Sir Cámara

EL NUMERITO

Sábado, 09 de Diciembre de 2023

Estaba uno que yo conozco tan agustito ante las brasas de su chimenea, preparando los aperos castañeros, cuando sonó el tradicional timbre: ¡Ding,dong! A ver quién monta el numerito... porque hoy día no se da puntada sin guarismo. ¡Voooy! El morador desplegó una muestra muy variadita de recursos para intentar desplazarse, casi reptando, y apoyándose en el bastón cómplice y, por fin, jadeando, consiguió llegar y abrir la puerta. Sir Cámara

 

[Img #22826]El recién llegado,molesto con la demora para ser atendido, dijo: hola, soy el año nuevo, el 2024, y venía a preséntame y a montar literalmente el numerito, pero casi lo acabamos antes de iniciarlo. Oiga, dijo medio en broma medio en serio, ¿por qué anda usted doblado, casi en ángulo recto?

 

Estoy buscando setas - contestó-. ¿No lo ve…? Concretamente el muy cotizado Boletus Losetarius que brota, y este año mucho más, hasta en la entrada de mi casa. Una variedad micológica que hoy día está muy cotizada y tiene un papel protagonista en todas las salsas.

 

El año le felicitó las fiestas y se marchó ladrando:

   

¡Guauuu, cómo molan los eventos cíclicos y emotivos que mueven copas y platos!

 

Al regresar el arrastrado al interior de su casa observó que el televisor estaba llorando; pero no  porque llevara casi veinte minutos solito, que sí,  sino porque en  ese canal que tenía sintonizado no había  argumentos de contenido gastronómico. Un numerito culinario que cambió protocolos y consiguió que todo el mundo pusiera el mando de la tele sobre la servilleta y entre los cubiertos.

 

¡Hombre, por favor, que esto de poner platos, vasos, sartenes y cazuelas en cualquier temática televisiva ya es un género en el mundo de la producción propia y, por extensión, de la comunicación! Que en los reportajes de calle ya hasta se pregunta directamente con una alcachofa en la mano…

 

Cambió de canal y se recuperó la normalidad. Por fin encuentro a alguien cocinando en un  programa, afirmó el morador-. eso sí, nada nuevo bajo el sol más allá de “nuestro crujiente” y de  las clásicas muletillas gastronómicas, que saltaron a la escena mediática y que ya suplican renovación, como “algo que te hace la boca agua”, “cocinado con mucho mimo”,  el inevitable “hecho con mucho cariño” y el clásico que ofrece recetas “como las hacían nuestras abuelas…”

 

Vuelvo a cambiar de canal y encuentro otro programa de gastronomía, en el que no se cocina,  se encuesta a la gente en un mercado, y veo a una señora comprando en una pescadería, con más criterios que Cousteau, hablando del tipo de pescado que había elegido y de sus procedencias, aportando a la vez criterios para cocinarlos, y comentando además  el aprovechamiento anatómico del pescado, del marisco y de las algas…

 

Un portento de mujer que dotó de contenido esta emisión y, tras un bloque comercial de tres meses, el programa continuó: la señora liquidó su cuenta, se marchó y el pescadero, mientras le acortaban el plano facial, relató que aquella mujer, que podía ser la ministra de Consumo, le había explicado que cocinar con mimo no significaba hacerlo como si fueras Marcel Marceau. Igualmente, manifestó que cocinar con cariño era algo  muy difícil en la mayoría de  las ocasiones, sobre todo si tienes un familiar accidentado y con baja laboral al que tienes que llevar la colección de tupers cargaditos de alimentos sensatos y preparados con cierto criterio, recogerle y llevarle cantando bajo la lluvia a los controles médicos,y, además,  cuidar a la otra parte de la pareja, también averiada…

 

Incluso cuando tienes una vida tan complicada, puedes  hacer unos estupendos platos. Como dijo el pescadero, se trata de saber comprar y saber cocinarlo debidamente, y rellenar cada día con una sonrisa  para hacer grata la convivencia. Todos estos numeritos generalmente propician que descubramos gente muy valiosa en la que no se repara todos los días.

 

Pues eso, que la realidad sigue superando a la ficción, entre fogones, camillas y antiinflamatorios.

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