El camino es el vino
El vino de la semana: Amatria Despistao 2023
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El de esta semana es un vino tinto que viene de Navarra, con un curioso nombre que habla de esa parte humana que es imposible separar de las elaboraciones. Sin embargo, no es fruto del despiste, ni mucho menos. Raquel Pardo
Qué frivolidad puede parecer lo de que te apetezca un vino por la etiqueta. Lleva a pensar en que es la imagen, y no lo que hay dentro, lo que nos importa, sobre todo en tiempos en los que la foto cuenta tanto, o más, que la realidad.
Pero a veces, la etiqueta dice mucho más de lo que se intuye por una rápida mirada. Puede sintetizar, de una forma estética y seductora, el carácter, o alguno de sus rasgos, de las personas que están tras un proyecto de elaboración. Puede hablar de sueños, de objetivos, de recuerdos o de homenajes, de vínculos con elementos emocionales que, de algún modo, se quieren transmitir a las personas que elijan ese vino y no otro en una estantería o la carta de un restaurante.
Por eso, antes de seguir leyendo este artículo, animo al lector a fijarse durante unos instantes en la etiqueta del vino de la semana, y también, en su nombre: Despistao, así, como se lee. En el centro del marbete, una puerta en forma de arco con unas escaleras que parecen conducir a las estrellas. La puerta está suspendida, como flotando, en la imagen ¿Qué puede significar?
Un despistao está como en el aire, sin posarse en ningún sitio, y con la mirada puesta (o eso suele decirse de ellos, o de nosotros- no puedo evitar incluirme-) en las estrellas. El despistao es soñador, a veces despierta ternura y, cuando se le olvida algo, llama a la indulgencia con la promesa de que no volverá a ocurrir… Pero se sabe que habrá más y más despistes, porque es parte de su carácter.
Así, despistadas, es como se ven las dos personas que están detrás de este vino, el benjamín de la familia Amatria, un proyecto radicado en Tierra Estella puesto en marcha por Josu Amatria y Raquel Elizalde. La familia de Josu es de Ayegui, origen de la iniciativa, que se fundamenta en recuperar y trabajar viñedos viejos, principalmente de garnacha, a lo largo de varios pueblos del noroeste de la comarca; aunque también incluye otro en el oeste, un tinto, también de garnacha, pero con DOC Rioja de viñedos en Bargota. En total, unas cinco hectáreas que se reparten en 16 parcelas que forman parte del paisaje habitual que contemplan los peregrinos a su paso por las localidades de Ayegui, Cirauqui, Artazu o Mañeru. Las uvas, como esos caminantes, también tienen algo de peregrinas, y le deben al camino haberse asentado en zonas como esta.
Despistao es, pues, el nombre de este tinto, el que Josu y Raquel llaman “el pequeñín” de su familia de vinos y que alude a ese rasgo de carácter que ambos comparten, el despiste, pero también a una personalidad soñadora, que se abstrae de vez en cuando para entrar en su propio universo creativo, donde nadie moleste o interfiera. De ahí la escalera a las estrellas.
Elaborado con garnacha, el primer año se elaboró solo con la variedad tinta, pero esta cosecha, de 2023, contiene ya garnacha blanca y roya. Se despalilla al 50% y se pisa la uva en depósitos abiertos, para conseguir una explosión de fruta en la nariz que va creciendo y sumando notas silvestres, de flores y hierbas de monte. El trago es fluido y vibrante, preciso, alegre, casi adictivo, que se bebe sin darse cuenta a poco que uno se despiste…
En lo que no hay que despistarse es en hacerse con alguna de las poco más de 2300 botellas que hay de esta añada.
PVP: 12 €