Se viene (un nuevo verano)
Ya estamos de nuevo en pleno verano: olas de calor, playa, piscina, fichajes de fútbol, chiringuito, alguna polémica extravagante, terrazas, vacaciones y turismo; bueno no, vosotros viajáis, los turistas son los demás. La gente siempre es otra, nosotros nunca. Santiago Rivas
El caso es que otro de los tópicos estivales son los textos, reportajes o vídeos sobre cómo darle al vino de una manera “desenfadada”. Tratan asuntos de Estado como si está bien echarle hielo a tu copa, los mejores tintos para las sangrías o que lo mismo meterte un calimocho entre pecho y espalda resulta que es winelover ¿Por qué no?
Ya he abordado en anteriores ocasiones que para mí en este tipo de contenidos lo que subyace es cierto desprecio al destinatario de la información, y un gran pitorreo a lo que es el subconjunto de consumidores de vino más iniciados, en el sentido de que se creen que este tipo de artículos, de algún modo, desafían al aficionado canónico o a profesionales del sector. Y todo a la vez que hacen que otros núcleos poblacionales se interesen por nuestro mundo enológico. A veces tengo la sensación de que el emisor de estos mensajes nos imagina retorcernos de dolor al imaginarnos a un ser humano mezclando un Rioja random y barato (nunca en este tipo de espacios se tratan referencias de culto o de precio significativo) con tu refresco favorito. Nada más lejos de la realidad. A mí me da absolutamente igual con qué combine el personal los vinos que consume, si bebes fino con Sprite ni mi vida, ni mi pulso, se van a alterar lo más mínimo. A mí lo que sí me perturba es que se vendan esas praxis como consumo vinero gamberro, canalla (o cualquier otro pueril adjetivo), ahí ya no: usted está bebiendo algo con vino, pero no vino. No estamos ante un consumo de ese tipo de bebida y, ojo, da absolutamente igual, pero no confundamos a los seres humanos.
Beber tinto de verano no es beber vino desde el punto de vista conceptual; pero no pasa nada, faltaría más. Sería como señalar que el que se bebe un combinado está tomándose una Fanta de limón o el que se pimpla un negroni es que está de vermuts. Pues no. En este verano ni cotiza en las casas de apuestas que algún litro de sangría me tomaré, pero no se me ocurrirá vender eso como algo perteneciente al espectro ideológico del vino, aunque la bebida en cuestión contenga vino.
Que cada uno sea feliz como quiera, pero es importante no creer que estamos haciendo algo que no hacemos. En la vida resulta realmente importante asumirse.
Y, por favor, dejemos de encontrar otras coartadas en forma de consumo ideal para los jóvenes, que ya está bien de utilizarles como vertedero ideológico de cualquier barbaridad que se le ocurra al imperio del mal. Si queremos sumar nuevas generaciones, no creo que lo pertinente sea atizarles con rebujitos.
Es como querer que alguien juegue al fútbol enseñándole atletismo. Dejadles en paz, ya vendrán si quieren, como ha pasado toda la vida.
Vive y deja morir, pero no vayas de guay cuando eres un parguela.
SOBREMESA no comparte necesariamente las opiniones vertidas o firmadas por sus colaboradores.