Sobremesa para Celler Can Roda

La emoción escondida del Celler Can Roda

Miércoles, 14 de Febrero de 2024

Un oasis semioculto, un vergel de ensueño, un entorno de privilegio. Celler Can Roda ilustra la grandeza de una pequeña bodega. Redacción Sobremesa

Acodada junto al Maresme y el Vallés Oriental, mecida por la placidez del paisaje mediterráneo, el Celler Can Roda trabaja con denuedo e ilusión los suelos, cepas y variedades dentro de la DO Alella, una de las más veteranas de la Península. A escasa distancia de Barcelona se alza esta masía llena calma y verdor, que desde 2010 se dedica a la elaboración de vinos, siendo una de las casas señeras de la pequeña DO Alella que cuenta solo con nueve bodegas. Mimados como jardines, las elaboraciones de estos viñedos se enraízan en la más honda viticultura catalana, exportándose y proyectándose al mundo como reflejo de singularidad y temperamento únicos.

 

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Veinte hectáreas de viñas alfombran los dominios de Celler Can Roda, donde crecen con tipicidad la pansa blanca (original de la región, la más frecuente, en otras latitudes se denomina xarel·lo), moscatel, merlot y cabernet sauvignon. El cultivo en ecológico marca los tiempos y la metodología de trabajo en estos pagos. De resultas, soberbios vinos espumosos, blancos, rosados y tintos, dulces e incluso vermut de aperitivo, hechos con la referida pansa blanca. Sus vinos, bendecidos por la donosura del parque natural de la Sierra de Marina –una cadena montañosa con una altitud moderada que nunca rebasa los 600 metros– proceden de suelos de sauló o granito meteorizado que les confiere esa frescura y esa identidad marcada.

 

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Como sede y piedra angular, la masía, histórica, monumental, elegante e imbricada en el paisaje. Sus inicios se remontan a 1447 como certifica el Archivo Diocesano de Barcelona. Tuvieron que pasar cuatro siglos hasta que la propiedad fuera adquirida por la saga Bonaplata. Se decidió derribar el pasado y levantar la masía actual, a las afueras de Santa María de Martorelles, custodiada y protegida por 40 hectáreas de bosque y viñedos. Su estilo, inédito: planta cuadrada con predominio de azulejo sobre piedra. Un enclave perfecto para sumergirse en la idiosincrasia y la maravilla tanto de los parajes como del propio celler.

 

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Si estás pensando visitar una bodega de vinos en Barcelona, en Celler Can Roda vas a encontrar divertidos y muy diferentes planes. El enoturismo y la emoción de la visita al celler y los viñedos supone otra de las fortalezas de la bodega. Un marco idóneo para encuentros gastronómicos, degustaciones de productos de la zona con aromas de vermut y espumosos, eventos privados para fechas marcadas en rojo en el calendario, calçotadas o paseos a caballo, picnic en pleno bosque y desayuno o brunch entre viñedos, celebraciones solidarias, yoga y conciertos con el cielo como telón y horizonte... Celler Can Roda dispone de espacios para reuniones de empresa, team building, catas de quesos y chocolates en la masía, cenas y maridajes, con cursos y talleres de cocina entroncados con los vinos de la bodega. Celler Can Roda representa todo un compromiso con la tradición, con la familia y con esta tierra emocionante. 

 

 

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