Barbillón, cocina informal para un verano en Madrid

Quizás es un público heterogéneo, con edades muy diversas y perfiles distintos, el que hace de este ya mítico local de la concurrida Avenida de Valdemarín el lugar perfecto para esos almuerzos o cenas informales entre amigos, cuando la comida no es la prioridad, pero no quieres renunciar a buena cocina, recetario cosmopolita bien interpretado y producto de calidad.

Abría sus puertas en 2012 ofreciendo ya desde sus inicios esa dualidad gastronomía-espectáculo tan en boga en este momento y fue el primer proyecto de los hermanos Kike y Curro Sánchez del Amo, hoy empresarios de éxito en el mundo hostelero con locales como Tinglado en Boadilla, Panorama en Majadahonda, Bistró 1948 para eventos, y recientemente dos nuevas incorporaciones: Manto en Campo de las Naciones y Barbillón Marbella, su primera y presuponemos no única incursión fuera de la capital.

Pero volviendo a su primer local y centrándonos en su menú, en Barbillón hay una carta que recoge platos tradicionales de la cocina internacional con un toque español en su consecución paseando desde la ensaladilla tradicional (siguiendo la receta de la madre, Amparo) a su pollo tostado fino y con un juego que recuerda a la ensalada César. Buenas carnes como su solomillo de la casa Discarlux en un corte con hueso buscando mayor sabrosidad al bocado, hasta su atún rojo de Benfumat que aprovecha la untuosidad de la ventresca para realizar un tratar meloso y diferente en un plato de denominan Camperita de atún rojo. En el camino hay viajes a oriente con niguiris fritos de steak tratar con huevo de codorniz, tempura de gamba envueltos en lechuga fresca con toques de menta, dumpling tostados de gamba roja con salsa Thai o cruzan el planeta hacia el oeste con un taco mejicano de pulpo o su aguacate a la brasa, relleno de tartar de bonito.

En sus inicios, respondiendo a su nombre de Oyster, daban más importancia en la carta a sus ostras, que hoy mantienen con una Guillardeu número 5 o una Josephine número 3. A estas entradas sencillas y maravillosas suman sus carabineros de gran tamaño que elaboran a la brasa, con holandesa y gratinados o con huevos fritos.

En definitiva, buenas idas y ambiente muy agradable para esas veladas de agosto en Madrid.