LANZAMIENTO
Valtravieso: dos vinazos en 2024 para 30 años de fría audacia en la Ribera
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Enfocada en nuevos horizontes y en la recuperación de viñedos presa del olvido, la bodega conmemora en 2024 tres décadas de su primera elaboración como vino de páramo. Para tributar la efeméride, presenta dos nuevas elaboraciones que ahondan en ese perfil de finura y frescura mineral en Ribera del Duero. Javier Vicente Caballero
Páramo de pobre temperamento, ancha horquilla térmica, terreno calizo y una altitud ligeramente por encima de los 900 metros. Esos son los ingredientes con los que se elaboran los vinos de la bodega Valtravieso, que en este 2024 presenta un par de novedades esplendorosas. Sigue como denominador común esa finura y elegancia que se aleja de pesadez, volumen y ampulosidad, en pos de una frescura natural que salvaguarde a su vez el sueño de la longevidad. “Tratamos de poner en valor una Ribera de Duero diferente ahora que cumplimos tres décadas desde la primera elaboración. ¿Qué queremos ser? ¿Los mejores? No, simplemente, los diferentes. ¿Y cómo lo hacemos? Pues gracias a nuestra ubicación en Piñel de Arriba (Valladolid), con ese páramo calizo, ese clima extremo y esa mínima intervención, con viñedos olvidados y sabios”, reflexiona Pablo González, consejero delegado de la bodega.
![[Img #23033]](https://sobremesa.es/upload/images/01_2024/6980_uva-tempranillo-valtravieso.jpg)
Fruto de la exigencia
Para este ejercicio que acabamos de estrenar asoman dos novedades: Valtravieso Vino de Finca 2020, un vino fruto de la adversidad y la exigencia. “Embotellar paisaje parece un término manido y cursi, pero en este caso es así, es una realidad. Defendemos el concepto de terroir de una innegable belleza”, aboga González mientras catamos este 2020. Denota frescura, acidez natural, tanino bien pulido, frutos rojos sin avasallar y fruta negra, toffe, pimientas, a la vez que sílex, tiza y pólvora. Consta de un 82% de tinto fino, y el resto se lo reparten cabernet y merlot (variedad más frecuente en la zona arcillosa de Finca Revilla). A futuro, esperan contar en el coupage con garnacha y hasta malbec. Tiempo en barrica, 13 meses en roble francés de grano fino. “El vino de parcela lo vamos a radicalizar. Raspón, microvinificaciones... A ver hasta dónde nos lleva el suelo calizo. Nos gustan vinos con estructura, en vertical, con crianzas largas sin amaderar. Tenemos fudres de 500 litros para dar estilo, pero que la finca hable”, tercia Ricardo Velasco, el enólogo de la firma. Su producción, unas 14.000 botellas.
![[Img #23031]](https://sobremesa.es/upload/images/01_2024/3708_valtravieso-vino-finca.jpg)
Seriedad Non Vintage
Por otro lado, catamos con gusto y curiosidad el Gran Valtravieso Non Vintage Blend, que supone “la mejor expresión de la finca y que no se lanzará todos los años”, comentan en la bodega. Se trata de un blend de tres añadas (en este caso 2018, 2019 y 2020). Son apenas 1.000 botellas de un monovarietal de tinto fino. “Se vinifican por separado las partes más calizas de la finca, que son tres microparcelas con vetas arcillosas, en algunos casos éstas van con raspón”, explica Velasco. Las añadas han envejecido tiempos diferentes (incluso la 2020 no pasa por barrica) y el ensamblaje pasa un año en fudre de 750 litros. Un vino profundo y aromático, muy mineral, al que le irá bien pulir aristas en botella. Otros hermanos de bodega como el Gran Valtravieso de 1994 y especialmente el 1995 denotan una luminosidad de clase, aún con pulso firme en boca, al alcance de muy pocos.
![[Img #23034]](https://sobremesa.es/upload/images/01_2024/9561_gran-valtravieso.jpg)











