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Mujer y Vino: el debate más necesario, alentado por Vinoselección

Seis primeras espadas del mundo del vino y los temas más candentes sobre la mesa. El I Debate Mujer y Vino, organizado por el club Vinoselección, no rehuyó polémicas y finalizó con la intención de perpetuarse como el gran foro enológico en femenino en los próximos años. Javier Vicente Caballero
Los más variados temas sobre vino y su actual proyección informativa, sus fortalezas y debilidades, las preguntas más candentes y las ponentes más idóneas. En el sosegado marco del hotel Orfila (Madrid) y organizado por el prestigioso y decano club Vinoselección, inmerso en la exitosa celebración de su 50 aniversario, discurrió el I Debate Mujer y Vino. Se trata de un novedoso encuentro (con vocación de arraigo) donde seis mujeres vinculadas al sector actualizaron y comentaron la presente coyuntura del gremio; desde el marketing hasta los precios de mercado, pasando por la percepción de los jóvenes, el rejuvenecimiento de públicos o el pujante enoturismo, entre otros temas. Para abundar y debatir se citaron Elena Adell (enóloga de Bodegas Campo Viejo, Rioja), Laura Sánchez Lara (periodista especializada y sumiller por la Cámara de Comercio de Madrid), María José Huertas (sumiller del restaurante Paco Roncero, dos estrellas Michelin, Madrid), Carolina Inaraja (bodeguera de Monte la Reina, DO Toro) y Gemma Vela (primera sumiller de un hotel 5 estrellas Gran Lujo de España, Mandarin Oriental Ritz, Madrid).
La moderadora, la periodista Begoña Tormo, abrió fuego dialéctico inquiriendo: "¿Tiene tirón el vino como producto atractivo, como tema a nivel de comunicación para un público amplio?". La primera en tomar la palabra fue Laura Sánchez Lara, quien afirmó que "hace años la información solo iba destinada a entendidos, y ahora se comunica de otro modo. Tenemos un montón de winelovers, son tendencia y aparecen nuevos perfiles en el mundo del vino que necesitan de otro tipo de mensajes. También hay que recordar que el confinamiento cambió nuestros hábitos y el modo de comunicarnos. Y fue muy rápido. Le quitó el miedo a la gente al plano digital del vino, a la compra on line". "En los 38 años que llevo trabajando en esto, con entusiasmo y pasión, he visto un cambio brutal. De la cata técnica y complicada hemos pasado a algo más divertido, ameno, con las historias que envuelven al vino. La gente quiere saber, se acerca, todo es más sencillo y hemos perdido miedos, aunque haya que reconocer que el vino no es producto fácil", declaraba Elena Adell. Al hilo, María José Huertas replicó que "afortunadamente la gente ya va más allá de Rioja, Ribera, verdejo o albariño. Ha habido una innegable evolución, hay cultura y se genera mucha curiosidad. En estos últimos 20 años resulta increíble el ascenso, la calidad de muchos vinos. El que los hacía mal los ha corregido para bien; el que los elaboraba sencillos ahora hace grandes vinos".
El debate, seguido con interés e intervenciones de un público eminentemente femenino, tomó los derroteros de las polémicas sobre pertenencia a DO o libertad fuera de esos –a veces– controvertidos corsés donde se estandariza. "Hay veces que para comunicar tu relato, tu singularidad, hay que salirse de la DO", opinaba Laura Sánchez Lara. "Hay ciertas zonas difíciles de vender, zonas olvidadas. Para ello hay que provocar la visita, hacer algo competitivo y experiencial, rutas, enoturismo... Entre todos y todas hemos contribuido a que el vino haya rejuvenecido, esté de moda", deslizaba Gemma Vela. "Los Consejos Reguladores son como los equipos de fútbol: cuanto más dinero y presupuesto mejores jugadores. Ahora el problema es que hay mucho marquismo, y la dichosa riberitis y riojitis. En Valladolid, por ejemplo, no se consume vino de Toro cuando muchísimo viñedo está allí precisamente. Todavía hay un largo trabajo por delante porque mola saber conocer pero la gente a la hora del consumo tira de lo que conoce o de la marca de moda", comentaba Carolina Inaraja.
Juventud, divino tesoro, pero siempre complicada cuestión es llegar a ella como clientela si eres bodeguero, distribuidor o restaurador, en un ámbito anegado por multitud de marcas de cerveza. "¿Estamos dando el chance al consumidor del vino que quiere? Tenemos obsesión por atraer a los jóvenes y hay que ser pacientes. Para que haya tres vinos blancos de calidad en una barra de bar te las ves y te las deseas", comentaba con vehemencia y sorna Elena Adell. "En España, a la una de la mañana no tomas un vino en ningún lado, no hay cultura de ello. Y vamos a la cola en cuanto al precio. Hay que hacer ver a todos desde que son jóvenes que se puede beber bien por poco dinero. Entre comillas, el vino es un regalo. Nosotros tenemos un público entregado en nuestro restaurante, un cliente extranjero que se deja aconsejar y acepta lo que le ofreces. Sea Toro o Jumilla", secundaba Huertas.
Mujer y vino: una alianza que va desterrando clichés y estúpidos sambenitos... "Aún hay vecinos o vecinas que si te piden sal a las 7 de la tarde y les abres la puerta tomando una copa de vino piensan que eres una desequilibrada. Eso está cambiando. Reinvidicamos descorchar cuando nos dé la gana. Solas o en compañía. Probar y disfrutar del vino con responsabilidad", arengó Huertas. Antes del almuerzo, cristalizaron las conclusiones finales: "Hay que aprovechar el tirón. El vino es de todos", apostillaba Gemma Vela; "hay que seguir picando piedra, darle valor porque el vino es un gran placer", remataba Huertas; por su parte Laura S. Lara cerraba su turno comentando que "el futuro está en las experiencias alrededor, en las historias, en el relato", al tiempo que Inaraja rezumaba moderado optimismo al declarar que "vamos por el buen camino y todas luchamos por lo mismo. Espero sentarme aquí dentro de muchos años para que comentemos todas los logros que hemos conseguido".
El encuentro se cerró con una estupenda cata oficiada por la enóloga y sumiller (además de brand ambassador de la DO Rueda y formadora en Vinoselección) Ana Lahiguera. Los presentes tuvieron la ocasión de catar vinos elaborados por mujeres que saben muy bien lo que se hacen; José Pariente Blanco 2021 (DO Rueda, con el sello de Victoria Pariente), el rosado Traslanzas 2021 (tempranillo y albillo, DO Cigales, enóloga María Pinacho) y Todo o Nada 2020 (bodegas Viña Mayor, DO Ribera de Duero, con la rúbrica de la Máster of Wine, Almudena Alberca). Con esta terna brindaron los presentes, deseando volver a comentar, debatir, reformular principios y abrir horizontes enológicos en un próximo debate.