Desacuerdo sectorial
Las 216 socias de Bodegas Familiares de Rioja abandonan la mesa del Consejo Regulador
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Los productores de la asociación suponen más de la mitad del total de la DO, aunque en el Consejo cuentan con tan solo ocho votos y han decidido poner fin a una situación que, consideran, va en contra de su modelo de negocio. Raquel Pardo
Esta mañana la asociación de Bodegas Familiares de Rioja (BFR-PROVIR) ha comunicado a la Organización Interprofesional del Vino de Rioja (OIPVR) y al Consejo Regulador de la DO Calificada que abandona la mesa de gestión de la DO, alegando desacuerdo con la política estratégica, que consideran contraria a su modelo de negocio. El presidente de la asociación, Eduardo Hernáiz, comenta que “somos Rioja, y vamos a seguir siéndolo porque tenemos todas nuestras inversiones en esta tierra y porque seguimos creyendo en ella y en su potencial para hacer grandes vinos, pero no podemos continuar formando parte de un sistema de gestión en el que se toman decisiones en contra de nuestros intereses y en el que, pese a haberlo intentando desde nuestra fundación en los años 90 del siglo pasado, no tenemos capacidad de reencaminar el rumbo de Rioja hacia un modelo de valor, de calidad”. Los 216 productores que la forman, más de la mitad del total de la DO, seguirán cultivando viñas amparadas por la Denominación y elaborando vino con su contraetiqueta, pero, en palabras del vicepresidente de la agrupación y uno de los vocales más antiguos del Consejo, Juan Carlos Sancha, “nos inmolamos para que esta situación, mala para Rioja y para nosotros, cambie”, y añade que el sistema de representatividad, basado en el volumen de comercialización de vinos es “economicista e injusto” y que la asociación lleva varios años quejándose de él, ya que en su caso, contando con 216 productores asociados, tienen solo un 4% de representación en el pleno y 8% en la rama comercial. Así, comenta el comunicado lanzado por la agrupación, “se perjudica claramente a la pequeña y mediana bodega”. “Queremos una gran Denominación de Origen, pero no una Denominación de Origen grande”, explica Sancha, quien compara los crecimientos moderados en superficie de viñedo de zonas prestigiosas de Europa con el 72% que ha aumentado la de Rioja desde el año 85, un crecimiento, que, comenta, se ha llevado a cabo alimentando una producción estándar, con clones (de uva) productivos en suelos en los que nunca debería haberse plantado viña. “Sobran más de 150 millones de litro en la DO, más los que se sumen de la vendimia de este año”.
Desde el Consejo Regulador, que ha emitido un comunicado en respuesta a la decisión de Bodegas Familiares, se lamenta la decisión y se recuerda que en junio se abordaron las peticiones de algunas asociaciones para revisar este conflictivo sistema de representación, con el compromiso de trabajar un nuevo modelo que se aproxime “todo lo posible a la facturación económica real de los operadores, en el cual se tendrán en cuenta también factores de carácter social”, permitiendo que pasen al sector productor los operadores que, estando en el sector comercial, no embotellan vino y buscando un sistema eficaz que evite la doble representatividad entre sectores. Estos compromisos, argumentan desde Bodegas Familiares, no se han materializado en una propuesta firme de cambiar el sistema de acreditación. El Consejo asegura no entender la salida de la asociación de los órganos de gestión cuando, afirma, se están revisando los estatutos debido a una petición por su parte. El presidente de la Interprofesional, Fernando Ezquerro, afirma que esta revisión no debe ser precipitada y “requiere de tiempo, diálogo y, sin duda, voluntad de colaborar y alcanzar un acuerdo”. Señala, además, que “el sector atraviesa una situación complicada y es momento de unir fuerzas y buscar soluciones conjuntas” para salir adelante y fortalecer la posición en los mercados, y añade que ese compromiso para revisar la normativa sigue vigente: “Seguiremos trabajando por el futuro de Rioja y su excelencia”.
Esa excelencia es también la que se quiere proteger desde la asociación de productores, que hablan de “otra Rioja con foco en una viticultura sostenible y elaboración de vinos artesanales de calidad”. Lamentan que la situación excedentaria se haya producido, a su juicio, por la política seguida en estos últimos años, dirigida por grandes operadores que buscan volumen y precios bajos, al tiempo que suponen un obstáculo para que los productores medianos y pequeños, que elaboran vinos de precios más altos, puedan colocar sus referencias en el mercado. Sancha explica: “yo tengo uno de mis vinos que se comercializa a 40 euros en tiendas, pero por su categoría, vota por un valor de 2,25 euros. Y existe otro vino de esa misma categoría que, costando 1,65 euros, vota por ese mismo valor”, aludiendo al cálculo del precio medio que establece el actual sistema. Abogan por un sistema de reparto social que, afirman, se está quebrando en favor de las compañías industriales, que apuestan por precios bajos de la uva incluso cuando esta es de un viñedo viejo de alto valor.
Desde la Interprofesional también se han pronunciado lamentando la marcha de la asociación y mostrando su sorpresa por una decisión que critica una estrategia, reflejada en el Plan 2020-2025, cuya comisión para elaborarlo y aprobarlo fue dirigida por Bodegas Familiares, que también han votado a favor de las normas de campaña del último año. Añade que “el sector está por encima de cualquier interés particular, venga de donde venga” y considera que la verdadera razón es que los estatutos no se han modificado “en la forma tal y como les conviene” y tras haberlo reivindicado en varias ocasiones. Recuerdan que esa modificación requiere tiempo y consenso y califica la salida de la asociación de “daño irreparable a todos los operadores de la DOCa Rioja”. Añade la OIPVR: “Todos coincidimos en que el modelo es mejorable y que es necesario trabajar para ello, pero para mejorar las cosas hay que estar en los foros de debate que son las mesas de gestión”. Pero a BFR , que considera que estos problemas se han ido generando hace treinta años y que están desencadenando, también, el desapego de los asociados jóvenes que son el relevo generacional del vino de Rioja, se le ha agotado la paciencia.