De Provenza al mundo
Lujo en París con Château Sainte Marguerite

Que Provenza produce algunos de los rosados más pálidos y refinados del mundo es ya algo bien conocido por los aficionados. Quizá por eso los propietarios del Château Sainte Marguerite, Grand Cru de la AOC Côtes de Provence quisieron destacar no solo sus lujosos “rosés” sino también los otros colores de su nueva colección de vinos “Marguerites en Provence”, en lo alto de la gama de la casa, con una espectacular cena de cata y maridaje para la prensa del vino de varios países europeos, celebrada el 8 de febrero en el icónico restaurante l’Oiseau Blanc del hotel Península, galardonado con dos estrellas Michelin. Luis Vida. Imágenes: Archivo
Presentó el acto Olivier Fayard, segunda generación de la familia al mando desde 1977. Sainte Marguerite posee hoy unas 200 hectáreas divididas en 11 parcelas en distintos paisajes de la Provenza, cultivados en agricultura ecológica certificada desde 2003. La entrada del grupo Pernod Ricard ha supuesto un empuje para la inversión y la comunicación, con una renovación ambiciosa de la gama de vinos en clave internacional.
La presentación no pudo ser más espectacular, con los maridajes dirigidos y comentados por Florent Martín, mejor sumiller de Francia en 2021, y la cata y descripción de los vinos a cargo de Elisabeth Gabay, Master of Wine reconocida como una de las personas que más sabe de rosados en el mundo y autora de libros como “Understanding the Pink Wine Revolution”y “Rosés of Southern France”, aún sin traducción al español.
El rosé 2023, como no, fue el elegido para dar la bienvenida con unos aperitivos de gran altura y sofisticación. Es una elaboración de capricho que parte, principalmente, de uno de los mejores viñedos de la casa en la villa de La Londe. La garnacha tinta con algo de cinsault y la blanca rolle/vermentino, cultivadas sobre suelos de arcilla y arena con cantos y cuarzo, aportan una entrada golosa y un gran repertorio de paisaje mediterráneo en un vino que, para la Master of Wine, “va más sobre la estructura que sobre la fruta”. Las armonías fueron sencillamente perfectas.
El turno del blanco 2022 llegó con un carpaccio de caballa con té negro, pimienta tostada y tomillo limón. De una viña dos veces centenaria de la variedad rolle, fermenta y madura varios seis meses en roble nuevo, y tiene ese perfil exótico y voluminoso de los blancos internacionales modernos, con un repertorio de cítricos y, sobre todo, la salinidad de unas parcelas que miran al mar. Su cierre levemente amargo aligeró la grasa del pescado azul, aunque la nota perfecta la dio al final con un postre de kiwi que llevaba, entre otros adornos, wasabi y flores de jazmín.
La cuvée tinta del 2021 sorprendió por su frescor y equilibrio. Del syrah y garnacha del viñedo de La Londe, madura 24 meses en roble pero guarda gran equilibrio entre la parte frutal de moras y naranja dulce, los matices balsámicos y especiados del paisaje y los achocolatados de la barrica. Con taninos ya muy redondos, en una línea Nuevo Mundo muy bien llevada, acompañó al pichón en costra de especias, membrillo macerado, cítricos y ciruela fermentada.
Una velada perfecta en el corazón del París más chic con todo el glamour de la Provenza nueva y de siempre.