietarios.
Bodegas Hermanos Sastre, el viñedo reina
Viña Sastre nace de la pasión de una familia por elaborar vinos con carácter propio, unos vinos especiales que solo se consiguen trabajando, con una búsqueda incansable de la excelencia, un terruño excepcional en La Horra (Burgos) y combinando la forma tradicional de hacer las cosas con la tecnología más avanzada. El viñedo de la variedad tinto fino se sitúa a una altitud entre los 800 y los 840 metros sobre el nivel del mar en laderas, en pequeñas colinas orientadas hacia las cuencas de los ríos Duero y Gromejón, que cuentan con unos suelos que, con una composición perfectamente equilibrada en caliza y arena y un buen drenaje gracias a la inclinación de la cuesta, concentran las temperaturas cálidas del verano, favoreciendo la buena maduración de los racimos. Son unas particularidades únicas que, debido a la precocidad de este terruño, contribuyen a un estilo resueltamente rico, denso y graso pero también elegante, distinguido, puro y con mucha frescura.
Regina Vides 2020
Tiene una producción muy limitada y está elaborado con uvas de la variedad tempranillo procedentes de viñedos de más de 90 años en la parcela de Las Tenadas (La Horra, Burgos). Con una crianza mínima de 18 meses en barricas nuevas de roble francés, es un tinto potente, sabroso, muy frutal, bien armado en cuerpo, largo en boca y con una firme estructura de taninos nobles. Exhibe sensaciones de fruta negra fresca y en compota, matizada por las notas de cacao y café propias de la crianza y toques campestres de hierbas aromáticas y menta. Se le augura una larga vida en botella.
“Mi experiencia con Vinoselección a lo largo de los años ha sido muy satisfactoria. Hemos crecido juntos y nos ha ayudado a darnos a conocer a niveles insospechados con un mínimo de esfuerzo por nuestra parte, a excepción de poner un gran producto en manos de un gran club con excelente gestión y control de compras y un trato excepcional por parte de todos los que ahí trabajan. Y por supuesto, de los grandes detalles y hospitalidad de la familia Galimberti”.
Jesús Sastre, propietario.
Bodega Marañones, garnachas de granito
Marañones es la conjunción armónica de viñedos y personas de cara a la elaboración de unos vinos que transmitan su carácter y personalidad. Es un lugar de encuentro, de castillos y monasterios, de historias de reyes, plebeyos y vinos que nos acompañan en el recorrido de una tierra y sus gentes, dedicados durante siglos al vino y su paisaje. Parajes singulares entre 650 y 850 metros en la Sierra de Gredos conforman un mosaico de viñedos de excepcional valor paisajístico y enológico dentro de la DO Vinos de Madrid. Los flujos de viento suaves y constantes permiten un “limpiado” aéreo y natural de las viñas y la orientación de los viñedos, marcada por la dominante norte, facilita su insolación óptima. Marañones aborda los aspectos más singulares de este entorno que es su patrimonio y lo integra en sus vinos como factor determinante. Viñas viejas, variedades locales, suelos graníticos, vinificación por parcelas y, sobre todo, respeto a la tierra.
Marañones
Marañones es un vino de finca con el carácter del mesoclima y de los tres tipos de granito de Gredos: blanco, marrón y rosa. La textura arenosa y la conducción en vaso de las cepas de garnacha de entre 50 y 70 años dan una identidad única a este ensamblaje de las pequeñas parcelas de la finca. Los más de 800 metros de altitud favorecen una maduración lenta de las uvas. Los vientos ayudan a una viticultura extremadamente respetuosa con el entorno. El ecosistema creado aporta una pluralidad particular en los vinos que muestran personalidad mineral del granito, la vivacidad de la garnacha y la nobleza del suelo. Textura, longitud y elegancia.
“Marañones es un proyecto con una filosofía de máximo respeto por la viña, honestidad con el paisaje, con su cultura y con sus gentes. Todo ello es fundamental para conseguir vinos auténticos. Buscamos potenciar una zona como la Sierra de Gredos, marcada por el granito, la garnacha y la albillo real junto a otras variedades locales”.
Pedro Ruiz Aragoneses, CEO Bodegas Marañones.
Bodegas Muga, finura clásica y vanguardia
La dirección de esta gran bodega corre a cargo de la tercera generación de la familia que, consciente de su legado, mantiene la fidelidad a los métodos tradicionales: todo el proceso de vinificación es en roble, tienen su propia tonelería y la clarificación se hace de manera tradicional con clara de huevo. Pero no se duda en aplicar las más modernas tecnologías en pos de una mejora continua, sin sacrificar carácter ni identidad. Dicen que las tres premisas de la casa son “calidad, calidad y calidad” y hay etiquetas que no salen todos los años, como Selección Especial, Prado Enea, Torre Muga o Aro. La viticultura es muy respetuosa porque la sostenibilidad es una premisa fundamental, y emplean los métodos más avanzados, tanto en la viña como en la selección de la uva, en el roble elegido para sus para las barricas y en el conocimiento de los suelos. El reto es trasladar al mercado la diversidad de estilos que elaboran. Son vinos concebidos para disfrutar, para dar placer y que, a la vez, nos hablan de historia y de suelos, de paisajes y del clima en sus viñedos.
Muga Selección Especial
Desde su primera añada 1994 aúna el clasicismo con los toques modernos. Es alma y espíritu riojanos con un poco de rock and roll. Su estilo, muy expresivo, con notable concentración de fruta, busca combinar la sutileza y la complejidad con la frescura. Se elabora a partir de una selección de viñedos viejos situados en terrazas con bajos rendimientos y para su crianza se selecciona también el roble de forma minuciosa. Define muy bien el enfoque que se le empezó a dar al viñedo de Muga a principios de los 90 y es, sin duda, una de las etiquetas más atractivas y versátiles dentro de su alta gama.
"Vinoselección ha sido pionera en promover la cultura del vino y en dar a conocer a mucha gente la gran calidad y diversidad de España y sus bodegas. Tiene un equipo de grandes profesionales con una larga experiencia en el sector, con mucho criterio, que se interesa por las personas y las historias detrás de estos vinos. ¡Muchas felicidades! ¡A por otros 50!”.
Eduardo Muga, tercera generación de Bodegas Muga.
Bodegas Olarra, icono riojano
Bodegas Olarra, ubicada en Logroño, ha contribuido a escribir la historia de Rioja desde 1973. Dirigida desde sus orígenes por la misma familia, fue pionera en sumar experiencia y espíritu empresarial a un mundo del vino por entonces poco profesionalizado y en abrir vías comerciales hacia el exterior. Cada generación ha ido realizando nuevas aportaciones a la herencia recibida, manteniendo una evolución constante y tranquila, sin perder el carácter y la filosofía de los orígenes. La tercera, formada por tres jóvenes bodegueros en cuerpo y alma, sienta hoy las bases para la construcción de un nuevo Rioja que nace del viñedo y tiene como valores la defensa del patrimonio vinícola, el territorio, el paisaje y su cultura. Los vinos se elaboran con uvas de kilómetro cero, procedentes de viñedos propios de especial singularidad o de familias cuya vida se desarrolla desde hace generaciones en torno a la viña, con el máximo respeto al fruto y al terruño, en una búsqueda constante de la excelencia.
Cerro Añón
Cerro Añón es la marca histórica de Bodegas Olarra. Surgió con la propia bodega en 1973 y ya desde su origen estaba llamada a convertirse en una de las etiquetas icónicas de Rioja. Con su Crianza, Reserva y Gran Reserva constituye una gran familia que elabora a la manera de los grandes vinos históricos de Rioja: buscando el ensamblaje perfecto. De todo ello es buen ejemplo Cerro Añón Reserva que, partiendo de una combinación clásica de tempranillo, mazuelo y graciano, alcanza una gran complejidad, finura y una gran estructura que le permite una extraordinaria evolución con el paso del tiempo.
“Nuestra relación con Vinoselección solo se entiende desde la cercanía y la amistad. Comenzó en 1988 a través de la familia Abelenda y mi padre Leopoldo Limousin y el paso del tiempo no ha hecho más que estrechar nuestros lazos. Ambas empresas nacieron en 1973 y el tiempo ha forjado una confianza mutua y duradera. Para nosotros siempre será un referente en el mundo del vino”.
Pedro Limousin Ucín, dirección general.