Jornada divulgativa
Sintiendo Paisajes, o cómo entienden la biodinámica siete productores de vino de diversas regiones vitivinícolas españolas

Esta corriente vitícola fue el centro de las conversaciones que siete viticultores de diferentes puntos del país mantuvieron en la sede de la bodega ribereña Cruz de Alba en Quintanilla de Onésimo (Valladolid), intercambiando visiones y experiencias. Raquel Pardo
El pasado 30 de octubre Cruz de Alba, bodega de Ribera del Duero parte del grupo Zamora Company (que a su vez cuenta también con las bodegas Mar de Frades en Rias Baixas y Ramón Bilbao en Rioja) fue la anfitriona de un singular encuentro centrado en la viticultura biodinámica, práctica extendida por todas las zonas vitivinícolas de España en mayor o menor medida, y que tuvo como título Sintiendo Paisajes.
La agricultura biodinámica se basa en considerar la tierra un organismo vivo que mantiene interrelación con el cosmos, la microbiología de los suelos, con el propio cultivo y con el entorno. Hace más de cuatro décadas que se practica en nuestro país, pero sigue siendo, para los consumidores, un tema difuso a la hora de entenderlo. Para el enólogo anfitrión del encuentro, Sergio Ávila, estas prácticas velan por el equilibrio del ecosistema y mantienen los suelos vivos y sanos, y esa condición se transmite luego a los vinos de forma directa y pura.
La idea era conocer cómo afecta el cambio climático a la práctica de la biodinámica en los diferentes entornos vitivinícolas y territorios españoles, para lo que concurrieron a la cita, que tuvo a diversos representantes de la prensa vinícola como audiencia, seis productores de diferentes puntos del país: Carmen López Delgado, de Uva de vida (Toledo), Roger Rovira, de Recaredo (Penedès), Federico Schatz, de Bodegas F. Schatz (Serranía de Ronda), Pilar Salillas, de Lagravera (Lleida), Rafa López, de Sexto Elemento (Valencia), Pilar Higuero, de Lagar de Sabariz (Ourense), además de la aportación de los ingenieros agrónomos Julio Arroyo García Abad y Montserrat Martínez, expertos en biodinámica, y el propio Sergio Ávila, al frente de Cruz de Alba, en una mesa redonda que moderó la periodista alavesa Yolanda Ortiz de Arri.
En palabras de esta última, se trató de “un encuentro agradable y cercano” que, comenta, hace diez o 15 años no habría sido posible, ya que no se habrían encontrado las personas suficientes para hablar de la biodinámica en la viticultura, ni tampoco a una audiencia interesada en ella. Ahora, explica, las cosas han cambiado y en el debate hubo diferentes voces representadas, que la periodista guio por los diferentes aspectos relevantes relacionados con esta filosofía: “Mi idea no era hablar tanto de las fases de la luna o de los cuernos de preparados biodinámicos, que puede ser lo más fácil o lo primero que vemos cuando hablamos de esta disciplina, sino profundizar en otros aspectos”, comenta Ortiz de Arri, quien explica que se habló de lo difícil que puede ser gestionar una propiedad o un viñedo en biodinámica en años donde el clima lo complica todo, como es el caso de este 2023, ya que, recuerda, “no hay atajos, y si vienen mal dadas, los viticultores tienen que aguantarse y resignarse a perder, posiblemente, una parte de su cosecha”. A este respecto, y preguntados por la periodista si alguno de ellos, en años donde es difícil sacar adelante toda la cosecha, tratarían con productos que los aparten de la biodinámica, comentaron todos que, si se es honesto, no se aplica ningún tratamiento en ninguna circunstancia.
Otro de los temas que se hablaron fueron las certificaciones que existen y los sellos que garantizan que un vino es biodinámico y, al respecto, hubo diferentes visiones, aunque los participantes concluyeron que sí es interesante que los consumidores tengan una garantía de que lo que se dice que se hace en el campo y en la bodega es cierto, ya que, comenta Yolanda Ortiz de Arri, “hay quien dice que es biodinámico, pero no hay forma de comprobarlo”.
La comunicación de los procedimientos y la corriente biodinámica y cómo se cuenta a los medios se puso sobre la mesa también ya que “los medios nos solemos quedar con esa parte más friki, pero creo que es una asignatura pendiente lo de saber comunicar mejor qué implica y qué se hace exactamente cuando se practica viticultura biodinámica, más allá de cuernos y esa parte excéntrica”, reflexiona Ortiz de Arri, dando como ejemplo que el productor malagueño Federico Schatz comenta que hay que probar la tierra y, si esta está bien cuidada y trabajada bajo los principios de la biodinámica, solo sabrá a tierra y su sabor será puro, algo que puede llamar la atención de los medios, lo mismo que el hecho, relatado también por Schatz, de andar desnudo entre los viñedos para entrar en conexión con ellos: “Este tipo de cosas es lo que sacan los medios, el color, pero creo que hay temas mucho más importantes, como poner de relieve el papel que puede tener la biodinámica como manera de atajar las consecuencias negativas del cambio climático”, recuerda la periodista, que resume el encuentro como “muy positivo” y valora que se haya podido no solo celebrar, sino que haya despertado interés por el tema y hecho partícipes a productores venidos de diferentes partes del país, que trabajan bajo la influencia de climas distintos, para contar su experiencia ya que eso, opina, da una diversidad de opiniones que, a su vez, pueden generar un debate más largo.
De la misma opinión es Sergio Ávila, quien se muestra satisfecho por haber reunido a productores que “viven por y para la biodinámica”, en sus palabras, y sentarlos a dialogar con personas que, si bien es cierto que han oído la palabra biodinámica, pocas veces han podido estar en un foro como Sintiendo Paisajes, en el que se ha hablado de forma directa, de un modo sencillo y sincero de lo que es para cada productor esta filosofía: “Por otro lado, tener la oportunidad por parte de la prensa de compartir un tiempo con productores que se rigen por el modo de vida biodinámico, de preguntar, profundizar, y luego llevarse información y conocimiento y a la vez es muy importante”, explica, y añade que este evento se hace para intentar generar tanto a productores como a la prensa especializada la necesidad de más encuentros, “en los que todos salimos enriquecidos”, concluye.
Tras el debate, la parte práctica llegó con la cata de los vinos de estos siete productores, una forma de comprobar en qué desembocan las prácticas biodinámicas que con tanta dedicación realizan en sus viñedos.