Sobremesa para Bodegas Riojanas
Bodegas Riojanas, pura vanguardia con valor histórico

Con una fundación que se remonta a 1890, se enorgullece de ser una de las ocho bodegas de la Rioja. Pero este peso histórico no significa que su mirada esté en el pasado, sino en un futuro que juega la liga de la innovación más puntera y de la comprensión y cercanía al consumidor. Redacción Sobremesa
Con un pasado glorioso jalonado de laureles y premios internacionales desde finales del siglo XIX, esta casa centenaria lleva elaborando vino desde 1890, cuidando suelos y viñedos y cincelando una metodología única de patrón clásico. Reforzando el puntal del prestigio y esa garantía de calidad sostenible en el tiempo, Santiago Frías Monje (Logroño, 1976) ejerce hoy como presidente de Bodegas Riojanas, S.A., quinta generación de la familia fundadora Frías Artacho. Bajo su dirección, entre otros hitos, la bodega ha seguido una estrategia de diversificación para estar presente en las principales denominaciones de origen con un impulso dinámico y de adaptación a las nuevas tendencias. Por su parte, Emilio Sojo Nalda (Cenicero, 1963), destaca como enólogo miembro de la familia fundadora Frías-Artacho asumiendo la dirección técnica no solo de bodega sino también de viñedo, una trayectoria que apuntala el éxito de la bodega como demuestra el premio al mejor enólogo de Rioja otorgado por la prestigiosa publicación The Drinks Business.
En cualquier tiempo, la pasión por el viñedo ha sido el estandarte a seguir. Se trata de 1700 parcelas de viñedo, con 800 hectáreas de las que 200 son viñedos propios y el resto son pequeñas parcelas de viticultores que llevan generaciones trabajando con tan emblemática casa. El 95% de lo que entra en la bodega se vendimia a mano. El objetivo, conocer al detalle el viñedo y la proyección de cada parcela para los distintos perfiles de vinos. Y la innovación en campo es el vehículo idóneo: sensores en los viñedos que permiten conocer la humedad del ambiente y del suelo, analíticas de viento y de suelos para prevenir plagas y optimizar la calidad de la uva y la visión de la fotografía por satélite, que permite controlar la superficie foliar e incluso el momento óptimo de vendimia.
Los mejores viñedos del sello riojano hunden sus raíces en las zonas de Cenicero, San Vicente de la Sonsierra y las localidades cercanas a estos dos pueblos riojanos. Allí cultivan las variedades tempranillo, mazuelo y graciano. Además, Bodegas Riojanas ha llevado a cabo con éxito la primera Escuela de Viticultores con el objetivo de poner en valor el papel decisivo del trabajo de los viticultores en la calidad final de los vinos. En este foro se celebran ponencias, debates y actividades prácticas con reconocidos especialistas para dar a conocer los nuevos retos y oportunidades de la viticultura del nuevo milenio y aportar soluciones innovadoras a los problemas de los viticultores. Por último, es importante destacar la sensibilidad medioambiental demostrada por la empresa. No en vano han demostrado sus respetuosos métodos obteniendo la certificación en 2022 “Wineries for Climate Protection” que otorga la Federación Española del Vino por su actuación en los cuatro pilares de sostenibilidad: reducción de la huella de carbono, eficiencia energética, gestión eficiente del agua y reducción de residuos. Un aval que se suma a la certificación IFS lograda un año antes.
Monte Real Vanguardia: la expresión de un gran terroir
La gama Monte Real simboliza la autenticidad y la esencia de la bodega centenaria, y refleja el más valioso legado familiar. La uva del paraje El Monte define la personalidad de los vinos que hablan con orgullo de su origen Rioja y de su singularidad. Fue el enólogo francés Gabriel Larrendant el que en 1933 identificó el potencial de este terruño. Así se elaboran vinos que proceden de pequeñas parcelas de cepas viejas cuyo bajo rendimiento aporta el valor deseado. Desde sus orígenes, Monte Real han sido vinos expresivos de su carácter Rioja. Pero esta bodega histórica no para de mirar hacia el futuro y durante los últimos tres años ha lanzado cuatro nuevas etiquetas que demuestran su potente adaptación a los nuevos tiempos. Nacen entonces Monte Real Cuvée, Monte Real Cepas Viejas, Monte Real Garnacha y Monte Real Tempranillo Blanco. Cuatro vinos que demuestran su amplia visión. Con Cuvée se recupera la visión inicial de Larrendant, un vino de terruño esencial; con Cepas Viejas se realiza un tributo a los viejos viñadores; Tempranillo Garnacha recupera el carácter de las garnachas míticas del paraje del Alto Najerilla; y Monte Real Tempranillo Blanco hace hincapié en una poco conocida variedad de uva buscando y demostrando todo su potencial. Cuatro vinos que cuentan la historia de una bodega con la vista siempre puesta en los tiempos venideros.