En plena naturaleza
Hotel César Lanzarote, tu casa perfecta en el volcán

Hay lugares en el mundo únicos. Y por supuesto, irrepetibles. Paisajes adaptados por el hombre modificando su perfil para la supervivencia. Mayte Lapresta. Imágenes: Arcadio Shelk
En los valles volcánicos del paisaje lunar de La Geria la labor humana ha transformado kilómetros de ceniza en formas curvas repetidas hasta el horizonte que acogen, cada una, la cepa verde y frondosa, como un milagro de la naturaleza. En ese entorno excepcional, con el océano tiñendo el fondo, se alza César Lanzarote, un hotel distinto, rodeado de viñedo y de huerto, con tan solo 20 habitaciones y altas intenciones gastronómicas, que abre una nueva línea de lujo sostenible y culto en la hostelería alta calidad de la isla. Lanzarote, toda ella, es una isla imposible. Dulcificada por el mar azul y por el blanco de sus construcciones, el contraste con el negro y el rojo volcánico crea un juego visual de una hermosura absoluta. Y de eso se enamoró César Manrique, polifacético artista comprometido con la isla y su belleza cuyo sello se palpa en cada rincón.
El ecohotel César Lanzarote es un homenaje al espíritu de Manrique que sobrevuela todo el cielo de la isla. La casona perteneció a Gumersindo, padre del famoso artista y el purismo de sus formas y líneas denota la inspiración clara en su obra. Verde, blanco y negro firmado por la interiorista Virginia Nieto que lidera los proyectos del grupo hotelero Numa Signature y que en Lanzarote ha querido estar en absoluta comunión con el simbolismo del artista, verdadero creador de toda una estética que convierte la lava en elemento decorativo. Pero no es solo físico el logro de este pequeño hotel boutique. A su piscina a modo de laguna, sus espaciosas habitaciones y sus patios alegres se une toda una filosofía culinaria. Detrás, Juanjo López, el ilustre chef de La Tasquita de Enfrente que asesora al grupo hotelero. Sin apartarse de sus principios y anteponiendo el producto a las formas y maneras, Juanjo ha creado en las Canarias un estilo propio, muy local, gracias a la sincronía que ha demostrado con el grancanario Alejandro Martín, chef ejecutivo del complejo, que aporta sabiduría de proximidad y registros de su memoria sápida.
Así, la pureza y limpidez que caracteriza la cocina de Juanjo se desarrolla a través de una carta, un menú degustación, unas sugerencias ligeras para el mediodía o el room service y un brunch irrenunciable de nueve pases. Desde la elección perfecta de la exuberancia frutal que ofrece la isla o los lácticos de Finca de Uga para el desayuno, pasamos al que puede ser el mejor sándwich club de la historia hotelera o a la ensaladilla perfecta. Bocados tradicionales canarios como las papas arrugadas con mojos, el almogrote (en este caso suavizado con nata), la morena frita en chips con toda la potencia grasa de su piel para un picoteo adictivo o la frescura de sus verduras recién recolectadas en el huerto. Pescados de las lonjas de la isla y camarón o carabinero de La Santa, una delicia poco común exclusiva del lugar. Por supuesto, cochino negro cocinado 24 horas a baja temperatura con la piel crujiente sobre parmentier de batata. La sala, de 10, con sumillería de Cristina Pardo y servicio irreprochable liderado por Moisés Santana. Y en su entorno, más verdad y más paisaje, con un huerto ecológico que parece un jardín, pero surte cada día de producto fresco a la cocina, apoyada por la cercana y hermana finca La Machinda, donde al mundo vegetal se unen gallinas y ganado. Pero el lugar no tendría sentido si, además, no hubiese viñedo y vino. Porque César también es un hotel enoturístico enclavado en un viñedo singular que elabora sus propios vinos, con la malvasía y la listán negro como emblema y con una apuesta por los vinos de parcela.
En el viñedo único de Lanzarote nacen vinos que son fruto del esfuerzo maravilloso de gentes humildes y de pensamiento abierto que ante la falta de todo recurrieron a la imaginación para poder sacar zumo del volcán. Un milagro de especies autóctonas en pie franco y cepas frondosas entre piedra y lava que son trabajadas por la bodega Jable de Tao perteneciente a la finca de César Lanzarote. Joyas de poca producción con diferentes crianzas (barrica, hormigón, tina…) y variedades (listan blanco y negro, malvasía, verijadiego…).