Javier Fernández Piera

Los otros primeurs

Domingo, 21 de Abril de 2024

En unos días se pondrá en marcha la maquinaria: la venta “en primeur” de los vinos de Burdeos. Ese magistral invento para vender vino “sobre plano” y financiar la mayor parte de la producción que está por hacer, ese sistema de cupos y esa exclusividad reservada para unos pocos… Efectivamente es para muy pocos, pues el precio medio real de una botella de Burdeos (más allá de esta venta a la avanzada) está en torno a los 5€. Javier Fernández Piera

Los grandes vinos de Burdeos son extraordinarios, y algunas de las mejores bodegas del mundo están ahí. De la región vinícola por excelencia no solo se aprende a hacer vino, sino también a venderlo: en ambas aptitudes son grandes maestros. O así lo eran: hay que tener claro que el abanico es gigante y que no todos sus vinos son “grandes” … con unas 9000 bodegas es imposible “que todo el monte sea orégano”. Esta es una de las consecuencias de estar entre las regiones más populares y de que todo el mundo quiera esos vinos: aumenta la demanda y aumentamos la oferta, ¡qué error! Entonces sucede el fenómeno del que estamos hartos de quejarnos en España: “vender a precio”. Pues sí, los châteaux también lo hacen, también lo sufren… Por eso me sorprende cuando un elaborador de Entre-deux-Mers me identifica en uno de los viajes organizado por el Grand Conseil y dice “¿Español? A ver si nos enseñáis a vender vino, ¡que vosotros sí que sabéis!”.

 

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¿Nosotros? Nosotros no nos hemos enterado que en la base de la pirámide hay elaboradores cuyos vinos son desconocidos y que están sufriendo por vender su producción ¿nos suena de algo? Lo que sí deberíamos ya saber de sobra es que hay grandes compradores que son expertos en apretar precios, comprar muy bajo, vender a volumen y rotar stock a la vez que atraen clientes, con el único daño colateral del bodeguero, que no ha tenido otra salida para sus vinos. Porque, aunque se está levantando viña en Burdeos, no es suficiente: sobra vino. Por si fuera poco, el sistema francés de elaboradores que venden a negociantes ha dejado hace mucho de ser estanco y, hoy, casi todo vale. El Burdeos básico, como en el resto del mundo del vino, necesita reiniciarse completamente. La producción debe bajar mucho más de lo que se imagina, y los precios tienen que subir de manera que cubran la elaboración y comercialización a los elaboradores.

 

Mientras tanto, ahí en medio encontramos algunas joyas. Soy fan del centro de la pirámide: vinos que te pueden dar gratas sorpresas agradables sin doler al bolsillo. Los que llamo “Burdeos abordables”, y hay auténticas maravillas. Vinos que en esa relación calidad-placer que nuestro cerebro busca, son insuperables por los grandes vinos, porque hay cupo, porque están hechos por los primos, sobrinos y nietos de quienes hicieron historia en Burdeos, porque ahora están haciendo las cosas un poco diferente ¿mejor?, y porque aún están por descubrir. Por desgracia, o quizá, por suerte, estos vinos no estarán en los primeurs.

 

En los primeurs, se venderán los vinos de 2023 que saldrán al mercado en 2026. Vinos que están por terminar, pero en cuyas catas se puede apreciar ya su potencial. Últimamente el clima está regalando grandes añadas a Burdeos pero, aun así, el riesgo está ahí: pagar de 20 a 200 euros por vinos que pueden duplicar al menos su valor cuando salgan al mercado, o no. Y sobre todo, asegurarse un cupo cuando todavía lo hay.

 

No se puede negar que hay ciertos vinos que justifican cada euro invertido. Esos elixires divinos que dan fe de la maestría de los enólogos y la grandeza de los terruños de Burdeos. Pero cuando no seas el “primeur” en llegar y esos vinos dejen de estar al alcance, mira más allá. En medio de la frenética carrera por asegurar una excelencia heredada, hay quienes encuentran la belleza en la sencillez, la honestidad en un vino accesible. Hay un mundo de descubrimientos entre estos “deuxièmes”, abordables, que están esperando en los rincones menos explorados de la región vinícola de Burdeos. Con uno de ellos levanto la copa y deseo grandes éxitos a la campaña de este año. ¡Larga vida al buen negocio del vino!

 

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