Flamante nombramiento

María del Yerro, la mujer al frente de Grandes Pagos de España

Viernes, 27 de Octubre de 2023

La flamante presidenta de la asociación de pagos vitícolas se marca como objetivo la construcción de una vigorosa cultura internacional alrededor de la singularidad de los terruños españoles. Saúl Cepeda. Imagen: Aurora Blanco

María del Yerro (Madrid, 1958) lidera la bodega familiar Viñedos Alonso del Yerro, fundada con su marido en 2002; y desde hace pocos meses también encabeza el plan de ruta de Grandes Pagos de España, organización sin ánimo de lucro constituida con la misión de divulgar la mejor viticultura española y que hoy concentra las voluntades de 36 bodegas de enorme prestigio, aunque ciertamente distintas entre sí.

 

“La idea original de las bodegas castellanas que sentaron las bases de Grandes Pagos de España [GPE] era muy clara: exponer que en este país se hacen grandes vinos de terruño. Con el ingreso en la asociación de nuevas bodegas de otros territorios también nació la vocación de darnos a conocer en el extranjero, donde no estábamos sabiendo vender nuestra excelencia, más allá de ciertas marcas o etiquetas muy concretas”, explica María del Yerro. Alaba asimismo la capacidad de su predecesor en la presidencia de GPE, Toni Sarrión, a la hora de “exponer internacionalmente el valor de las distintas regiones vitivinícolas del país”.

 

La idea de GPE es reunir bajo su enseña vinos singulares de alta calidad elaborativa que manifiesten la tipicidad de unos suelos muy concretos. “Cuando creamos nuestra bodega” –dice la empresaria–, “hicimos un análisis exhaustivo de los suelos con el ingeniero agrónomo Claude Bourguignon. Nadie de nuestro entorno lo había hecho en aquel momento, y cuando desarrollamos una masterclass a la que invitamos a líderes de opinión y bodegueros, muchos de estos últimos advirtieron la relevancia del tema y contrataron a Claude para hacer lo mismo. Asumir de manera general la importancia de los suelos y comprender en detalle sus peculiaridades es algo que ha sucedido en viticultura dentro de los últimos 20 años”.

 

Las bodegas aspirantes a ingresar en GPE, que han de tener una trayectoria mínima de cinco años en el mercado con grandes calificaciones, son sometidas a un riguroso proceso de validación. Asimismo, la asociación cuenta con la auditoría de un comité de catadores, independiente de la órbita de los miembros, encargado de evaluar las referencias que se enviarán a los eventos nacionales e internacionales que celebran. “Nuestra misión no es comercial, aunque eso esté implícito en los resultados del desempeño que tengamos, sino cultural. Además de crear una conciencia sobre modelos vitivinícolas únicos, sostenibles y de gran calidad, también existe una apuesta por un enoturismo plural como herramienta de conocimiento”, manifiesta María del Yerro.

 

 

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